Cada uno fue a sus habitaciones para cambiarse de ropa y ponerse algo para poder visitar más de el hotel.
Harry y yo entramos a nuestra habitación, aún no podía creer lo hermosa que era. Harry me miró de arriba hacia abajo poniéndome nerviosa, se me acercó lentamente para besarme.
-Detente, amor. -pedí.
-¿Por qué? -preguntó.
-Florencia y Alex nos esperan, no hay que distraernos. -dije.
-Tienes razón, por ahora, vamos a bañarnos y después nos vamos.
-Está bien. -dije.
Entramos a la ducha y nos dimos una ducha larga, salimos en vueltos en una toalla y después nos pusimos nuestras respectivas ropas. Yo me puse un short color negro y una camisa blanca hasta el ombligo, me hice una cola de caballo y me puse unas chancletas negras, me puse mis lentes negros y Harry se alistó con un pantalón hasta las rodillas de playa, su cabello despeinado pero perfecto, unos lentes negros, una camisa blanca y sus chancletas negras, algo igual a mí. Los dos salimos de nuestra habitación agarrados de las manos y en el camino nos encontramos a Florencia y a Alex sonriendo.
-Pensamos que estarían en la recepción. -dijo Alex sonriendo.
-Pues, nos dimos una ducha larga -dijo Harry.
-Oh, ya entiendo viejo. -dijo Alex tocándole el hombro.
-No, no malinterpretes...nosotros no... -dije.
-Solo, olvídalo amiga, déjalo ir. -dijo Florencia sonriendo, tapé mis manos avergonzada y seguimos caminando.
Nos dirigimos a la recepción, caminamos un poco más para conocer el hotel.
-Supongo que este es el área de desayuno. -dije.
-¿No sabían? -preguntó Florencia.
-¿No desayunaron hoy? -preguntó Alex.
-Sí, sólo que pedimos que nos lo trajeran -dijo Harry.
-Entiendo, a veces es más efectivo, pero es mejor venir aquí abajo, ¿no creen? -dijo Alex.
-Es hermoso, jamás me cansaré de este lugar. -dijo Florencia.
Paseamos y conocimos más y más del lugar, en verdad que era una isla de los sueños, el lugar en donde las mejores cosas podrían suceder.