Casados.

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(t/n).

Abrí los ojos, el sol entraba por la ventana, era un día soleado, parecía que había amanecido así a sabiendas de que este era nuestro primer día como casados; me desemperecé, me estiré todo lo larga que era, me giré para ver a mi marido, y no pude evitar sonreír ante esa palabra, marido.

-Buenos días...- Tom me estaba mirando fijamente, con una pequeña sonrisa.

- hola...- le respondí- ¿Qué tal has dormido?

-no he dormido, me he pasado toda la noche mirándote...- abrí mucho los ojos asombrada pero sonreí, yo también hacia eso muchas noches, sobre todo cuando Tom se dormía en mi pecho, me pasaba toda la noche mirándole dormir y acariciándole el pelo.

- y que, ¿has descubierto algo nuevo sobre mí? - hizo un pequeño sonido y asintió.

- he descubierto que en toda la noche no ha habido ni un segundo donde no me tocaras, siempre hay una zona de tu cuerpo que toca el mío, como ahora. - movió sus pies que estaban enredados con los míos.

- ¿y eso te molesta? Porque no voy a dejar de hacerlo. - le aseguré, me tranquiliza sentir su piel cuando duermo, bueno cuando duermo, cuando veo la tele, cuando paseamos, cuando vamos en el coche, en definitiva, me encanta sentirlo siempre.

-al contrario, me enamoras mucho más...- estiré mi cuerpo para juntar nuestros labios, en nuestro primer beso, del primer día del resto de nuestra vida juntos; me separé de él y me volví a acomodar en la almohada, sin dejar de mirarnos. - el cuarto de baño tiene bañera...- no pude evitar reírme.

- ¿y has pensado algo no? - me relamí, al ver a Tom desnudo, me acordé de lo que había pasado anoche y a mí también se me ocurrió algo que hacer en la bañera.

- pensé en disfrutar de ti en ella. - miré el reloj que estaba colgado en la pared encima de la tele, las doce del mediodía, si, podríamos disfrutar de lo que quedaba de mañana en la bañera, total teníamos la habitación para nosotros hasta mañana por la mañana.

- me apunto, pero tu preparas la bañera.

-claro. - se levantó de la cama, no sin antes dejar un pequeño beso en mis labios; lo seguí con la mirada, había dormido desnudo, y no pude evitar morderme el labio cuando mis ojos se clavaron en su trasero; entró al cuarto de baño y al segundo escuché el agua caer.

- que prefieres, frutas del bosque o rosa mosqueta...- dijo mientras salía del baño y me enseñaba dos frascos pequeños.

-no sé, ¿las dos? -Tom se encogió de hombros y desapareció de nuevo en el baño. Justo en ese momento alguien tocaba a la puerta de la habitación. - voy yo, - le grité a Tom, me levanté de la cama, me puse una bata de seda color crema que seguramente Enma habría puesto allí, ya que ellos eran los que habían preparado la habitación y abrí la puerta pero no había nadie al otro lado, miré por el pasillo pero no había nadie pero si había un sobre en el suelo con mi nombre, lo recogí y entré de nuevo a la habitación; con cuidado abrí el sobre, no ponía nada más a parte de mi nombre y de dentro saque un papel doblado, lo desdoble y vi letras de recortes de revistas, alguien tiene mucho tiempo libre, pensé y leí: " disfrútalo, te queda poco tiempo, una sí, no habrá dos." Parpadeé un par de veces y lo releí no entendía nada de lo que ponía.

-¿Quién era?- nada más escuchar a Tom guarde en mi espalda el papel y el sobre.

- nada, digo nadie, algún gracioso...- le sonreí y el me guiño un ojo.

él volco mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora