Pero era absurdo. Sus labios eran mi droga, él era mi droga, mi tabla de salvación. Tomé su rostro entre mis manos e hice que se acercara más a mí, que profundizara más el beso. Cuando nos faltó el aire a ambos, separé sus labios de los míos. Lo miré a los ojos, sí, ésta era la manera perfecta para un "perdón".
-¿Me perdonas? -preguntó él.
-No, ¿me perdonas tú? -le pregunté.
-Elle, yo fui el idiota que no supo medir sus palabras, perdóname a mí.
-Harry, fui yo la que no te supo comprender, perdóname tú a mí.
-Bueno, entonces perdonémonos los dos y hagamos el amor. -dijo, tomándome de la cintura.
-Te perdono. -dije sin pensarlo dos veces.
-Te perdono. -dijo él, con una sonrisa pícara en sus labios.
Sus besos eran tan perfectos, tan profundos, tan propios de él, tan innatos de él, eran los besos más perfectos, profundos, propios e innatos en el mundo, era besos de Harry. Sus manos descendieron hacia mi vestido, el cual lo fue bajando lenta y tortuosamente. ¡Dios, él sí que sabía cómo volverme loca! Cuando logró deshacerse de mi vestido hasta los pies me miró de pies a cabeza. Una hermosa sonrisa se apareció en su rostro. ¿Cómo podía gustarle ver a una mujer embarazada?
-No sabes cuán hermosa te ves con esa barriga de dos meses.
Besó mis labios y me recostó suavemente en la cama. Se quitó su camisa y su pantalón de una manera muy rápida, sorprendiéndome totalmente. Me miró. En sus ojos veía el deseo, el ardor y la pasión. ¿Por qué me sentía tan intimidada, tan nerviosa, tan inocente en estos momentos? Tal vez sería porque, básicamente, este es nuestro nuevo ritual del perdón. Quitó mi sostén de una manera rápida. Wow, sí que ha aprendido. Luego quitó mis bragas. ¿Qué haces Harry? ¿Por qué no vamos despacio? Sólo quiero que me ames.
Pero pensé muy rápido. Sus besos fueron hacia mi cuello. Besó, lamió y mordió todo lo que pudo, extasiándome. Bajaron hasta mis pechos. Besó cada uno de ellos esperando a que estos se pusiesen erectos.
Esa noche, Harry me hizo el amor...
Amanecí por un ruido estruendoso. Por mi mente pasaron mil y una de ideas espantosas que le pudiesen haber pasado a Harry, porque no estaba conmigo. Bajé envuelta en la sábana blanca hacia la sala. Él estaba allí, cargando una cajeta gigante de x cosa. ¿Qué era?
-Buenos...días. -dije al ver la gigantesca cajeta, causante de aquel ruido estruendoso.
-Buenos días nena. -dijo, poniendo la cajeta sobre la mesa de estar.
-¿Quién la mandó? -pregunté, mirando la cajeta.
-Yo compré lo que hay dentro. -dijo, lo miré con la ceja alzada.
-¿Y qué es? -pregunté.
-Ya lo verás. -dijo- Primero quiero que te vayas a bañar y te pongas hermosa.
-¿No te gusta verme con sábana después de hacer el amor por la noche?
-Me encanta, pero ahora me gustaría verte con ropa.
-Está bien. -dije bufando.
Subí lentamente y sin apuro a mi habitación. Me haría la que no quiere ver nada, aunque por dentro estaría muriendo de ganas por saber qué mierda hay en esa cajeta gigante. Entré lentamente a la ducha y me di un baño merecido después de tanta... acción. Cuando salí de la ducha busqué algo que ponerme. Opté por un vestido hasta las rodillas algo floreciente. Era blanco con rosas rojas y hojas verdes. Me puse unas chanclas negras y me amarré el cabello con una cola. Cepillé mis dientes y bajé las escaleras. Ahora sí, por fin veré que hay. Cuando bajé las escaleras me sorprendí grandemente con lo que mis ojos estaban observando.
Dos fotos gigantescas de mi pegadas en la pared. Una sonriendo y la otra carcajeando. ¿Pero, cómo?
-Zayn tiene gran talento, ¿no? -preguntó, lo observé y no evité sonreír- Sales hermosa, en ambas.
-Harry, esto es... -dije sin palabras.
-Lo sé. Hace unas semanas atrás me puse a pensar en cómo me gustaba verte más. Concluí que amaba verte sonreír y carcajear. Le pedí a Zayn que te hiciera estos retratos en blanco y negro. Se lució.
-Esto es enserio increíble Harry. ¿No es suficiente con verme todos los días?
-Elle, me encanta verte todos los días, y ahora que podré verte el doble es mucho mejor.
-No sé si me gustaría verme todos los días.
-A mí sí me gustará verte todos los días. Tu belleza es admirable.