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-Me duele que lo digas, Elle. Creí que eso fue tan real para ti como para mí.

-No, Trevor. -suspiré-. Lo que hicimos lo hicimos. Ya es pasado y hay que dejarlo atrás y no darle más vueltas al tema, ¿si? Hagamos como si nada hubiese pasado.

-Yo no puedo olvidar lo mejor que a mí en la vida me ha pasado. Eres especial.

-¡Estoy comprometida y embarazada, Trevor! Ya no tienes oportunidad conmigo. Búscate a una mujer que enserio te quiera y aprecie, y que no sea familiar tuya, por favor.

-No puedo querer a nadie más. Me has dado un hechizo. -dijo mirándome a los ojos, esos ojos chocolates puros tan hipnotizantes.

-Mejor olvidemos todo esto de una vez por todas, hagamos como si nada hubiese pasado. Por favor. No quiero más problemas. -suspiré y él también suspiró-.

-Está bien. Sólo primos, entiendo. -respondió triste, ¿lo habré lastimado-. Tu madre no tarda en llegar. -dijo levantando se del sofá y subiendo las escaleras, ¿dónde iría-.

Me quedé en el sillón sentada, mejor dicho echada totalmente. Me sentía muy estresada con la cabeza llena de cosas. Me quería ir, necesitaba irme. Subí las escaleras con el propósito de decirle a Trevor que me iba, pero me encontré la gran sorpresa de un Trevor acostado en una cama.

-Trevor... -dije susurrando- ¿Estás... llorando?

-Richelle, sal de aquí por favor. -pidió en sollozos, oh no, detesto ver esto.

-Trevor, por favor. Basta, ¿si? No quería herir tus sentimientos, mucho menos hacerte sentir menos. Pero entiéndeme, amo a Harry y una relación entre primos no es bueno, por favor, deja de llorar que me harás llorar a mí también. -dije, sentándome alado de él y recargando su cabeza en mi pecho.

-Te extraño tanto. Te necesito.

-Trevor, yo.

-Ya lo sé. Amas a Harry y una relación entre primos no es bueno. Lo entiendo. Sólo necesitaba desahogarme.

-¿Perdóname si te lastimé, si? -pregunté.

-No te preocupes. Yo soy un idiota por causarte problemas y por creer que habría algo más entre tú y yo, perdóname tú.

-Te perdono, Trevor. Ahora me tengo que ir antes de que... antes de que llegue tarde a casa. Te dejaré solo. -dije levantándome de la cama.

-Está bien. ¿Quieres que te acompañe a tomar un taxi?

-No te preocupes. Los podré coger rápidamente. Ya serán las 6:45 y sería mejor que saliera antes de las 7:00. Adiós, Trevor. -dije, dándole un beso en la mejilla.

-Adiós, prima. -dijo, sí, sólo eso querido Trevor, sólo eso.

Salí de la casa y miré al cielo. Ya estaba un poco oscuro y no pasaban muchos autos por la carretera. Paré un taxi y me monté en éste para que me llevara a casa. Era un hombre como de unos 76 años de edad. Flaco y chaparro pero más vivo que Rocky Balboa. Me dejó en frente de mi casa y la admiró por un buen rato, para después sonreírme y retirarse. Caminé un poco más y empecé a sentir el agua caer sobre mi cabeza. Estaba lloviendo y muy fuerte. Traté de correr pero se me fue imposible y lo que me quedaba por caminar era un gran camino. De repente veo a mi héroe, a Harry saliendo con un paraguas en sus manos y una manta. Me tapó con el paraguas y me entregó la manta. Entramos a la casa y me sequé con la manta lo más que pude. Tenía mucho frío como para ir a darme una ducha.

-Gracias. -agradecí.

-No importa. -respondió frío.

Me estremecí y fui hacia la chimenea. Harry no la había prendido así que yo la prendí lo más rápido que pude y traté de calentarme con las llamas. Me senté en el sofá que se encontraba en frente de la chimenea y me tapé con una sábana seca. Sentí a Harry detrás del sillón, observándome sin decir nada. Alcé la vista y lo miré a los ojos, esperando a que empezara a hablar y se llenara de fuerzas para decirme quién fue el o la causante de su amargura hace horas atrás.

Adolescentes II (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora