Los dos fuimos hacia la cocina. La partimos en dos partes, un lado para cada uno. Quedamos en que íbamos a preparar cada uno una cena, con postre incluido. Los dos empezamos. Yo preparé unos espaguetis deliciosos. Eran de salsa roja, con albóndigas. Miré de reojo a lo que Harry hacía, y me di cuenta de que preparaba justamente lo mismo que yo, sólo que eran espaguetis de salsa blanca. Maldito. Cuando terminé de hacer mi cena empecé a preparar el postre, me di cuenta de que Harry ya había empezado a hacer el postre. Decidí en hacer un pastel frío de chocolate. Empecé a hacerlo y luego lo metí en el refrigerador, ya listo, solo le faltaba el frío. Después de media hora decidí sacarlo y sí, estaba lo suficientemente frío. Decidí en darle una probada y sí, estaba justamente como pensé que estaría, delicioso. Miré a Harry, informándole que ya había acabado, él me miró de la misma forma, informándome que él ya había terminado. Pusimos todo en la mesa del comedor, nos miramos a los ojos y nos sentamos frente a la comida del oponente. Yo empecé a comer los espaguetis de salsa blanca de Harry, y él empezó a comer los espaguetis de salsa roja, los míos. Debo admitir que estaban totalmente delicioso, tenían un sabor indescifrable. El rostro de Harry y la forma rápida en comer me afirmaba que mi comida le encantaba. Cuando terminó de comerla me miró con el ceño fruncido.
-¿Qué te pareció mi comida? –pregunté.
-Me ha parecido...deliciosa. –admitió.
-Y eso que aún no has probado el postre.
-Sé que ese estará más que buenísimo. ¿Qué te parece mi comida? –preguntó, al ver mi plato vacío.
-Deliciosa, debo admitir que me ha sorprendido señor Styles. –respondí- Ahora, pido que calle ya que quiero probar su postre.
-Por si no lo sabías, es un pastel frío de sabor a fresas, con un poco de chocolate. –dijo, con las palabras se me hacía agua a la boca.
-Está bien, y tú por si no lo has notado, mi postre es un pastel de chocolate frío, con fresas sobre él, disfrútalo.
Empecé a comer el postre de Harry, agradecí a Dios que me haya hecho un plato entero, ya que estaba muy bueno. Cuando terminé de comerlo miré a Harry, quién ya había terminado de comer mi postre y me miraba con una sonrisa en su rostro. Yo le sonreí de vuelta, había sido el pastel frío de fresa más delicioso que yo había probado en mi vida entera.
-¿Qué te ha parecido? –preguntó.
-¿Podrías hacerme uno para esta noche? Por favor.
-Me encantaría. ¿Podrías hacerme uno para esta noche?
-Me encantaría. ¿Podrías fregar los trastes?
-No me encantaría pero, lo haré.
-Que lindo, gracias. Estaré en la habitación, tomaré una siesta. –dije.
Subí rápidamente a la habitación y me acosté en la cama. Cerré los ojos lentamente y me dormí.
Abrí los ojos y todo estaba oscuro. Solo se veía una luz al fondo del lugar, me levanté de la cama a paso lento. Atravesé la puerta y bajé las escaleras, me dirigí a la cocina y allí estaba Harry, preparando el pastel.