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— Entonces... Ramen, ramen y más ramen— RenJun suspiró pesadamente.

— ¿No te cae bien tu primo?— preguntó DongHyuck, deslizándose hasta el sector de chatarras.

— Me cae bien, sí, pero tiene unos hábitos alimenticios bastante raros— murmuró el chino. Suspiró de nuevo.— Tiene muchos hábitos muy raros. 

No pueden ser peores que los míos, pensó DongHyuck. 

— He, ¿tiene dieciséis, no? ¿Qué tantas cosas malas puede hacer?

— No es que sea malo... Solo es... ¿inadaptado? Entonces mi tío me pidió el enorme favor de que lo "integre". No puedo decirle que no porque gracias a él estoy aquí, pero, ¿cómo se supone que lo "integre" si solo tengo de amigos a dos raritos y al hijo de un mafioso?— susurró, trayendo un quinto paquete de ramen 

— Ouch. El rarito es JaeMin que se la pasa coqueteando con noonas... y al que le gusta el papá mafioso de JaeNo— soltó una carcajada. Definitivamente no eran el grupo más normal.

DongHyuck caminó alegremente, siguiendo a RenJun muy de cerca, con sus manos colocadas tras la espalda.

— Y hablando de JaeNo... ¿No luce genial con su cabello blanco?

— L-luce como un v-viejito— balbuceó, mientras le pasaba los paquetes de ramen y el refresco al cajero. Mientras se moría de pena bajo la intensa mirada del pelirrojo. 

— Deberías teñirte el cabello— propuso el menor.

— ¿No está bien mi cabello así? 

— Pienso que el castaño te quedaría lindo. 

— Me lo pensaré.

— ¡Anda! ¡Tengo mano para estas cosas! No te arruinaré el cabello.

Cuando llegaron a su departamento, se cruzaron con YukHei, quien lucía muy feliz con varias hogazas de pan entre los brazos. El muchacho los saludó a ambos cuando se vieron en las escaleras.

— Un nene está esperando por ti, RenJun— avisó, cuando ya estaba por bajar.

— ¡Gracias, Xuxi!

RenJun avanzó a grandes zancadas, efectivamente se encontró con su primo, hecho un ovillo sentado en frente de su puerta, abrazando sus rodillas fuertemente. 

— ¡Ge-ge!— el chico se tiró sobre Huang. Por suerte, DongHyuck tenía las bolsas.— Este vecindario me da miedo, ese chico que pasó ahí me da miedo, ¡todo me da miedo! ¿Por qué vives en un lugar tan feo? 

— Es menos costoso y esta gente se linda. Ese chico no te tiene que dar miedo, se llama XuXi es un como un perro gigante. 

— Los perros gigantes dan miedo.

— ¡Un cachorro gigante!

— Cualquier cosa que sea gigante da miedo.

RenJun rodó los ojos y miró a DongHyuck con expresión de "Te lo dije". Los tres muchachos pasaron al pequeño departamento. El chico, omitiendo la existencia de DongHyuck, revisó las bolsas que este cargaba y dio saltitos de felicidad cuando se encontró con su comida favorita en el mundo. Esa que su papá no le dejaba comer. 

— ¿Por qué no me habla?— preguntó en un susurro el pelirrojo. 

— Solo le habla a la gente que considera genial— respondió en el mismo tono. Mientras el chico seguía revisando el lugar lleno de entusiasmo y curiosidad.— Yo soy genial porque cuando éramos pequeños lo salvé del ataque de una de esas mariposas marrones enormes. 

— ¿Tienes idea de por qué es así?

— Supongo que porque su padre ha salido con muchas mujeres con hijos, no sé por qué, no me preguntes. Así que siempre intenta formar una familia enorme, pero son cosas que terminan a los meses por cualquier motivo. ChenLe se habrá acostumbrado a que las personas sean pasajeras en su vida, así que -yo creo- que solo le importan las personas que lo impresionan por eso mismo. 

DongHyuck hizo una mueca, esa historia se le hacía bastante similar a la suya.

RenJun iba de un lado a otro preparando toda la comida que necesitarían para calmar al pequeño monstruo que revisaba su habitación sin pena alguna. Evidentemente estaba acostumbrado a lidiar con el tal ChenLe.

— Oh, ¿papá te dijo que me cambiaré a tu escuela?— preguntó, a los gritos, desde la puerta de su habitación. DongHyuck, desde su lugar, observó sus hombros tensarse.

— ¿Por qué no te quedas en el colegio privado al que ibas?

— Porque era aburrido y mi papá dice que no me ayudaba a hacer amigos, como si los necesitara. Además, el uniforme de tu escuela es lindo.

RenJun pone ruidosamente un plato de ramen frente a él, lo que menos quiere es un montón de tipos molestando a ChenLe por su nacionalidad. Entonces, la puerta suena, DongHyuck levanta la mano y corre a atender.

— Aló, residencia Huang— canturreó, apoyando la oreja por la puerta.

— Soy yo, Hyuck. 

DongHyuck abrió la puerta, se pasmó un poco porque, hasta donde recordaba, Mark y él tenían la misma altura, pero ahora era unos centímetros más alto. ¿Quizá se había encogido él? 

— YukHei me dijo que te vio aquí y me preguntaba si luego querías ir a tomar algo conmigo...

DongHyuck sonrió.

— Heol, creo que ya te dije lo preocupado que estuve por ti por mensaje, pero es bueno verte bien— palmeó su hombro. Mark miró el sitio donde él le tocó.

— ¿Es un no?

— Es un "Sigue participando"— soltó una carcajada ante la cara de estupefacción del canadiense.— Yah, tengo hambre, vete, shú shú. 

Cuando cerró la puerta, ChenLe lo observaba sonriente.

— ¿Por qué le dijiste que no a Mark?— chilló RenJun. 

— No sabes nada acerca de la vida, mi joven Huang— DongHyuck se apoyó sobre el respaldo de la silla, inclinándola ligeramente.— No puedo solo decirle que sí luego de que me envía un "Hola, ¿cómo estás?" por día. 

— Tiene que esforzarse más— acotó ChenLe, llevando un gran bocado de fideos a la boca.

— ¿Viste? ChenLe sabe— DongHyuck habló sonriente.— Además... Le servirá como distracción, por eso de su madre, ya sabes. Tiene que dejar de pensar tanto en eso. 

— ¿Y pensar en ti?— preguntó RenJun con una ceja enarcada. 

— Soy un lindo pensamiento— el pelirrojo se encogió de hombros. 

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora