Luego de unos minutos regresó con un plato de macarrones con queso. Lo miré con una sonrisa en sus ojos.
-Toma, deliciosos macarrones con queso recién preparados. Si no saben bien, no me culpes. -dijo, no evité sonreír.
-Qué romántico. -dije, sonriendo- Gracias.
Metí una cucharada a mi boca, estaban calientes e hice un rostro que mostraba que me había quemado la lengua.
-Mi lengua, auch, auch. -dije, quejándome.
-Perdóname mi amor, me olvidé de decirte que estaban que ardían, enserio, perdón. -dijo, su preocupación se podía sentir.
-No te preocupes. -dije.
Él agarró el plato y empezó a soplar la comida. Luego agarró macarrones con queso y me ofreció un poco. Así siguió dándome la comida, que dulce es.
-¿Mejor? -preguntó.
-Mejor. -dije, sonriendo de oreja a oreja.
-Amo complacerte. Generalmente hablando.
-Siempre tienes que mezclar algo dulce y la perversión.
-Lo dulce y la perversión son la química perfecta.
-No, tú y yo somos la química perfecta.
-Antes de lo dulce y la perversión, claro.
-A veces me pregunto qué hice para merecerte.
-No, deberías preguntarte ¿qué hice yo para merecerte?. He sentido durante todos estos años de relación un poco de desconfianza en ti misma, Elle. ¿Por qué? Eres una mujer hermosa, fuerte, valiente, honrada, bondadosa, humilde y sobre todo inteligente. ¿No es suficiente para saber que eres uno de las mejores creaciones que Dios ha hecho?
-Harry, te adoro y eso tú lo sabes. En mi infancia no todo fue feliz. Tal vez cuando te conocí a ti y a los chicos lo fue porque... los conocí, pero antes de toda esa felicidad había un hoyo de tristeza y soledad.
-¿Algún día me contarás sobre esas cosas?
-Algún día. Esta noche no porque debo admitir que tengo mucho sueño y aún no has acabado de darme ese plato de macarrones con queso.
-Oh, disculpa amor.
-No hay problema.
Él continuó dándome de comer. Entonces, ¿seré capas algún día de contarle mi triste pasado? Nadie lo sabe, ni mi padre, ni mi madre, ni mi hermana, ni mis dos mejores amigas, nadie. Fue muy triste y doloroso ser el "hazme reír" del colegio. Fue muy triste y doloroso ser llamada "la buena para nada" durante más de 5 años. Fue muy triste y doloroso.
Fruncí el ceño y miré a mis pies. Recordar todos esos momentos me traían dolor e ira. ¿Por qué tuve que entablar ese tema? Él se dio cuenta de mi estado e inmediatamente cambió de tema.
-¿Así que nos casaremos en 8 meses? -preguntó.
-Sí.
-¿Te incomodó nuestra conversación de enante, amor?
-No, sólo es que... sólo es que pensarlo me trae tan malos recuerdos.
-Perdóname, ¿si? No quise que hablaras de eso.
-Ya te lo dije, cariño. No hay problema.
Él terminó de darme la comida. Esperé a que volviera de la cocina para poder acurrucarme en sus brazos y poder dormirme. Cuando llegó se recostó y me abrazó, atrayéndome hacia él. Besó mi frente y luego bajó para darle un beso a nuestro bebé. Amo cuando hace eso. Cerré los ojos lentamente, el sueño se apoderaba de mí, totalmente.
Soñaba que estaba en la primaria, 3 grado exactamente. Tenía como unos 9 años de edad. Estaba sentada en el salón de clases y la maestra aún no había llegado. Como era de costumbre, saqué mi cuaderno de dibujos y unos crayones y empecé a hacer lo que para esos días era mi pasión: dibujar. Los niños, inolvidables, se me acercaron y se pusieron alrededor mío. ¿Qué iban a hacer? ¿Qué querían de mí?
-¡Hey, Betty! -gritó uno.
-¿Qué quieres Pedro? -pregunté, mirándolo.
-¿Qué estás haciendo? -preguntó, sonriéndome.
-Está dibujando un pajarito. -dijo otro.
-¿Qué quieren niños? ¡Váyanse de aquí! -grité.
-Bájale, Richie. -dijo uno.
-Betty la fea, Betty la fea. -empezaron a cantarme alrededor.
Sí, siempre recordaré ese himno. Siempre recordaré la canción con la que ellos me hacían sentir mal. Siempre recordaré cuando se ponían alrededor de mí y me cantaban esa canción. Siempre...