Me desperté a eso de las 7:30 de la mañana. Harry aún no despertaba, perfecto. Entré a el baño y me di una ducha rápida. Bajé las escaleras y fui hacia la cocina, preparé el mejor desayuno de la historia, nunca creí que podría preparar algo tan delicioso como eso. Lo puse sobre la mesa de la cocina y esperé a que Harry se despertara, lo cuál no tardó mucho en hacer ya que minutos después lo vi bajando las escaleras. Él me miró con los ojos de platos, efectivamente, estaba llorando anoche. Yo le sonreía nerviosamente, luego bajé la vista.
-¿Cuándo llegaste? –preguntó, con una voz suave.
-Anoche, a eso de las 12:00. –respondí- Te preparé un desayuno. –dije, tratando de sonreír.
-Gracias pero, ¿por qué? –preguntó, sentándose.
-Por todo lo que ha sucedido. Perdón por no tomarme las pastillas. –respondí, mirando al suelo.
Él se levantó de la silla y tomó mi rostro entre mis manos. Me miró a los ojos y me besó.
-Quiero que sepas que fui un total idiota al echarte la culpa de un tema tan delicado como este. Te grité sin estar conciente de que no sólo te hago daño a ti, sino que también a nuestro ser. Quiero que me perdones por ser el idiota que fui y que seré por siempre. Quiero que me perdones por no entenderte, perdóname mi amor, sólo eso. –dijo, para después besarme.
-¿Quieres tener este bebé? –pregunté, mirándolo. Esperando una respuesta seria.
-Quiero tener a este bebé más que nada en este mundo. –dijo, sonando lo demasiado sincero, no evité besar sus labios- Escúchame, que sea la primera y última vez que creas que quiero que abortes, ¿entiendes? Amo a ese bebé que llevas dentro tanto como te amo a ti, y jamás tendría la bolas como para pedirte algo tan malo como eso, ¿entiendes? –yo asentí- ¿Me acompañarás a comer? –preguntó, negué con la cabeza.
-No tengo ganas de comer. –dije, sonriéndole.
-¿Ya desayunaste? –negué, él sacó la silla y la colocó en frente mío y de él, pidiéndome que me sentara. Me senté y él empezó a darme la comida.
-Se suponía que sería para ti solamente. –dije.
-¿Qué es más bueno que compartirla entre tres personas amor? Nada. –dijo, tres personas, sí.
Cuando terminamos de comer los dos fuimos y lavamos los platos. Al terminar nos quedamos un rato en la cocina hablando de cualquier tema en especial, fuera del embarazo. Él subió a nuestra habitación a tomar una ducha. Minutos después bajó ya listo. Tenía el cabello mojado y algo enrulado, se veía concretamente perfecto. Yo estaba sentada en el sofá viendo mi canal favorito: "Discovery Home and Health"
Él se sentó alado mío y empezó a ver el programa conmigo.
-¿Cuándo le diremos a nuestros padres? –preguntó.
-Cuando nos sentamos un poco más seguros de esto, Harry.
-¿Seguros? ¿No es seguro que estás embarazada?
-No del embarazo amor, si no de estar más seguros de decirles.
-No podemos guardarle el secreto por toda la vida. Pronto ellos se darán cuenta de eso, prefiero decírselos antes que guardarles el secreto.
-¿Por qué no pensamos esto más a pecho? Sabes, tengo demasiadas cosas en la cabeza.
-Yo también. Tengo la mente llena de ideas y esperanzas.
-¿Ideas? ¿De qué? –pregunté.
-Ya sabes, ¿niño o niña? ¿azul o rosa? ¿gemelos o trillizos? –dijo, lo miré con los ojos abiertos- Hay posibilidades. –dijo acercándose a mí.
-Te amo. –susurré.
-Te amo más. –susurró, besándome.