Capítulo 44.

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Dylan se echó a reír.

—Esa es mi chica, justo ahí. ¿Quieres saber por qué he salido con tantas chicas todos estos años y nunca he sentado cabeza? Estaba esperando a que ella apareciera.

—Dylan, esa es una idea terrible.

—¿Por qué? Estás saliendo con una chica más joven. Recuerdo que la pequeña señorita Anastasia tenía diecisiete cuando ustedes dos empezamos a verse.

—¡Es una cosa completamente diferente! —argumentó Christian.

—¿Cómo es eso? —Dylan bajó las piernas del mostrador y se puso de pie.

—Es raro. ¿Qué somos? ¿El club de «Salimos con chicas mucho más jóvenes»?

—Puedes ser el presidente ya que tú lo comenzaste —dijo Dylan.

—Cállate. Estoy hablando en serio.

—No puedo negar que Anastasia tiene una amiga sexy. Y tiene diecinueve.
Perfectamente legal. Y ella es mi sueño hecho realidad.

—Jugaste a las cartas con ella una noche. ¿Cómo puede ser la chica de tus sueños? Esto es pura química.

—Nop. Su cerebro, amigo. Me di cuenta de cómo opera. Es increíblemente inteligente. Me mantendrá alerta. Me desafiará. Me entretendrá.

—Ella no es un animal de circo, Dylan. Es una chica de carne y hueso. Con
sentimientos. Y los vas a lastimar. Y no voy a dejar que lo hagas porque no puedo hacer frente a ese tipo de consecuencias.

Christian podía verlo ahora: Avery entrando por su puerta llorando
desconsoladamente.

Una sesión de sollozos durante toda la noche acerca de cuán horribles, estúpidos y crueles son los hombres, y tendría que permanecer sentado
hasta el final del asunto y estar de acuerdo.

Todo mientras repartía pañuelos de
papel para las lágrimas y cucharas para el helado.

A la mierda con eso.

—No va a suceder —decidió Christian—. Puedes olvidarlo.

—Tenemos una cita el viernes.

—¡Maldita sea, Dylan!

—Me encanta cuando utilizas aliteraciones.

—Vete a la mierda.

—Relájate, hermano. Todo saldrá bien. Es solo una cita. Ella puede terminar odiándome al final de la cita.

—Eso espero —murmuró Christian.

—¿Ella no te agrada? —preguntó Dylan.

Dejó caer el tono juguetón.

Christian negó con la cabeza.

—No es eso en absoluto. Solo preveo mucha mansedumbre en el futuro. Ellas están muy conectadas. ¿Entiendes? Si le haces daño a Avery, le haces daño a Anastasia. Y por defecto, me haces daño a mí. Así es como funciona. No quiero tener que hacer malabares con los sentimientos de las personas. Lidiar con las
emociones. Quiero decir por Anastasia, sí. Pero no por ti o Avery.

—Entiendo. Pero Avery no es asunto tuyo —respondió Dylan.

—Bueno, no estoy de acuerdo, pero vas a hacer lo que quieras.

—Confía en mí, Christian. No me tomaría la molestia de hacerte la vida difícil. Y es solo una cita.

—Bien. Pero ¿puedes abstenerte de dormir con ella?

—No me acuesto con alguien en la primera cita —dijo Dylan.

Christian asintió.

Eso era cierto.

El temor de las ETS.

—Conociéndote, van a terminar funcionando.

Dylan se rió entre dientes.

—¿Sería tan malo?

Christian se encogió de hombros.

—Tal vez no. Aunque sí extraño, pero ¿quién demonios soy yo para decirle a alguien con quién salir?

—No he escuchado palabras más ciertas —respondió Dylan.

Christian pensó por un momento.

—Realmente no trataste de disuadirme.

—¿Eh?

—Cuando te dije acerca de Anastasia. Quiero decir, me dijiste que estaba loco y que tenía el corazón roto y todo eso. Dijiste que algo malo podría pasar, pero incluso entonces, dijiste que todavía serías mi amigo y que me visitarías en la cárcel.

Dylan asintió.

—¿Por qué?

—Porque las personas no tienen derecho a elegir una vida para otra persona.

—Claro, pero todavía hay reglas —señaló Christian.

—Solo rompiste una. Y no fue ilegal.

—Me costó mi trabajo —dijo Christian.

—Ni siquiera te gustaba tu trabajo —señaló Dylan.

Christian rio entre dientes.

—¿Era tan obvio?

—Bueno, corrijo. Te gustaba un aspecto de tu trabajo. Y su nombre es Anastasia —dijo Dylan.

—Dime la verdad. ¿Qué pensante de ella cuando vino aquí a escuchar discos?

Dylan suspiró.

—¿De verdad quieres saber?

Christian asintió.

—Pensé, ¿cómo puede una persona pequeña llevar consigo tanta tristeza?

Christian se puso tenso.

Dylan lo miró pensativo.

—Tienes que decirle, Christian—dijo en voz baja.

—Lo sé.

—Va a ser horrible, pero no puedes ocultárselo por mucho más tiempo.

—No quiero verla triste como antes. Haría cualquier cosa para mantenerla feliz para siempre —dijo Christian.

—Lo sé. Pero no es justo que le ocultes la verdad. Y lo sabes.

Christian respiró profundamente, exhalando el aire lentamente, tratando de eliminar con él cualquier temor a revelarle su pasado a Anastasia.

No funcionó.

Esto lo consumió durante toda la tarde, mucho después de que dejó la tienda de Dylan.

Tomó la decisión de decirle.

Simplemente no podía ponerle una fecha todavía....

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Aquí probablemente el último capítulo de hoy ... si publicó en la tarde sería un milagro ...
Buen Día!

Grey El Profesor 2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora