Hoy es el día nueve del mes y Harry y yo debemos volver a Inglaterra. Es triste decirle adiós a Florencia y a Alex, pero debemos. Florencia apenas tiene 4 semanas de embarazo, y su emoción es fácil de ver. Ahora estamos Harry y yo en el avión de vuelta a Inglaterra. Cuando lleguemos empezaré a planear la boda con Anne, Gemma y mi madre Adrianne.
6 horas después y llegamos, nos bajamos del avión y nos subimos a nuestro auto quién nos lo trajo el amable señor.
Cuando llegamos a nuestra querida casa desempacamos todo con las pocas fuerzas que teníamos, para después acostarnos a dormir ya que eran las 10:00 de la noche.
A la mañana siguiente me desperté con los zapatos puestos, había dormido lo suficiente pero creo que Harry no, ya que dormía como si no hubiese mañana. Entré a la ducha y me di un largo baño, salí envuelta en una toalla y me puse una camisa blanca, un abrigo negro, unos pantalones largos azules y unas botas negras, dejé mi pelo suelto. Harry se puso una camisa negra, unos pantalones negro y unas botas negras, se dejó el cabello desordenadamente hermoso. Nos agarramos de las manos y caminamos hasta nuestro auto, nos subimos y arrancó en dirección a la casa de mi madre.
Al llegar vimos a mi madre y a Anne sentadas debajo de una sombrilla, con una mesa y cuatro sillas. Parecía que hablaban muy naturalmente y felizmente, había una conversación entablada la cuál las hizo no darse cuenta de que habíamos llegado. Cuando pasamos por el reja de entrada las dos se levantaron felices y sonrientes y corrieron literalmente hacia nosotros. Mi madre me abrazó para después ir a abrazar a Harry. Anne abrazó a Harry para después abrazarme a mí. Los cuatro fuimos a sentarnos nuevamente donde nuestras madres ya estaban.
-¿Cómo la pasaron por allá? –preguntó Anne sonriendo.
-Increíble, Hawai es un lugar hermoso. –dije.
-No mentiste al decirme que era increíble, mamá. –dijo Harry.
-Me alegro que les haya gustado, sé cuánto les encantó. –dijo Anne.
-¿Algún día me llevarás hija? –preguntó mi madre sonriendo.
-Sin dudarlo madre. –dije sonriendo- ¿Cuándo vendrá Melanie y Gemma? –pregunté.
-En cualquier minuto, tu hermana me dijo que venía en camino con Christian –dijo mi madre- Tienes que verle la barriga.
-¿Se la viste? ¿Cómo está? ¿Grande o gigantesca? –pregunté, Melanie estaba embarazada de 5 meses.
-Está gigantesca, creo que son trillizos. –trató de susurra, pero fue audible.
-¿Trillizos? –preguntó Anne, casi gritando.
-No, no, claro que no son trillizos. –dijo mi madre sonriendo, Anne sonrió también.
Vimos un carro estacionarse afuera, era Fiat azul llamativo. Mi hermana, Melanie, salió del auto con una barriga de 5 meses completamente hermosa y grande. Después de ella salió su esposo, Christian, con una barba de 1 semana y su cabello algo desordenado, se veía guapo pero a la vez cansado. Mi hermana pasó la reja y me fue a abrazar, ya que la esperaba con los brazos abiertos. Harry saludó a mi hermana mientras le miraba la barriga algo sorprendido, luego saludó a Christian con su típica palabra "Amor", solían hablarse entre ellos de esa forma, habían entablado una buenísima amistad. Ahora los seis fuimos a la sala de estar de la casa de mi madre, a la cuál desde ahora llamaremos por su nombre "Adrianne". Empezamos a hablar sobre lo que había sucedido en Hawai.
-Mamá –habló Harry- ¿Recuerdas a Alex, el de la secundaria? –preguntó Harry sonriendo.
-Cómo no recordarlo, el muchacho con el que te metías en líos. –dijo Anne.
-¿Ves amor? Y después no me crees que fui todo un bándalo en el colegio. –dijo Harry apretándome las mejillas.
-¿Cómo les fue en Hawai hermana? –preguntó Melanie.
-¡Fue hermoso! Algún día iremos la familia entera. –respondí emocionada.
-Aunque son 500 dólares la habitación presidencial por noche. –dijo Harry, golpee levemente su brazo- Auch.
-Okay, hablemos de lo que deberíamos hablar. –dijo Anne, Adrianne la miró asintiendo.
-La boda –dijeron las dos al unísono, Harry y yo nos miramos.
-¿QUÉ haremos para la boda? ¿DÓNDE será? ¿QUÉ comerán los invitados? ¿QUIÉNES serán los invitados? –dijo Anne remarcando cada palabra.
-Mamá, tranquila. –dijo Harry.
-Hijo de mi corazón, no vamos a planear esta hermosa boda para último momento. –dijo Anne.
-Hay que planearla y organizarla desde hoy. –dijo mi madre.
-Iré al baño. –dijo Melanie levantándose.
-Iré contigo, hermana. –dije siguiéndola, quería hablar con ella.
Cuando llegamos a mitad del camino esperé a que ella saliera del baño, quería preguntarle un millón de cosas. Al verla salir me le acerqué rápidamente.
-¿Qué sucede Richelle? –preguntó ella.
-Necesito que me ayudes, Melanie. –dije, ella me miró.
-¿Qué pasa Elle?, no me asustes. –dijo.
-No te asustes, es algo normal. Melanie, ¿cómo te enteras de un embarazo? –pregunté...