Escuché como esparcían unas persianas y sentí los rayos del sol contra mi cabeza. ¡Dios! Hoy es el día, ¿lo es? En realidad no lo sé. Miré a Harry de pies a cabeza, estaba sin camisa y con un pantalón de ejercicio color gris. ¿Qué haría? Moría de intriga. Él me miró con una sonrisa en sus labios.
-No sabes lo hermoso que es despertarse todas las mañanas y verte acostada junto a mi. –dijo él.
-Siento y pienso lo mismo que tú, el pensamiento es mutuo. –respondí, sonriendo.
-Iré al gimnasio, ¿quieres ir? –preguntó sonriendo, poniéndose una camisa de marca color negra sin mangas.
-No tengo muchas ganas, tal vez luego, luego, luego. –dije bostezando y estirándome.
-¿Te quedarás toda la tarde haciendo nada? –me preguntó, yo asentí con una sonrisa segura en la cama, él sonrió y luego frunció el ceño.
-¿A qué hora volverás, Harry? –pregunté, sentándome en la cama y mirándolo a la cara.
-No tardaré más de 1 hora amor, así estaré lo que queda de el día aquí contigo. –dijo.
-Está bien, amor, no te tardes. –dije, levantándome de la cama y dándole un beso en los labios.
-Te veo más tarde. –dijo, se separó de mis labios y salió de la casa.
Harry siempre solía ir por las mañanas a el Gimnasio, extrañamente se empezó a preocupar por su cuerpo, excelente. Su gimnasio "preferido" estaba en el centro de la ciudad, eran 45 minutos de ir y 45 minutos para venir, sabía que no llegaría tan "temprano" como lo predecía. Me levanté de la cama con las perezas más grandes del planeta tierra, mierda, como quisiera quedarme acostada en la cama hasta las mil horas, ¡Dios! Me siento cansadísima. Me puse una bata de dormir y bajé las escaleras con mis pantuflas favoritas. Fui hacia la cocina y abrí la refrigeradora. ¿Qué me prepararía hoy a mí y a mi nuevo compañero de mañanas solitarias? Saqué 3 huevos y algunos que otras cosas. Haría un delicioso omelet con una ensalada de frutas de: fresas, naranjas y uvas verdes. Sí, ahora estoy embarazada, eso significa: "Comer saludablemente", sí...eso.
Al terminar de preparar toda la comida "saludable" me senté en la mesa de la cocina.
-Hola...eh, bueno, soy tu mamá. –dije, hablándole a mi bebé- Sé que posiblemente no me escuches, es lo más posible, pero quiero que desde el principio sepas que mamá te amará para siempre, aunque ahora dude mucho, siempre te amaré. No cometeré ninguna locura bebé, no te preocupes. Te tendré en mi vientre los meses necesarios para saber que estás completamente saludable y sano. Te amo, desde ahora y hasta la muerte.