Dos semanas después.
Sí, dos semanas después y ya tengo 160 páginas de mi novela. Aún no les diré de qué se trata, pero luego se enterarán. Creo que aún me faltarían unas más páginas para darle un completo fin a toda esta historia, que para mí parecer es muy interesante, emotiva y romántica.
Estábamos Harry y yo comiendo en las afueras de la ciudad. En el aire libre parecía todo más tranquilo, todo más claro y todo mejorado.
-¿Cuándo me dirás de qué se trata tu novela, amor? -preguntó Harry apoyando los codos sobre la mesa.
-Luego, baja los codos de la mesa mal educado. -dije regañándolo, los bajó rápidamente.
-¿Cuán luego? Mañana, pasado mañana.
-En un mes.
-¿Un mes? Es demasiado, ándale, ¿qué tanto tiene esa novela que no me quieres contar ni pito de ella?
-Es que la idea de que la lean personas me parece espeluznante.
-¿Quisieras publicarla algún día? -preguntó, asentí inocente, ¿quería?- Entonces debes quitarte ese miedo de que diferentes personas la lean, ya que si quieres éxito eso es lo primero que necesitarás: personas interesadas por leer.
-Ándale, vale. Pero después la lees, no bromeo. -dije- He terminado de comer, ¿nos vamos ya?
-¿Adónde quieres ir? -preguntó.
-Quiero ir a visitar a mi madre. -dije sonriendo, él sonrió también y nos levantamos de la mesa.
Harry pagó la cuenta mientras yo me quedaba admirando alrededor del lugar. Era muy acogedor, humilde pero acogedor. Sostuvo mi mano al terminar de pagar la cuenta, tenía una mirada fulminante, ¿qué le había sucedido? Tan voluble. Nos subimos al auto y arrancó de mala manera.
-¿Qué pasó contigo Harry? -pregunté.
-Nada. -respondió frío, entorné los ojos.
-Conmigo no juegues y mucho menos me engañes. ¿Qué pasó allá atrás? -se quedó callado- Harry.
-¡Que no ha pasado nada, mierda! -gritó, espantándome y haciendo dar un saltito en el auto.
Mierda, cómo odio cuando me grita de esa forma. Bajé la mirada y suspiré profundamente. Pude notar cómo me miraba de reojo.
-Amor. -dijo simplemente queriendo que lo mirase a los ojos- Yo.
-Sólo llévame donde mi mamá y listo, Harry. -dije sin mirarlo y concentrando mi vista en el camino.
Desde ese momento no se escuchó más hasta llegar a casa de mi madre. Me bajé del auto y dejé a Harry allí, en él aún. No sabía si se iba a venir conmigo o si simplemente se iría a la casa a hacer una total rabieta y a hacer una lista de: "Razones por las que no soporto a Richelle"
De repente veo como sale del carro y me agarra del brazo, acercándome a él.
-Perdóname, ¿si? Ahora en la noche te contaré qué fue lo que sucedió.
-No me cuentes nada, ¿si? No me gusta la idea de que me hayas tenido que gritar para darte cuenta de que me debías decir. -dije, soltándome de él y caminando hasta la entrada de la casa de mi madre. Odiaba con tantas fuerzas, con el alma y el corazón discutir con Harry. Pero es normal en las parejas, ¿cierto? Mi mirada viró y me di cuenta de que el auto había desaparecido, informándome tristonamente que mi Harry se había ido, triste, enojado, furioso o feliz. Toqué el timbre y di un suspiro profundo, no quería que mi madre notara la tristeza en mis ojos. Minutos después alguien abrió la puerta, la persona que menos pensé ver.