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Desperté por un sonido ensordecedor. Era la alarma que se encontraba en mi mesita de noche, la fulminé con la mirada, como si fuese una persona gritándome en el oído. La apagué inmediatamente y coloqué mi cabeza nuevamente en la almohada. De repente escucho mi celular sonar, me quejo internamente para después levantarme de la cama e ir a contestar. Era mi mamá.

-Buenos días, hija. Espero no haberte despertado.

-No, no mamá, para nada. –mentí.

-Amén. Hija, hoy tengo que ir de compras.

-¡Qué bien, mamá! Pero, ¿eso qué tiene que ver conmigo.

-¡Ay! Qué impaciente me saliste, bueno, te cuento. En cada boda hay damas de honores.

-Las cuáles son Gemma, Melanie, Channel, Alexa y Jenny. –respondí inmediatamente, ya lo habíamos hablado.

-Exactamente, hoy quería ir a comprar o por lo menos a ver algunos vestidos para ellas, ya sabes.

-Pero, Alexa y Jenny están en la otra parte del mundo mamá, ¿cómo llegarán hasta acá en 2 horas?

-A eso iba. Ellas vendrán mañana por la noche.

-¿Cómo hiciste eso mamá? Digo, ¿cómo te comunicaste con ellas?

-Bueno, John me dio el número mi amor. –ese muchacho- ¿Qué dices? Hoy vemos los de las chicas con Gemma y Melanie, y el que más les guste los venimos a comprar pasado mañana, con Alexa y Jenny.

-Me parece excelente la idea, mamá. Tal vez pase por su casa más tarde, ma. Tengo que colgar, interrumpiste mi octavo sueño. –bromeé.

-Perdón, hija. Hablamos luego, te amo.

-Y yo te amo más. –dije y colgó.

Me recosté en la cama nuevamente y para mi sorpresa mi hermoso prometido estaba a punto de despertarse. Bostezó y luego se dio la vuelta, para mirarme.

-Buenos días, hermosa.

-Buenos días, mi amor.

-¿Cómo has dormido? Espero que bien.

-Claro que he dormido bien, amor.

-Eso me alegra demasiado. ¿Con quién hablabas por teléfono? –preguntó.

-Con mi madre.

-Logré escuchar el nombre de John, ¿qué tenía que ver él en su conversación? –preguntó.

-¿Celoso a las nueve de la mañana?

-Sólo quiero informarme.

-John ayudó a mi madre en algo.

-Oh, que incómodo.

-¿Por qué incómodo, amor?

-Por nada, olvida mis palabras. Suelo hablar antes de pensar.

-Eso ya lo he notado. –sonrío.

-¿Nos quedamos aquí acostados por más tiempo o vamos a desayunar? –preguntó.

-Necesito alimentarme, vamos. –me levantó, él se levanta después de mí.

Me pongo una bata color blanca y él se pone un pantalón deportivo color gris, queda desnudo de la cintura para arriba, joder, él es perfecto.

Bajamos las escaleras hacia la cocina, la cuál está un poco sucia. Limpio todo rastro de suciedad mientras Harry se sienta en la mesa de la cocina y me observa detenidamente, analizando todos mis movimientos.

-¿Qué tanto observas, amor? –pregunto.

-A mi hermosa prometida.

-¿Hermosa prometida? ¿Desde cuándo?

-Desde un hermoso día en el cuál me atreví a querer unir nuestras vidas por siempre. –dijo levantándose y acercándose a mí- Te amo.

-Te amo, pero también me amo a mí así que ayúdame a preparar el desayuno.

Cuando terminamos de desayunar lavé todos los trastes.

Ahora me encuentro sentada en frente del televisor. Veo uno de mis favoritos programas "Vestido de novia". Harry llega del patio trasero y se sienta alado mío. Me rodea con sus brazos y respira en mi cuello.

-¿Qué ves? –preguntó.

-Vestido de novia.

-¡Ay, que bonito! –respondió, burlándose de mí.

-¡Qué malo eres! –respondí, golpeándolo levemente.

-¿Qué tal si hacemos algo más interesante?

-¡Por Dios, Harry! –dije, sonrojada.

-No es eso amor, pero si lo quieres no dudaré en dártelo.

-¿Entonces qué es? –pregunté, intrigada.

-Un pequeño juego.

-Me atrevo a preguntar de qué se trata.

-Bueno, juguemos a quién prepara la más deliciosa comida.

-¿Enserio? ¿Te atreves a perder contra mí?

-Tomaré el riesgo.

Adolescentes II (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora