No evité sonreír complacida. ¿Acaso podría existir alguien más perfecto que él? Besó mi abdomen por última vez y luego subió nuevamente a mis labios. Me miró a los ojos por unos minutos mientras que yo no aguantaba más, quería tenerlo dentro de mí, ya, finalmente, ahora. Él sonrió al ver mi desesperación. Se puso de rodillas en la cama y me permitió quitarle el pantalón. Al quitárselo completamente lo tiré. Miré sus bóxer y sí, había una gigantesca erección en ella. No evité morderme los labios. Harry me empujó suavemente sobre la cama y se puso encima mío. Nos empezamos a amar como nunca lo habíamos hecho. Había una diferente sensación, sentíamos que ya nada era como antes. Ahora éramos tres personas, literalmente. Me sentí en la cima cuando llegué a mi orgasmo tan esperado, sentí que nada podría empeorar estos momentos... nada.
A la mañana siguiente me desperté por la luz del sol que atravesaba la ventana de nuestra habitación. ¡Si! Anoche había sido una de las noches más increíbles y perfectas en la historia de las noches más increíbles y perfectas del mundo, no les miento. Harry fue precavido, delicado, cuidadoso, sabía que no podía subirse de nivel, sabía que si se subía de nivel no sólo me lastimaría a mí, sino que también lastimaría al bebé. Harry no estaba acostado conmigo, razón por la cuál sentí un inmenso vacío. Ya estaba acostumbrada a él, él era como los pétalos de las rosas, como el cacao del chocolate, ¿entienden? De repente lo vi pasar por la puerta de nuestra habitación con una bandeja que cargaba ¿alimentos? Sí, alimentos. Puso la bandeja sobre la cama, a centímetros de mí. Escuché un ruido estruendoso que provenía de mi estómago, él sólo sonrió y me permitió comer tranquila mientras que él iba a tomar una ducha. Al salir envuelto en una toalla buscó una camisa negra de cuello "v" y un pantalón gris apretado, ¡perfectamente perfecto! Se puso sus botas negras y se sacudió el cabello con una toalla, para después sacudírselo con su mano derecha.
-¿Dónde irás amor? -pregunté, con un pedazo de sándwich en la boca.
-Iremos... -afirmó, mirándome con una sonrisa en su rostro.
-¿Dónde iremos? -pregunté, ahora sonriéndole.
-Iremos al centro comercial, amor. -dijo.
-¿Por qué? -pregunté.
-Porque quiero comprar ropa para ti. -dijo, ¿ropa, para qué?
-¿Ropa, para qué amor? -pregunté.
-En algunos meses tu pancita crecerá y no podrás usar tu ropa de ahora, y si las usas podrías hacerle algún daño al bebé, prefiero prevenir.
-Harry... ¿no crees que es muy apresurado? No hemos salido de la boda aún, y falta poco tiempo para ella.
-Lo sé, amor, lo sé. Pero es que quiero ir a comprarte tu ropa, ¡inmediatamente! Y será inaceptable oír otra queja. Vamos, vamos. -dijo.
-¿Me bañarás tu? -pregunté, con una hermosa sonrisa.
-Si tú quieres. -dijo.
-Mejor no. -dije, avergonzada.
-Está bien. Ve y date un baño rápido, saldremos en 10 minutos. -dijo, observando su reloj de mano- ¡Vamos, vamos, vamos!
-¡Sí, señor! -dije, caminando al baño como un militar.
Escuché una hermosa sonrisita atrás mío, supuse que era Harry ya que era el único allí. Entré a el baño y me di mi bien merecida ducha, ¿quién saldría en 10 minutos? Harry no. Al salir me sequé el cuerpo entero, me puse desodorante y mi ropa interior para después ponerme un vestido color celeste que tenía una correa chocolate en la cintura, me puse unos zapatitos bajitos chocolates y me peiné. Dejé mi cabello suelto y las ondas en él. Cepillé mis dientes y me puse un poco de perfume para después bajar las escaleras lo menos apurada posible. Me encontré a un Harry cruzado de brazos al final de las escaleras. ¿Qué le sucedía a éste tipo?
-Estoy lista. -dije, sonriéndole.
-¿Sabías que debiste de haber estado lista hace... -miró su reloj- 15 minutos? -preguntó, "regañándome".
-Sólo me di mi bien merecido baño, ahora vámonos. -dije, él sonrió.
Me agarró de la mano dulcemente y caminamos fuera de la casa. Sé que él me ama, me lo ha demostrado con más de 4 años de relación, y algunos muchos meses de compromiso. Harry es mío, yo soy de él. Hoy, mañana y siempre.