Desperté por un rayo de luz que se atravesaba por una ventana ya abierta. Me estiré un poco antes de levantarme, para darme cuenta luego de que él no estaba allí. Me paré rápidamente de la cama y fui hacia el balcón de nuestra habitación. Allí estaba él, sentado en una silla y leyendo el periódico de el día. Me abracé de su cuello y besé su mejilla. Sí, estas eran unas de las mil y una formas en las que quisiera despertar todos los días.
-Buenos días. -susurré en su oído.
-Buenos días, amor. -dijo, virándose y dándome un beso- ¿Cómo dormiste?
-Pues, bien. Hubiese despertado mejor si estuvieses a mi lado. -dije, él sonrió de lado.
-Quería leer el periódico de hoy, amor. Ya sabes, alejarme un poco de la realidad. -dijo, pero después calló.
-¿De qué realidad te quieres alejar, Harry? -pregunté, separándome de él instantáneamente. Oh no, esto no estaría bueno.
-No me refiero a esa realidad, amor. -dijo, levantándose.
-No me toques, Styles. ¿A qué realidad te refieres? ¿A mí? ¿A el bebé? ¿A nuestra boda? Si no te quieres casar conmigo y no quieres al bebé sólo dímelo. -dije, caminando hacia la cama y sentándome en ella.
-Que no me refería a eso. Dios. -calló- A veces es imposible hablar contigo, mujer.
-¿A sí? ¿Por qué no mejor te vas y hablas con cualquier mujercita de la calle? Una que sí te pueda entender porque parece que con la mujer que has estado por más de 4 años no te entiende ni te comprende.
-¡A veces pareces todo menor una mujer, pareces una chiquilla! -exclamó, sacándome más de las casillas.
-¡Pues has embarazado a una chiquilla! ¿Quién es el más idiota ahora? -dije.
-¡Dios mío Richelle, eres estresante! Cuando te quites el fuego de encima me llamas, no puedo estar una mañana tan amargado como me has puesto.
-¡Vete, entonces! ¿Quién te ha dicho que te necesito?
Frunció el ceño como no muy convencido. Sí, él sabía perfectamente que yo lo necesitaba, y ahora más que nunca. No, así no quiero despertar todas las mañanas. Si sólo hubiese mantenido la boca cerrada nada de esto hubiese sucedido. Se cambió de pantalón y de camisa, poniéndose una blanca, de esas que me encantaban. Maldito. ¿Acaso se iba a éstas horas? ¿A las 10 de la mañana? ¿Me dejaría sola?
-¿Te irás? -pregunté, con el fuego ya apagado, bueno, más o menos.
-¿Ves que irónico es todo esto? Primero digo algo, y acepto que no fue lo mejor dicho. Segundo, te vuelves una fiera, una loca por eso cuando ni siquiera fue lo que quise decir. ¿Crees que quisiera alejarme de nuestra realidad? ¡Es la mejor realidad que en mi vida he vivido! ¿Y aún así crees que me quiero alejar? Tercero, después de gritos y más gritos y más gritos, te comportas como una "yo no hice nada". Así no podemos resolver las cosas, Richelle. Las parejas tienen problemas, sí, pero estas no son las formas.
Me quedé callada, sabía que por parte tenía razón pero, ¿cómo iba a saber yo que a nuestra realidad no se refería? No dije nada y sólo crucé mis brazos, sentándome nuevamente en la cama. Él bufó y agarró su celular, su billetera y las llaves.
-Estaré en cualquier lugar, no me busques. -dijo.
Minutos después escuché una puerta cerrarse fuertemente. ¿Así que quería que las cosas fueran...malas?
Esperen, ¿he sido muy mala e inmadura? ¡Por el amor de Dios! ¡Claro que lo fuiste, los dos! En primer lugar, él no pudo haber dicho: "...ya sabes, para alejarme de la realidad" ¿qué pensaba que iba yo a creer? ¿que quería alejarse de su propia realidad? ¿cuándo entenderá que ahora no vive una realidad, sino dos? Ahora y muy pronto vivirá tres realidades y no podrá seguir diciendo: "...alejarme de la realidad" ¿acaso le afecta nuestra boda? ¿acaso le afecta el bebé? ¿qué le afecta?
Me levanté de la cama y fui nuevamente hacia el balcón. Miré hacia abajo para ver si ya se había ido con el carro y sí, se había ido y me había dejado, a mí y a el pequeño bebé. No, no llores, sé fuerte, demuéstrale a este hombre que no eres como las demás chicas, vamos, tú puedes. ¿Qué debería hacer ahora? ¿Llamar a mi madre? No, sería malísima idea. Posiblemente me regañaría por ser tan cabeza hueca y no pensar en lo positivo, ¿cómo pensar en lo positivo cuando te acaban de decir indirectamente que eres un problema y que la única manera de alejarte de él es leer un periódico? ¿cómo? Tal vez ir a casa de Anne. No, ¿qué estoy pensando? Harry posiblemente estaría allí diciéndole a su mamá que le dé un fuerte abrazo, niño de $#@%.
¿Ir a casa de Alexa? Sí, no sería mala idea. Entré al baño y me di una larga y decidida, también merecida ducha. Al salir me puse un vestido hasta los pies, color crema y sin tirantes ni mangas. Mi no muy pequeña barriga de dos meses se notaba y era eso lo que yo quería. Me dejé el cabello suelto y me puse un poco de polvo en las mejillas y en los ojos, me puse un brillo en los labios y ya estaba lista. Me puse unas chanclas para no dañarme la espalda y agarré un bolso, metí el maquillaje, mi billetera, antes me fijé que tuviese dinero, un cepillo, agua y mi celular. Bajé y salí de nuestra casa. Me senté en la parada y esperé a un taxi el cuál me llevara al departamento de Alexa. Llegó uno y me ofreció el viaje.
-Buenos días, al departamento Berthmont, por favor.
-Como usted guste, señorita.
Era un hombre de unos 50 a 60 años de edad. Barbudo y con cabellera ya blanca. Tenía unos lentes y en su radio sonaba Ruben Blades. Tenía un rosario guindando de los retrovisores delanteros y papeles con el nombre de "La virgen María"
-¿Sabe usted lo muy linda que es? -preguntó, ¿qué?