Capítulo 9. Un corazon roto

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Anastasia no quería alarmar a Christian.

No tenía caso decirle que el acoso en la escuela se había intensificado tan pronto como se supo sobre su relación.

Los estudiantes eran despiadados.

Todos estaban involucrados.

Incluso Jacob había cambiado pero ella entendía por qué.

Él estaba asustado por su comportamiento tan extraño aquella mañana del lunes pasado.

Ella había enredado sus manos
alrededor de su cuello después de todo.

No podía esperar que él siguiera diciendo «hola» en los pasillos.

Pero no era abusivo con ella.

Solo permanecía alejado.

—Caramba, si hubiera estado follando con mi profesor de matemáticas,
adivino que también me estaría graduando —le dijo Leila a Anastasia una mañana antes de clases.

—Me gané mi graduación —respondió Anastasia. ¿Por qué? ¿Por qué Anastasia? ¿Por qué dirías eso? ¿Por qué dejarse llevar después de todo?

Un grupo de estudiantes estallaron en carcajadas.

—Sí, lo hiciste —respondió uno, simulando una mamada.

Anastasia puso los ojos en blanco y tomó asiento.

Solo faltaba una semana y media.

Podía lograrlo si el profesor sustituto no le fallaba.

Se dio cuenta que incluso la señora Donovan parecía estar en su contra.

Un castigo por su engaño.

Ella dejó signos sutiles en los exámenes de Anastasia.

—¡Hola! Déjame ver tu examen solo un segundo —Anastasia le dijo a Jacob después de clase.

—¿Eh?

—Solo déjame ver —dijo, arrebatando su hoja.

Sostuvo los exámenes lado a
lado y comparó las marcas rojas.

Bastante segura, sus respuestas incorrectas habían sido marcadas con una enorme y molesta X roja que abarcaba una cuarta parte de
la página.

La X de Jacob era mucho más pequeña

—. ¿Qué demonios?

Anastasia abordó a la señora Donovan.

Golpeó los exámenes que había en el escritorio y se inclinó.

—¿Qué es esto?

—¿Qué es qué?

—Estas X en mi examen. ¿Por qué las de Jacob no son tan grandes como las mías?

—¿Es en serio Anastasia?

—Sí. —La señora Donovan parpadeó—. ¿Por qué mis X son enormes y las de Jacob son tan pequeñas? —preguntó Anastasia.

No lo iba dejar pasar.

Eso era acoso y nada menos que ¡por un profesor!

—Anastasia, quizás revisé los exámenes en diferente momento. —La señora Donovan sonaba molesta.

—¿Espera que me crea eso?

—Francamente, no me importa si lo crees. Estás paranoica.

—Sé lo que está haciendo. ¿Intimidación mediante signos? Acóseme lo que quiera. No puede hacerme fallar. Voy a aprobar esta clase y largarme de este infierno.

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora