Capítulo 5. Mejor Amiga

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Anastasia esperó junto al casillero de Avery el lunes por la mañana.

Pareció pasar una eternidad antes de que su amiga rodeara la esquina y se dirigiera hacia ella.

Estaba mirando al suelo mientras caminaba.

Avery nunca miraba al suelo.

Miraba hacia delante con confianza.

—¿Estás enfadada conmigo? —soltó Anastasia.

Avery no la miró cuando abrió
su taquilla.

—Vete.

—No.

—Dije que te fueras.

—Por favor, habla conmigo —suplicó Anastasia.

—¿De qué? —preguntó Avery.

Su tono carecía de emociones.

Se quedó de pie mirándose la cara en el espejo colgado de la parte interna de la puerta de la taquilla.

—Huí. Estoy en la casa de Christian.

—Felicidades. Espero que ustedes dos sean muy felices juntos.

—¡Avery! —gritó Anastasia, agarrándole los hombros a su amiga—. ¡Mírame!

Avery finalmente le miró la cara a Anastasia y jadeó.

—¿Qué demonios le pasó a tu ojo?

—Mi papá.

—¿Te pegó?

—Sí. Pero escapé. Estoy viviendo con Christian. Nunca volveré a casa. En
realidad, no puedo. Papá me repudió. Dios, Avery. ¡Tengo tanto que contarte! Quería contártelo este fin de semana, pero no podía ponerme en contacto contigo. Te llamé desde el teléfono de Christian…

—Ya no tengo mi teléfono —interrumpió Avery.

Las chicas se quedaron en silencio por un momento.

—Tu papá se encargó de llamar a mis padres y contarles lo que pasaba contigo. Dijo que no estaba seguro de si yo estaba implicada en tu… ¿cómo lo dijo? Oh, sí…en tu «jueguito de engaño». Entraron en mi habitación de golpe. Me quitaron mi teléfono. Vieron el número de Gavin. Y eso fue todo.

Cerró bruscamente la puerta de su taquilla y se dirigió pasillo abajo.

Anastasia la siguió.

—Lo siento. Cometí un error —dijo Anastasia, tirando del brazo de Avery.

Avery se detuvo de repente y se giró hacia su amiga.

—No, Anastasia. Tú no cometiste un error. Un error es cuando calculas mal un problema en tu examen de matemáticas. Ése es un error. ¿Está bien? Sabías qué estabas haciendo en ese cine. Sabías que estabas haciendo una escena. Sabías que eso podía arruinarte a ti y a Christian. —Se detuvo un momento—. Y a mí. Lo sabías, y lo hiciste de todos modos porque eres egoísta. No lo llames un «error». Admite lo que realmente es. Un pecado. —Se dio la vuelta y siguió por el pasillo.

Anastasia se quedó perpleja.

Y luego la perplejidad se convirtió en enfado.

Corrió por el pasillo tras de Avery, alcanzándola.

—¿Desde cuándo empezaste a pasar tiempo con kate? —esperó.

—Que te den.

—¡Hablo en serio! ¿Qué demonios fue ese comentario? ¿Un pecado?

—Solo te digo lo que es —replicó Avery.

—No pequé en tu contra, Avery. Metí la pata. Cometí un…

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora