Me separé de sus labios y noté que sus ojos habían permanecido cerrados. No quité mis manos de su rostro y empecé a acariciarlo, lentamente, para bajarle el fuego que lo quemaba intensamente.
-Quiero que sepas que jamás te cambiaría. Eres lo mejor que me ha pasado Harry y sería una idiota si lo hiciese.
-Tengo miedo. -lo dijo.
-¿Miedo por qué? -pregunté.
-Sé que ustedes tuvieron sus cosas, sé que estuviste debajo de él y eso me da miedo. No quiero que me dejes. -dijo en susurro.
-Quiero que sepas que jamás te dejaré, ya te lo he dicho un millón de veces, Harry. Te amo a ti y solamente a ti. -lo besé nuevamente.
¿Cuándo se daría cuenta de eso? Él es mi todo y sería una imbécil si lo cambiase. Sonreí y minutos después me di un baño. Me puse un vestido azul y unas chanclas negras y bajé a hacer el desayuno.
Después de unas horas ambos nos encontrábamos viendo televisión en la sala de estar. Minutos después escuchamos el timbre de la puerta sonar. Yo me levanté antes de que Harry lo hiciera y abrí la puerta. Era Alexa y Dave con una pizza en sus manos y una sonrisa en sus labios. Harry y Dave habían entablado una gran amistad durante mi vida en la secundaria. Se volvieron grandes amigos a pesar de la notable diferencia de edad. Cuatro años. Los dejé pasar y todos nos fuimos a la parte trasera de la casa. Alexa tenía los mismos meses de embarazo que yo, y nos empezó a hablar de lo emocionada que estaba por el bebé, y de lo feliz y orgulloso que estaría Dave. Sólo observaba cómo se miraban y se sonreían esa pareja feliz, justamente igual que Harry y yo.
-¿Ya saben qué es el bebé? ¿Niña o niño? -preguntó Alexa.
-Aún no. -dijo Harry sonriendo.
-Hemos decidido esperar al nacimiento. -me apresuré a decir.
-¿Y cómo harán para comprarle la ropa al bebé? Ya saben, ¿azul o rosa? -preguntó Dave.
-Pues -miré a Harry- Usaremos colores neutros. Rojo, amarillo, celeste. Colores que ambos sexos puedan usar. -respondí.
-No había pensado en eso, es una buenísima idea. -dijo Alexa y Dave asintió a la vez.
-¿Y ustedes ya saben qué es? -preguntamos Harry y yo al unísono, él sostuvo mi mano.
-En 2 semanas iremos a hacer la radiografía. ¡Estoy muy emocionado! -dijo Dave, sonriéndole a su prometida- Hemos decidido que nuestra boda será en dos meses. -dijo de repente.
-¿Cómo harás con el vestido, Alexa? -pregunté sorprendida.
-¡Ay, de eso no sé! Puede que lo mande a arreglar o algo parecido. Mis padres se encargaran de todo. Jenny estarán también.
-¡Me alegra tanto! -exclamé sonriéndole.
-Nosotros nos casaremos después del parto. -dijo Harry mirándome y sonriéndome.
-¡Me alegro tanto por ustedes, chicos! -dijo Alexa.
Nos quedamos la tarde entera sonriendo y hablando sobre cosas tontas pero a la vez interesantes. No obstante, no podía sacar de mi mente el hecho de que Trevor estaba en la ciudad, a pocos metros de mí. No podía olvidar el hecho de que podría aparecer, y que un problema podría causar. Mis manos empezaron a temblar y decidí ir por algo de agua. Empecé a tomar, trago por trago. Alexa apareció de repente con rostro de preocupación. La miré e intenté sacar una sonrisa, sin éxito. Se acercó a mí y puso su mano en mi hombro.
-¿Sucede algo? -preguntó, al verme tan preocupada.
Tragué saliva y parte del agua que aún no tomaba. Tomé suficiente aire y miré al cielo, luego a ella.
-Trevor está aquí, en Londres, Alexa. -respondí, casi en un susurró.