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La puerta de la clínica se abrió lentamente y de ella vi pasar a mi hermoso prometido, con una camisa blanca y unos pantalones ajustados negros y sus típicas botas chocolates. Me sonrió y al ver a Martina le dio un saludo de mano junto con un "Buenas noches"

Yo me levanté de mi puesto y me despedí de Martina con un beso en la mejilla. Ella se despidió de los dos y Harry y yo salimos de la clínica. No estaba tan agotada, pero tampoco quería que paseáramos así que le dije a Harry que nos llevara a casa, él aceptó. Cuando llegamos a casa subí a nuestra habitación y me puse una pijama que consistía en un short y una camisa de tirantes roja. Parecía muy niña y eso me encantaba. Me hice dos coletas y me recosté en la cama junto con mi iPad. Empecé a buscar recetas para una cena espectacular, tenía planeado en invitar a la familia mañana para celebrar el hecho de que el bebé se encontrase sano y salvo. Harry entró en la habitación con las manos metidas en sus bolsillos. Tenía la mirada baja y no sacaba las manos de sus bolsillos por nada del mundo. Me empecé a preocupar por él, así que dejé el iPad a un lado y me senté con piernas cruzadas casi en el borde de la cama. Lo observé sin decir nada para después esperar a que él dijera algo.

-Me ha llamado mi madre. -dijo, yo lo observé- Me ha dicho que...

-¿Harry, qué está pasando? -pregunté.

-Mi madre me ha dicho que tu padre sufrió de un accidente en Irak. -dijo, ¿qué?

-¿Que mi papá qué? -pregunté, empecé a sentir la adrenalina en mi cuerpo.

-No te preocupes, hermosa, está en el hospital. Simplemente se rompió una pierna, no te alteres, ¿si?

-¿Qué no me preocupe? ¿Qué no me altere? ¡Es mi papá, Harry! -dije, parándome en frente de él.

Sentí sus manos rodearme la cintura y sus labios sobre los míos. ¿Qué manera más eficiente para calmar mis enojos?

-Mírame, hermosa. -dijo mientras derramaba pequeñas lágrimas por todo mi rostro- Mírame.

-Harry, yo.

-Mírame. -ordenó por última vez, lo miré- Te he dicho que él está bien, sólo sufrió una herida que fue una pierna rota, sólo eso. Estará contigo todo este tiempo.

-¿Podemos ir a verlo? -pregunté, ¿qué me sucede? Ir a Irak, ni loca-

-¿Ir a Irak? No lo creo.

-Sí, lo sé. Ahora que lo pienso sería extremadamente peligroso.

-Amor, él está bien. Quita esa carita, ¿si? Que si lloras lloraré yo también. -dijo, agarrando mi rostro en sus manos.

-¿Seguro que solamente se rompió una pierna?

-Sí, amor. Sólo una pierna y nada más. Ahora, quiero que te acuestes en esa camita.

-¿Por qué? ¿Qué harás? -pregunté.

-Tengo que hacer algo amor. Duérmete.

-Harry, son las 8:40. No me quiero dormir.

-Entonces haz lo que estabas haciendo antes de que yo llegara, ¿si? No te preocupes, sólo haré algo y vendré contigo.

-Está bien. Pero no te tardes.

-No lo haré. Ahora, acuéstate, eh.

Harry salió de nuestra habitación. Yo agarré el iPad y salí al balcón. Eran las 8:45 y el cielo ya estaba oscuro. Las estrellas y el resplandor de la luna iluminaban el cielo oscuro, transformándolo en un oasis de la belleza de la naturaleza. Desde aquí se podía ver la ciudad. Observé. Apartamentos con luces prendidas y apagadas, con amarillos tenues y azules claros. Hermoso. Prendí la luz y el lugar se aclaró de 50 a 100. Mucho mejor para lo que tenía pensado hacer. Prendí el iPad y puse música tranquilizante e inspiradora. Luego me levanté de nuevo y fui a buscar mi computador. Lo prendí rápidamente y puse la contraseña. Abrí Word y me quedé allí esperando a que la música inspiradora me llenara de inspiración. Planeaba hacer mi primera novela.

Adolescentes II (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora