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DongHyuck dejó su mochila sobre el sofá y se cruzó con la mirada de YoonOh por sobre sus lentes. El chico tenía un grueso libro sobre su regazo y estaba rodeado de marcadores de colores y hojas desparramadas. 

— ¿Por qué traes esa cara, mocoso?— preguntó. — Ah, Canadá te está esperando en tu habitación. 

El menor asintió, recogió su mochila e iba a comenzar a caminar; pero se detuvo. 

— ¿La gente de Seúl es muy agresiva con los chinos? — curioseó. YoonOh lo miró con una ceja enarcada, extrañado por su pregunta, terminó asintiendo pesadamente. 

— Los coreanos somos agresivos instintivamente con todos los otros asiáticos— respondió, suspirando.— Pero si alguien viene de China o Japón, pues aquí es peor. Aunque bueno, con los japoneses suelen ser peores porque dependemos comercialmente de China. 

— ¿Haz visto que golpeen a un estudiante extranjero por ser extranjero?— inquirió.

— Pues a Chittaphon lo golpearon, pero no por ser extranjero. Aunque, de algún modo, aquí suelen creer que los tailandeses son gente liviana a la que no le importa mucho nada. Siempre me pregunté que clase de horrible imagen tienen de nosotros en otros países. Sin embargo, recuerdo haber visto ese otro tipo de violencia. ¿Tienes un amigo chino y lo están por golpear?

— RenJun está en la casa de JaeNo y, según él, el Señor Song odia a los chinos y no quiere que lo vea, así que lo estaba escondiendo.

YoonOh sonrió. 

— Oh, ¿hablas de Lee JaeNo, no?— asintió para sí mismo.— Vaya, así que el Señor Song está metido en ese mundillo— se inclinó hacia atrás.— ¡Johnny! ¿Te acuerdas del tipo con el que ligaste en la boda de mi hermana?

Johnny se asomó por el pasillo, llevaba un delantal de flores puesto y DongHyuck soltó una risita porque se veía muy gracioso. 

— Sí y te recuerdo que no estaba "ligando"— aclaró, avergonzado. 

— Ahora se le dio por meterse con la cosa nostra— comentó divertido.  

— ¿Cosa nostra?— preguntó DongHyuck. 

— Oh, Hyuck. Tu amigo es el hijo de uno de los jefes de las mafias más conocidas de Corea del Sur. Me sorprende que no ande repartiendo palizas por ahí y actuando con esa odiosa personalidad que tienen todos los hijitos de los clanes. 

Mark, aburrido de esperar, seguramente iba a molestar a Johnny cuando escuchó aquello y se metió en la conversación. 

— ¿Y si es tan conocida por qué no los meten a todos a prisión?— preguntó MinHyung, confundido. 

— Pfffff, esto no es Canadá. No se hace eso si puedes contar con la ayuda de alguno de ellos—   YoonOh sacudió su mano, restándole importancia. 

DongHyuck tenía la boca abierta y sintió que el alma se cayó sobre sus pies. 

¡Había dejado al adorablemente frágil Huang RenJun en un nido de mafiosos!

Inmediatamente llamó a JaeMin y le contó apresuradamente todo, aunque Nana no le entendió nada porque habló con su acento natal y tuvo que repetirle todo más lento. 

— Yo no estaría preocupado de que te hiciera algo a ti— dijo Johnny.— A menos que se enteren qué clase de pasatiempos tienes.  

Mark y DongHyuck se miraron, el menor con un claro gesto de pánico en el rostro. Es que JaeNo había visto el labial en su cartuchera. Se dejó caer en el sofá. No quería morir tan joven, si no estaba hiperventilando era debido a que estaba demasiado asustado. 

— JaeNo es mi amigo— se convenció a sí mismo. — JaeNo es alguien amable y comprensible, no me haría nada... si se enterara. Además, JaeNo no es ninguna clase de mal chico. 

— ¿Me estás diciendo que el mítico Señor Lee está dejando que un niñito chino se encierre en la habitación con su menor?— canturreó Chittaphon, cuando llegó y le contaron todo. Sacudió la cabeza, divertido.— Eso va a terminar mal. 

DongHyuck marcó el número de RenJun.  

— ¡Junnie! ¡Por Dios! ¡Hasta que al fin me respondes! 

Soy JaeNo

— Oh, Jen. ¿Dónde está RenJun? 

Mi papá lo llevó a su casa y olvidó su teléfono aquí

— ¿Hubo problemas con el Señor Song?

Nah, se fue en seguida pero tanto él como mi papá andan con un humor de perros. Así que mejor que no esté nadie cuando está molesto — el silencio rondó en el aire unos momentos.— RenJun está bien, Hyuck, no dejaré que le hagan nada. Además, tampoco creo que mi papá deje que anden molestando a mis amigos. Nos vemos mañana y no olvides que tenemos examen de Inglés.  

— Rayos. No estudié.  

Puedes pedirle ayuda a Mark Lee... También... No, nada.  

— ¿Qué? No, no. Ahora lo dices, te jodes. 

Solo que, si yo no pregunté porque se le ocurrió meterse en una pelea con unos matones, que no pregunte por qué yo hice lo mismo

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora