tomoso

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Ya era de día y de nuevo no sé cómo llegue a la cama, fijo que Tom me había traído de nuevo en brazos, no era la primera vez que lo hacía y cuando lo hacía, me sentía cuidada, sentía que se preocupaba por mí, y eso era agradable.

- ¡Buenos días! - le dije dándole un beso en los labios, que rico sabia Tom por las mañanas.

- buenos días malota...- era demasiado temprano y ya me estaba molestando.

- ¿tan pronto y ya haciéndome rabiar? Juegas con fuego pequeño Jedi...-

- es que estas más sexy cuando te enfadas-

- ¿perdona? yo siempre estoy sexy- me levanté de la cama, solo llevaba puesto unas bragas y di una vuelta sobre mi misma- ¿no estás de acuerdo?

- sí que lo estoy- me dio un repaso con la mirada parándose en mi pecho y en mis piernas y se mordió el labio, era un gesto que hacía muy a menudo y cuando lo hacía mis piernas temblaban.

- me voy a duchar...- me acerque a Tom para darle un par de besos más antes de ir a la ducha, pero me agarro y no me dejaba irme. -suéltame que me voy a la ducha- como siempre, Tom ignoró mis peticiones y empezó a hacerme cosquillas - no, no, no, Tom porfa, que tengo muchas cosquillas, para...- no podía parar de reír- Tom, suéltame me haces daño. - sentencié fingiendo estar enfadada.

- lo, lo siento. - Tom se lo había creído, y parecía tan apenado que no pude seguir con la broma.

- es broma...- le di un beso en la mejilla.

-eres cruel... - no pude reprimir mi risa.

- eres tan fácil de engañar...- le guiñé un ojo y le di otro beso, pero esta vez en los labios y después me fui a la ducha, no sin antes levantar un poco mi camiseta para que Tom viera mi culo.

- (t/n), te quiero- me gritó Tom de repente y yo me di la vuelta

- ¿cómo que me quieres? – me apoyé en el marco de la puerta y le miré.

- te quiero como para ver tu culo todas las mañanas por el pasillo. - eso me hizo sonreír.

- espero que no te canses de mirarlo porque te aseguro que lo veras el resto de todas tus mañanas. - y me fui a la ducha.

Después tenía que hablar con mi familia, tenía ganas, pero a la vez no, porque hacía tres días que no los llamaba y de seguro mi madre me echaría la bronca.

Después de la ducha llamé a mi familia, mi madre me hecho la charla de que estaba muy preocupada que no volviera a estar tres días sin llamar y a ver qué tal estaba, si comía, si hacia mis trabajos para septiembre, y me recordó que algún día tendría que volver, pero eso lo ignoré rápidamente, y le reproche a mi madre que me lo recordará todos los días, esta era la segunda cosa por la que no la llamaba.

Cuando mi madre me dejo colgar me puse hacer algo para los exámenes de septiembre ya que Enma estaba en la cocina y los chicos habían salido y no había nada más entretenido que hacer; de repente empecé a oír música que venía de la cocina y fui a ver.

- ¿qué haces?

- nada, he descubierto el equipo de música ¿sabes que tienen un altavoz en cada habitación? y que si le doy a este botón suena en toda la casa.

- ¿y a qué esperas? Dale, te reto a una batalla de baile...- hice un par de movimientos de baile y Enma se rio, le di al botón y como por arte de magia bueno más bien por arte de la tecnología en toda la casa empezó a sonar una canción de Tokio Hotel. - dios, sí que se gustan a sí mismos...- las dos nos reímos, no me podía creer que después de pasarse todo el día en el estudio escuchándose llegaran a casa y pusieran su música. - ¿me concedes este baile? -

- por supuesto- me dio la mano y empezamos a bailar por toda la casa.

Cantábamos, bailábamos, algunas canciones lentas, otras de reguetón e incluso alguna canción antigua, algo de rap también se coló; bailamos, quien dice bailar dice hacer el tonto, durante un par de horas y como la música estaba muy alta no oímos entrar a los chicos que nos pillaron en el momento culmen de la canción, bailando encima de los sofás y cantando a todo pulmón.

- ¿que hacéis? – grito Bill, y Tom nos apagó la música...

- ¿hacéis los espectáculos cuando no estamos? Eso no es justo. - fingía estar indignado, pero en realidad tenía esa sonrisa que le salía cuando pensaba en algo indebido.

- la culpa es de Enma que me lio...- intenté excusarme, la verdad es que me había dado un poco de vergüenza que nos hubieran pillado.

- oye, tú me seguiste, yo no te obligue a nada, de hecho, fuiste tú la que le dio al botón...- se rio y me acusó, seria chivata.

-da igual, tenemos una sorpresa para vosotras, está a fuera, vamos...-nos taparon los ojos con las manos y salimos, mi corazón latía a mil por hora, no me imaginaba que podía ser y eso me ponía aún más nerviosa, no me gustaban mucho las sorpresas, bueno solo un poco.

- ¡TACHAN! - gritaron a la vez los gemelos y nos quitaron las manos de los ojos, no me lo podía creer enfrente de mi había un oso de peluche enorme, me sacaba por lo menos dos cabezas.

- aaaaaaah – grité y corrí hacia el enorme oso para abrazarlo, era muy suave- que chulo, me encanta, - solté el oso y corrí hacia Tom para saltarle encima y pegarme a sus labios- gracias, gracias, gracias, es súper bonito, - me despegue de Tom y lo miré seria - siempre había querido un oso de peluche gigante, - miré a Enma que estaba embelesada con su regalo, seguro había sido ella quien se lo había chivado a Tom, lo supongo porque yo ayudé un poco a Bill.- pero te abra costado mucho ¿verdad?

- olvídate del dinero, es para ti porque me encanta verte tan feliz...

- enma. ¿qué es el tuyo? - me acerque a ella y en sus manos tenía una cajita abierta que tenía un collar muy bonito con la mitad de un corazón y una llave y por detrás ponía Enma y el día que Bill y ella se conocieron- que bonito, pero mi tomoso gigante mola más. - dije súper feliz, creo que esta sonrisa no se me borraría por días.

- ¿tomoso? - preguntó Tom. - ¿Le has llamado así?, no me gusta.

- pero a mi si y como es mío, te aguantas- le di un beso en los labios sin soltar mi enorme regalo que, aunque fuera genial, estupendo y súper suave pesaba bastante el condenado.

- ¿te gusta? - le preguntó Bill a Enma, de mientras Tom y yo observábamos la escena.

- claro, es, es perfecto, eres increíble...- lo beso igual que yo había hecho con Tom.

- mira yo tengo la otra mitad y el candado- le enseño el colgante que traía ya puesto, espero que Tom y yo no nos viéramos tan empalagosos.

- aggg, Tom vámonos, son demasiado ñoños para mí. – dije para meterme con la pareja de tortolitos y como respuesta ambos me hicieron una peineta (.I..)

- y para mí...- Tom hizo un gesto de asqueado para seguirme el juego y meterse con ellos.

- y vosotros sois igual de tontos los dos, tal para cual...- nos dijo Bill pero Tom y yo ya estábamos de camino a nuestra habitación.

- yo también tengo un regalo para ti...- le insinué a Tom y me quité la camiseta.

- ¿así? ¿Qué es? - yo también iba a darle un regalo a Tom, un regalo que le gusta muchísimo y que comenzaba por bajarle los pantalones y yo desnudarme y que acabaría con los dos empapados en sudor y descansando de tanto placer mutuo.

- desnúdate y lo sabrás...- le dije echando el cerrojo a la puerta de nuestra habitación.

él volco mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora