Harry me miró por unos minutos con una mirada ardiente y penetradora. No evité volver a ruborizarme y querer tener un cartucho sobre la cabeza. ¿Qué pensaba? ¿Qué iba a decir?
-Amo cuando te pones así de ardiente y celosa.
-¿Yo, celosa? Esa palabra no existe en mi diccionario. -dije, cruzándome de brazos.
-Si es así, entonces invitaré a la rubia a comer con nosotros. -dijo.
-¡Ni se te ocurra Harry Edward Styles, no te atrevas! -lo reprendí, apuntándolo con un dedo.
-Serás una madre muy...estricta. -dijo, rodando los ojos.
-No me mires así, Harry. Si me vuelves a mirar así en 7 meses me convertiré en la versión femenina de Christian Grey. -dije, él sonrió en una carcajada.
-Tu sentido del humor a veces es increíble, amor. -dijo, besando los nudillos de mis dedos- Ya quiero que nazca Junior.
-¿Qué te hace pensar que es varón? -pregunté, mirándolo con una ceja alzada.
-Intuición, suposición. -dijo, con ese aire de superioridad que tanto amaba.
-Pues, yo creo que será niña. Lo presiento, aquí. -señalo a mi cerebro, él alza la ceja.
-Está bien, eso es una apuesta. -dijo, retador.
-Me parece bien. -dije, retadora.
Después de unos minutos la rubia con voz de perico y ropa de los 80 llegó con dos platos de bistec picado y los colocó sobre la mesa. Luego volvió con agua. No dijo nada más y se fue sin más. Yo sonreí triunfadora y Harry me miró, sonriente. Empecé a comer el bistec picado.
-¡Espera...está caliente! -dijo Harry antes de que diera mi primera probada.
-Gracias. -dije, y la soplé.
-No quiero que te quemes la boca, esa boca debe estar tal y como yo la dejé y quiero que esté. -dijo, mirándome a los ojos y sonriendo.
-Te lo agradezco, ángel. -dije.
Di mi primera probada y de allí no me pude detener. Era la gloria. Solía comer esto todos los viernes con John, Dennis y Dave después del colegio. En Los Angeles eran muy populares. Éste tenía un sabor diferente, no sé qué, pero era increíble. Al terminar de comer sentí más ansias de más, así que le pedí a Harry que me comprara otro, esta vez regular. Él sonrió como suele hacer después de que no quedé satisfecha con la comida y pidió otro regular y para llevar. Cuando nos lo entregaron pagamos la cuenta no muy alta y salimos de Bill's, volvería, sin duda. No tenía ganas de ir a nuestra casa. No sé por qué, pero cuando estoy allí siento mucha tensión, a veces sí y a veces no. Miré a Harry, quién conducía muy concentrado con la mirada fija a la carretera. Aproveché para ver su hermoso rostro. Bello perfil, nariz perfilada, labios carnosos: perfecto. Él sonrió de lado, como si supiera lo que pensaba. Luego viré la mirada y me concentré mirando por la ventanilla del auto.
Llegamos a un parque, el más grande de Londres. Al salir nos sentamos un poco más en la colina, debajo de un árbol. Me recosté en los muslos de mi prometido mientras él me acariciaba el cabello suavemente. El sentir eso era...celestial.