Cap 69

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- ¿Y le has dejado? -preguntó Garbiñe a grito pelado, en mitad del salón del trono, alarmando a todos los soldados que tenía al lado.

A Odín no pareció importarle que la chica le estuviese gritando, pues su rostro emitía tranquilidad. Era como si estuviese en trance, cosa que a Garbiñe no le gustaba; le gustaba quw la gente la mirase a la cara mientras ella hablaba. Pero Odín miraba más allá de ella.

- ¡No nos podemos fiar! -añadió la chica, levantando la voz aún más.

- Claro que podemos -la grave voz del rey de Asgard resonó por todo el salon. La chica puso los ojos en blanco-. No tenemos motivos por los que no debamos fiarnos de ella. Es una chica que lleva diez años encerrada en Svartalfheim, y que es hija de Laufey.

- ¿Y él? -la pregunta desconcertó al mayor-. ¿Que dice Laufey de todo esto?

- Él está dispuesto a hablar con ella, así que en cuanto la vea, sabremos si es en realidad su hija, pero de momento, las historia de Laufey encaja con la de Mayra -respondió Odín tras un largo suspiro.

Garbiñe apretó los puños. No era justo que la tratasen así siendo una desconocida. Seguramente no a todos los trataban así. Recordó cuánto tardó Odín en tratarla bien. Pero a esa chica... La tratan como si ya supiesen quién es en realidad.

- Está bien -murmuró la chica-. Supongo que tengo que hacerte caso, sólo espero que no te equivoques.

Dicho esto, Garbiñe salió andando del salón del trono. Odín la siguió con la mirada hasta el punto en que ya no la vio.

•••

- ¿Tu crees que debemos fiarnos de ella?

Thor dudó, y Garbiñe fruncio el ceño. Ambos tenían una unión muy fuerte, casi podían leer lo que el otro pensaba. Pero a veces, solían pensar diferente. Este no era el caso.

- No. La verdad es que me parece un poco extraño todo esto, pero ya sabes como es mi padre; un inmenso cabezota.

Garbiñe asintió con la cabeza. Por lo menos había alguien que pensaba igual que ella.

- ¿Que tal lo llevas? -preguntó Thor desconcertando a la chica -

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- ¿Que tal lo llevas? -preguntó Thor desconcertando a la chica -. Lo que te hizo Malekith...

- Ah eso -contestó ella rápidamente-. Bien, Odín me ha dado un brebaje para disimularlo un poco.

Thor sonrió de lado. Aquella chica le importaba muchísimo como para dejar que le pasase algo.

•••

- Deberías dejar de pensar en ella -Helena esquivó el ataque de Garbiñe con mucha facilidad.

Ésta emitió un sonido de fastidio al caer al suelo, pero se levantó rápidamente, e intentó volver a embestir a su magia con la espada; de nuevo fracasó.

- No estás atenta -comentó Helena, haciendo flotar a Garbiñe a varios metros del suelo con un solo dedo.

Cuando la soltó, y ésta cayó al suelo, se oyó un fuerte golpe de la armadura chocar contra el suelo. Garbiñe se pasó una mano por la boca, ya manchada de sangre, y se levantó lentamente, pero sin atacar a Helena. Estaba claro que no servía de nada entrenar con la mente en otro lado.

- No pienso en ella -dijo bruscamente Garbiñe tirando la espada al suelo, y sentándose en uno de los peldaños.

Helena se acercó a ella, con pasos elegantes, y se sentó a su lado. Pasó una mano por la cara de la chica, curando la herida de la boca. Garbiñe se lo agradeció asintiendo.

- Escucha, he estado pensando esto durante mucho tiempo, y creo que es lo mejor -empezó Garbiñe, y ese comienzo le dio miedo a Helena-. Me iré unos días a Midgard, estaré con Iraitz, dado que no tengo a donde ir...-esto último lo susurró-. Estaré unos días, los suficientes como para despejar mi mente de todo lo que ha ocurrido estos últimos días. Escucha, necesito hacerlo...

- Y yo no te digo que no -la interrumpió Helena-. Sólo que sabes lo que opina Odín de eso...

Garbiñe ladeó la cabeza.

- Me da igual, dado que no se va a enterar. Porque tú -la señaló-, vas a cubrirme, ¿si?

Helena la miró fulminante por haberla metido en ese asunto, y porque sabía que Garbiñe no la dejaría en paz hasta que consiguiese lo que quería. No tuvo más remedio que asentir.

- ¿Y cuando piensas irte?

- Ahora -respondió Garbiñe levantándose y encaminándose hacia Heimdall.

•••

- Espero que sepa lo que está haciendo, princesa -Heimdall habló con su grave voz,

La chica asintió, preparada para su partida. Lo tenía todo planeado; tenía todo lo que necesitaba para estar unos días en Midgard. No creía que hubiese algún problema. Cuando sintió que el puente la absorbía, cerró los ojos y se dejó llevar.

•••

Cuando abrió los ojos, ya no estaba en el Bifrost; estaba en mitad de la calle. La gente la miraba; obvio, pues llevaba su armadura asgardniana, que se la había dejado puesta por si acaso.

Los coches la pitaban, estaba en medio de la carretera. Se apartó rápidamente, y se encaminó a la casa de Iraitz. Esperaba que no se hubiese mudado.

- Perdone -una voz la interrumpió-. Pero creo que eso que está pisando es mío.

Miró hacia abajo, y vio una entrada de cine bajo sus botas. De nuevo, miró al hombre que la había hablado. Le sonaba de algo, pero ¿de qué?

- Pues agachate a cogerlo? -fue lo único que salió de la boca de Garbiñe.

El hombre rió.

- Creo que no sabes quien soy, ¿verdad?

- Pues si no eres Papá Noel, no me interesa -respondió bruscamente ella.

- Soy Tony Stark ¿te suena? -ella negó.

Loki Y Tu// Un universo para los dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora