Capítulo 38. Amigas de mi suegra..

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—Esa es Marybeth —dijo Martha, apuntando a otra mujer bajita sentada al lado de Gypsy—. Ella y yo somos conocidas como M&M. ¡Ja! ¡Lo entiendes! —dijo ella, dándole un codazo a Anastasia.

Anastasia Rió.

—Y yo soy LouAnn —dijo una mujer alta a la derecha de Anastasia. Tenía
acento de Louisiana, el más grueso que había escuchado jamás, y le gustó inmediatamente—. Somos tus Magnolias de Acero(Steel Magnolias es una película basada en la obra de teatro homónima de Robert Harling y adaptada al cine por él mismo. Es la historia de seis mujeres muy diferentes y especiales, que viven
en un pequeño pueblo de Luisiana.), ¿verdad señoras?

Las mujeres asintieron estando de acuerdo.

—No tengas miedo de nosotras Anastasia —dijo LouAnn—. Solo vamos a usar tu cerebro por un par de horas, ¿verdad señoras?

Las mujeres asintieron.

Sus ojos brillaban, y en sus rostros lucían sonrisas maliciosas.

—Nada de qué preocuparse. —Se inclinó hacia Anastasia—. Solo queremos saber tus más profundos y oscuros secretos. Eso es todo.

Las señoras chillaron de risa.

Marybeth intervino.

—Ahora no vayan a asustar a la pobre hasta la muerte. Solo acaba de llegar. ¿Y quién dijo que podías empezar a beber, LouAnn?

—Oh, cállate. Solo es un poco de whisky. No puedes hacer daño a una
hormiga —sostuvo ella.

Anastasia no lo podía creer.

¿Whisky en el té de LouAnn un domingo por la tarde?

¿Una respetable miembro de la iglesia?

Estaba impresionada.

—Anastasia, cariño, pongo whisky en mi té por mi salud —explicó LouAnn.
—Pones whisky en tu té para emborracharte —señala Martha.

Anastasia ahogó una risita.

—He puesto whiskey en mi té porque Dios hizo el whiskey. Y si Dios hizo el
whiskey, entonces va en mi té, Martha.

La Sra. Grey regresó a la mesa rodando los ojos.

—¿Estás hablando otra vez sobre tu problema con la bebida , LouAnn?
Porque juro, tenemos una invitada aquí y ustedes chicas no pueden tener las cosas ocultas por más de cinco minutos.

LouAnn se colocó derecha en su asiento y tomó un largo sorbo a su té con whiskey.

Colocó la taza cuidadosamente en el plato y se dirigió a Anastasia.

—Bueno, ahora que está todo dicho. Anastasia, cariño, puede que tenga un leveproblema con la bebida. —Gypsy se moría de ganas por hablar, pero la Sra. Grey golpeó su brazo y le dirigió una mirada de advertencia.

—Estas mujeres se supone que están ayudándome a pasar por mis pruebas y tribulaciones, pero la única cosa que han fomentado es que siga bebiendo.

—Dios no hizo el whiskey, LouAnn. No sé de donde sacaste eso. Jesús convirtió el agua en vino, pero el vino no es whiskey —dijo Martha.

—Oh, silencio, Martha. Es simbólico. El hizo el alcohol para nuestro disfrute.

Anastasia mordió su labio inferior para evitar decir Amen.

—Esa es la cosa más ridícula que he escuchado —dijo Sra. Grey—. Él hizo
el vino para gente que podía manejarlo. Esa no eres tú, LouAnn. Dame esa taza. —Se extendió y tomó la taza, derramando un poco de té en el lugar de LouAnn—. Y ahora —empezó, mirando alrededor de la mesa—. Vamos a volver a empezar, una pausa, y volvemos a empezar. —Parpadeó y sonrió—. Sándwiches de pepinillos, ¿alguien quiere?

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora