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Mark se había encargado de ser más cuidadoso, la última vez había terminado todo manchado y se las había tenido que ingeniar para lavar su ropa en modo ninja sin que su madre se enterara. Por suerte, ahora tenía una camisa limpia y el lugar había sido más apropiado que un salón vacío. Sí, en su cabeza el baño de la escuela era un lugar más apropiado. Se rió ante sus propios pensamientos. 

La sonrisa se borró de su rostro cuando sintió que alguien entró al baño, el chico con el que había tenido una rápida sesión ya se había ido, por lo que estaba él solo en el cubículo y si era algún profesor, seguramente lo mandaría de regreso a su salón únicamente. Pero no sonaban como un profesor, era un grupo y por la forma en la que se estaban burlando de alguien, eran un puñado de pandilleros. 

— No sabía que en nuestra clase había una mariquita—habló uno.

— Ni siquiera había notado su presencia— admitió otro entre risas.— Pero supongo que ahora lo visitaremos todos los días. 

— Agh, me da un puto asco esa gente, deberían dejar de existir o algo así. Encima, tan orgulloso que trae su labial rosita a la escuela. Lee DongHyuck busca morir. 

Mark abrió la puerta de su cubículo con su pie, los chicos dieron un respingo. Aunque Mark no era particularmente enorme, imponente o lleno de músculos; seguía siendo un hyung de último año que no tenía cara de estar muy feliz. 

— ¿Tienen algún problema con que Lee DongHyuck sea marica?— espetó, parándose de su cómoda posición.

— Oh, por Dios. Otro marica. ¿Ustedes se multiplican o qué?— casi podía sentir el veneno impregnado en sus palabras. 

Mark alzó una ceja, cuando uno de ellos intentó golpearlo. De ahí, las cosas comenzaron a ponerse feas y es que MinHyung no era del tipo agresivo. 

DongHyuck estaba saliendo de una de sus clases cuando JaeNo se acercó sigilosamente al baño. Le dijo al grupo de chicos que guardara silencio antes de ir sigilosamente a buscar a un profesor. Pero la curiosidad del muchacho, pudo más que él, así que asomaron sus cabezas dentro del baño. Los tres gritaron cuando vieron a Mark Lee tirado en el piso del baño, siendo pateado por tres de sus compañeros de clases. 

Pero cuando esos iljin se iban a dirigir hacia ellos, apareció un grupo de profesores y JaeNo los arrastró lejos del paso. Pronto, otros profesores y la enfermera de la escuela llegaron para recoger al canadiense y todo se volvió un caos de maestros corriendo, llamando a emergencias y comunicándose con sus padres. 

DongHyuck entró al baño y recogió el teléfono de Mark, que estaba en el piso con la pantalla partida. Su cartuchera estaba desparramada en el lavamanos. Si había estado aguantándose las ganas de llorar, ahí se desplomó. 

Habían golpeado a Mark Lee por su culpa

Pronto RenJun lo estuvo abrazando por sus hombros, el labial rosado no estaba en ningún lado. 

Nadie podía contactar a su mamá. 

Llamó a Johnny. 

Esperó fuera de la enfermería.

Y no se tranquilizó hasta que pudo ver a Mark, aparentemente estaba bien. Quizá le dolería la vida misma durante los siguientes días, pero todo estaba donde tenía que estar. Parado en un rincón de la enfermería, lo observaba mientras su madre lo abrazaba llena de preocupación. Ante su llamado, se acercó lleno de temor. De pronto, tuvo mucho miedo de que ahora lo odiara o algo parecido, después de todo, había sido por su culpa. Entendería si el muchacho no quisiera volver a hablarle o algo parecido. Pero en vez de alguna palabra áspera, recibió el labial que le habían regalado el día anterior y nuevamente rompió en llanto. 

— No llores, tonto— murmuró él, con una sonrisita en su rostro.

— ¿Por qué hiciste eso? ¡Hubieras dejado que me golpearan! — exclamó, queriendo sacudirlo para que entendiera, pero se calmó. 

Con una seña, DongHyuck se acercó al igual que Mark, él, apoyado sobre uno de sus brazos se detuvo un momento antes de hablar. Con su rostro tan cerca y sintiendo su respiración sobre su oído, él se había quedado muy tieso, como si temiera que se acercara un poco más.

— No voy a dejar que nadie golpee a mi princesa—  automáticamente su rostro pasó desde el tono más pálido del rojo hasta el más intenso y se alejó todo lo que la sillita le permitió. Quería golpearlo por ser tan descarado, pero ya había tenido suficiente. 

Se quedó con él mientras su madre se encargaba de hablar con el director y también estuvo ahí cuando aquel directivo entrevistó a Mark para saber su versión de los hechos. Él sabía que MinHyung mintió cuando no le dijo a nadie acerca de su pequeño secreto y eso le hizo sentirse increíblemente en deuda. 

  — Oh, Señora Lee...— llamó a la mujer mientras ella acompañaba al coche a su hijo.— Debido a que estuve involucrado de algún modo en esto, permítame hacerme responsable— pidió, haciendo una reverencia.  

  — Eres muy amable, DongHyuck-ah, estoy seguro que Mark no estará en desacuerdo— miró a su hijo y el acompañó sus dichos con una sonrisa.— Además, me viene de maravilla porque toda la semana estaré ocupada trabajando y alguien tiene que cuidarlo.

— ¡Mamá, él es más chico que yo! ¡Deja de pedirle a todo el mundo que sea mi niñera! 

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora