El beso se hizo más apasionado, necesitábamos esto, con ansias. Me llevó suavemente a la habitación, pendiente de cada paso que daba para subir las escaleras. Al llegar me paró sobre el suelo y empezó a besarme más y más profundamente. Me hizo retroceder y caí sobre la cama. Él se puso encima mío, no dejando nada de peso. Nuestras prendas de vestir fueron desapareciendo. Me empecé a sentir desesperada, necesitaba esto, necesitaba sentirlo dentro de mí. Era ahora o nunca.
-Hazlo, Harry. –pedí, casi en suplica.
-¿Qué cosa, Richelle? –preguntó, besando mi cuello.
-Hazme el amor, por favor. Tal y como se debe.
-Siempre lo hago, tal y como se debe.
Entró en mí lentamente mientras susurraba: "Este es un regalo para ti bebé"
Sus movimientos eran suaves, lentas y precisas, nunca pasaron de esos límites por seguridad. Me empecé a sentir desesperada nuevamente, necesitaba más pero no podía recibir más. Empecé a sentir mis muslos temblar, estaba llegando y al parecer Harry también. Sus movimientos sólo aumentaron un poco. Solté un grito de liberación al sentirme en el cielo. La cabeza de Harry se encontraba estacionada en mi cuello mientras respiraba profundamente tratando de regular su respiración. Esto había sido tan...ideal.
Eran las 5:00 de la tarde y estábamos Harry y yo sentados en la parte de atrás de nuestra casa. Anne, mi madre, Gemma y Melanie vendrían hoy junto con sus parejas a seguir hablando sobre la boda.
A eso de las 6:00 todos llegaron. Salimos a saludar para después dejarlos entrar. Todos fuimos a la parte trasera y empezamos a hablar más sobre la boda.
-Ya tenemos en dónde se casarán, las damas de honores y los caballeros, ahora faltan los preparativos. –dijo Anne.
-Los diseñadores de la boda serán Vyedma Holperman y su hermano Islam Holperman. –dijo mi madre.
-Melanie y yo hemos estado investigando y les conseguimos unos magníficos cocineros para la boda. Enserio, son geniales. –dijo Gemma.
-¿Cuándo podremos reunirnos con ellos? –preguntó Harry mirando a su queridísima hermana.
-Me dijeron que posiblemente en dos semanas, no más de eso. –dijo Melanie.
-¿Es eso lo único que nos falta? –pregunté.
-Sólo una cosa más. –dijo mi madre mirando a Anne.
-Espero que no se enojen con esto pero Adrianne y yo hemos estado buscando lugares para su luna de miel. –dijo Anne.
-Y ya les tenemos una lista, ustedes escojan. –dijo mi madre dándome el papel lleno de nombres de regiones y estados del mundo.
-¿Todo esto? –preguntó Harry, sorprendido.
-Sí, son los mejores lugares según nuestro punto de vista. –dijo mi madre.
-Les daremos el tiempo que necesiten para decidir. ¿Quién tiene hambre? –preguntaron, yo alcé la mano inmediatamente.
Harry y Melanie sonrieron mirándome mientras que Adrianne y Anne iban a la cocina a preparar cualquier deliciosa cena. Gemma salió de la casa para recibir una llamada mientras que Melanie se comunicaba con Christian, supongo para que venga para acá y así hacer una tarde familiar.
Yo me quedé allí acostada en los muslos de Harry. Debo admitir, me sentía más cansada que nunca. Tal vez porque hicimos el amor ayer y estoy embarazada, o simplemente que cuando me acuesto me da un profundo sueño. Harry acariciaba mi cabello, dándome un poco de tranquilidad interior. Melanie entró a la casa junto con Gemma mientras hablaban felizmente sobre algún tema en especial.
-Christian y Sebastián vendrán más tarde. –dijo Gemma, mirando a Harry.
-Está bien. –respondió Harry, aún acariciando mi cabello.
-¿No te emociona? –preguntó Gemma, burlándose de su hermano menor- Ya que ustedes son los tres mosqueteros, ¿no? –preguntó, aún burlándose.
-Gemma. –dijo Harry, mirándola con las mejillas rojas.
-Está bien, te dejaré. –dijo Gemma, fue hacia la cocina.
-Me siento cansada... -susurré a Harry, él me dio una hermosa sonrisa.
-Eso se llama "síntomas del embarazo" –dijo, sonriente.
-¿Ya estudiaste todos los síntomas? Hijo. –dije, burlándome de él, él se me acercó y besó mis labios.
-No, no he estudiado todos los temas. Pero sólo sé que cuando una mujer está embarazada se cansa muy rápido, como tú. Ahora tienes hambre y cansancio, es extraño como se juntan los sentimientos en una mujer embarazada. –dijo, yo no evité sonreírle emocionada, ¿por qué?
-Richelle, ¿puedo hablar contigo un momento? –escuché la voz de mí madre y me exalté.
Miré a Harry con los ojos abiertos. Él los tenía de la misma manera pero más disimulada. Me hizo un gesto para que respirara y me calmara. ¿Qué querría la doña?