A eso de las 7:30 de la noche llegamos a la casa después de un largo día lleno de compras y más compras. Resulta que cuando sales de compras con Harry, nunca te detienes. Me tiré literalmente al sofá y me recosté después de unos minutos en el mismo, estaba cansada y nadie me iba a quitar el cansancio nunca. Agradecí que mañana íbamos Melanie, Gemma y yo a un SPA, así para tranquilizarme. Harry se sentó en el otro sofá y me observó detenidamente con un rostro que nunca había visto en él, ¿qué le sucedía? ¿por qué me miraba tan...extraño y expectante? Como si esperara que le dijera algo.
-¿Sucede algo, amor? –pregunté al ver su reacción.
-No nada, solo es que, hay algo que no me cuadra aquí.
-¿Qué cosa no te cuadra mi amor? –pregunté.
-No eres la misma de siempre, cinco horas en un centro comercial y ya estás cansada, antes no era así. Comes cualquier cosa y ya vas a vomitar, estás durmiendo en exceso. ¿Estás segura de que nada te está sucediendo?
-No amor, no es nada. Sólo es el cambio de edad y esas cosas.
-¿Segura? –preguntó.
-Segurísima, ahora, ven. –dije estrechándole la mano.
-¿dónde vamos? –preguntó con acento pícaro.
-No es lo que crees, amor.
-¿Ah, no? ¿Qué es, entonces? –preguntó.
-A dormir.
-¿Enserio mi amor? Son apenas las 7:30, no quiero dormir aún.
-Bueno, como quieras, yo me iré a dormir porque mañana tengo un día en el SPA con Gemma y Melanie.
-¿Día en el SPA? ¿Y yo qué haré?
-No lo sé, sal con Sebastián y Christian, jueguen billar, golf, bolos, cartas. ¡No lo sé! Sólo sé que mañana será mí día. –dije, él sonrió y yo subí las escaleras.
Entré a nuestra habitación y me dirigí al baño. Lavé mi cara y luego las manos, lavé mis dientes y cepillé mi cabello. Volví a la habitación y busqué una pijama linda que ponerme, decidí en ponerme una de pantalones largos, me quedaba holgada y un camisón que también me quedaba extremadamente grande. Me dieron ganas de tomar agua así que bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, agarré un vaso y lo llené de agua caliente. Volví a la sala y vi a Harry sentado en frente del televisor, estaba viendo un programa en la televisión, creo que era "White Collar" con Matt Bomer. Él al verme me sonrió, y aún más por la ropa que tenía puesta.
-No sabes las ganas que me dan de ir a dormir contigo ahora que te veo con esa ropa, te ves extremadamente pequeña amor. –dijo, levantándose.
-¿Por qué no te vienes a dormir conmigo? Por favor, tengo sueñito, pero no es lo mismo si no duermo contigo. –dije haciendo puchero.
-No me hagas puchero, sabes que no resisto. –dije, hice más puchero- ¡Ah! Bien, vamos a dormir bebé. –dijo caminando, yo me quedé allí parada- ¿Qué?
-Cárgame. –dije extendiendo mis brazos, él sonrió y se me acercó, cargándome como a una princesa.
-¿Mejor? –preguntó subiendo las escaleras con una excelente agilidad.
-Mejor. –respondí.
Cuando llegamos a la habitación me recostó sobre la cama y se quitó la camisa y el pantalón, después los zapatos y las medias, se puso un pantalón gris que también le quedaba holgada y se quedó sin camisa. Se acostó alado mío y hundió su rostro en mi cuello, respiró profundo y después se quedó dormido.