28

2.1K 427 123
                                    

Cuando Mark se despertó, lo primero que vio fueron los grandes ojos color chocolate de DongHyuck.

Y fue un completo shock.

No es que no le gustara despertar de aquel modo, pero, ¿qué hacía DongHyuck observándolo de ese modo? Y, más importante, ¿qué hacía en su cama? Parecía que todas sus preguntas se notaban en su mirada, porque el menor se rió.

— YukHei me dejó entrar — habló en un murmullo. — Estoy aquí desde hace rato, pero no hubo forma de despertarte. Así que me acosté aquí contigo, porque eres lindo cuando duermes.

— No te pudiste aguantar — canturreó el canadiense, apretando el puente de su nariz.

DongHyuck se removió y negó con un gesto de la cabeza. El mayor movió su mano hasta poder acunar su rostro, acariciando con su pulgar su mejilla.

— Estuve todo este tiempo pensando por qué me gustas si eres un estúpido.

— Tan lindo que eres conmigo.

Entonces, Mark terminó de procesar sus palabras. Lo miró con sus ojos muy abiertos y el menor soltó una risotada.

— ¡Te dije que lo eras!

— ¡No lo soy!

— ¡Yo mismo te besé y todavía dudas que me gustes!

Mark hizo una mueca, pero terminó aceptándolo. Probablemente sí era estúpido, pero incluso así le gustaba a DongHyuck y con eso estaba bien.

Por más que ya estaba bien despierto, se quedaron ahí acostamos. Incluso si DongHyuck no tenía sueño, ni mucho menos se sentía holgazán. Pero ninguno de los dos quería moverse de aquel sitio.

Sus rostros estaban cerca, pero permanecían solo conversando, mientras sus manos se enredaban, se acariciaban y se volvían a unir.

Era distinto conversar por teléfono que hacerlo así. A Mark le gustaba más porque podía sentir la respiración cálida del chico, podía sentir su voz y cómo retumbaba su risa en un cuarto tan pequeño, podía contar los lunares que habían en su cara, esos que se pueden apreciar a simple vista y esos otros tan claritos que pasan desapercibidos la mayor parte del tiempo.

—... RenJun me dijo que eras muy obvio, pero yo pensaba que no te gustaba. Incluso si Johnny no estaba cerca nunca intentaste nada y, aunque, no es como si quería, pero también era un poco frustrante.

— Me gustas para más que para solamente eso, tonto — El castaño rió suavecito, tomando al menor por la nuca para acercarlo repentinamente a él.

Recibió un respingo y la visión de su rostro furiosamente rojo. Mark sonrió, aunque fue más para sí mismo, su corazón dio un vuelco y terminó de acercarlo hasta envolverlo por completo entre sus brazos.

Quería conservar a ese DongHyuck para sí mismo por más tiempo, quería conservar ese momento eternamente y que nada pudiera interferir entre ellos.

Los brazos delgados del muchacho envolviéndose alrededor de él hicieron que casi pudiera llorar por lo cálido que se sentía. ¿Así se siente un hogar?

— Knock knock — canturreó YukHei. — Solo quería decirte que ya me voy, fíjate que no se meta ningún pejelagarto.

Ambos muchachos se rieron.

— ¡Vale, llévate a JungWoo contigo!

— ¿Cómo sabías que estaba aquí? — preguntó asomando la cabeza.

Mark se incorporó, apoyando la cabeza sobre su mano, como si no fuera obvio.

— Es obvio que si tú estás aquí, él también estará. No viene cuando estoy yo solo — se encogió levemente.

— Buen punto— YukHei se rió y, efectivamente, se llevó a JungWoo con él.

— Yo debería almorzar algo — pensó Mark en voz alta. DongHyuck lo miró horrorizado, sentándose en la cama de un brinco.

— ¿¡Todavía no almuerzas!? Vamos, tenemos que solucionar eso — arrastró al mayor hacia la cocina y revisó todas las alacenas, pensando qué cosa decente podía cocinar para el mayor.

Pero era evidente que ninguno de los dos tenía ni la menor idea de lo que comida saludable significa.

Así que tuvo que hacer lo que podía con lo que tenía. Por suerte, se las arreglaba. Pero estuvo dándole un sermón tanto como estuvo cocinando. Qué clase de humano vive a base de... ¿Bolitas de queso? Pensó, mientras tiraba el cuarto paquete vacío al tacho.

— Ustedes dos tienen que aprender a comer si no quieren morirse a los veinte — bufó, revolviendo su heladera mientras Mark hacía como que lo ayudaba.

— Como frutas — el mayor levantó sus manos en señal de defensa.

— Este jugo raro de durazno no cuenta como fruta — hizo una mueca al probar, notando que era más químicos que cualquier otra cosa.

— Es parte de mi plan para que vengas aquí todos los días — el mayor se apoyó por la mesada y DongHyuck lo miró, no le hacía mucha gracia que comiera mal.

— Vendré a cocinar cuando tú duermas — DongHyuck le sacó la lengua y Mark fingió llorar.

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora