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Aunque fueron todos los juntos, la idea no era precisamente tener un viaje de amigos, si eso hubieran querido, hubieran ido solo los cuatro en vez de invitar a un grupo enorme de personas. Así que todos tenían rienda suelta acerca de lo que querían o no hacer. No estaban lejos de la ciudad, así que si querían salir a pasear, podían hacerlo. 

Así que Mark optó por echarse a dormir en una hamaca paraguaya que había en la galería de entrada a la cabaña. 

La idea de JaeNo había sido llevar a RenJun ahí para que se relajara, pero parecía que invitar a su primo había sido la peor de todas las ideas. Así que sentado en un taburete, miró como el muchacho chino hacía un esfuerzo sobrehumano por encontrar algo que le agradara a su primo, ¿qué le pasaba? ¿Por qué estaba tan disgustado con todo incluso si lo habían obligado a ir ahí? 

  — Es un malcriado— masculló JiSung. — Yo me encargo—. 

A Lee JaeNo, hijo del tácito dueño de la ciudad, le dio escalofríos el tono en que el chico de cabellos azules habló. Lo siguió con la mirada en su camino hacia ChenLe, pero parecía que el chico ignoraba a todos los que no fueran RenJun o DongHyuck. Por más que JiSung lo llamó un par de veces. El menor de todos hizo una mueca y jaló al chico del brazo, arrastrándole fuera de la vista de los mayores. 

— ¡Ge-ge! ¡Me secuestran! ¡Ayuda!— chilló el chico, con una voz increíblemente ruidosa. RenJun iba a decir algo, pero JaeNo lo detuvo. 

— Déjalo, no le va a hacer nada más que hacerle tirarlo al mar. 

— ChenLe no sabe nadar— masculló RenJun, aunque no parecía tener muchas ganas de ir detrás de él.— Usualmente es un niño muy dulce, no sé qué le pasa estos días. 

— Creo que no le gusto— pensó JaeNo en voz alta. 

— No le pido que te ame, solo quiero pasar mis últimos días de vacaciones con un poco de tranquilidad. Luego será un infierno. 

— ¿Por? 

— ¿No te acuerdas de todos los pelotazos y eso? Tendré que volver a eso y él se meterá en eso— suspiró pesadamente, recargándose sobre la isla de madera, JaeNo imitó sus acciones. 

Hizo una pequeña mueca, como si estuviera pensando qué decir a continuación. 

— No quiero que pienses mal de esto, pero: No dejaré que nada malo te pase, Ren.

Sus dedos se estiraron tímidamente hasta alcanzar los del muchacho extranjero, ambos se miraron y él entendió que no se trataba de una amenaza de pandilleros o de las cosas de su familia. Era la expresión de un verdadero deseo de protegerlo en un aspecto mucho más íntimo que evitar que le dieran pelotazos en la clase de gimnasia o que lo empujaron contra los casilleros en los recesos. JaeNo quería que RenJun se sintiera seguro, allí, con él.

Sonrió suavemente, RenJun estiró también sus dedos. 

— ¡Ya volvimos de comprar pescados y mariscos!— exclamó DongHyuck. Inmediatamente JaeNo guardó sus manos sobre su regazo y RenJun se incorporó. 

— ¿Y Nana? 

— Se quedó en la playa porque unas chicas lo invitaron a jugar volley— comentó JungWoo, riéndose ligeramente, dejando una de las bolsas sobre la isla. 

— Me sentí muy humillado porque solo lo invitaron a él— se quejó YukHei, dejando otra bolsa, poniendo morritos. 

— Deben sentir a tres kilómetros de distancia que te gusta trag...— DongHyuck se calló por el golpe que le dio YukHei. 

— Bueno, vamos a ponernos a cocinar esto antes de que terminemos almorzando a las tres de la tarde— RenJun se paró de un salto. JaeNo los guió hasta la parte trasera de la cabaña, una zona de arena rodeada de esos árboles que hojas largas que caen hacia el suelo. Era un muy lindo ambiente. Allí habían un par de parrillas. 

Pero tardaron más intentando prender el fuego que cocinando todo lo que habían comprado. 

— Deberías despertar a la bella durmiente— canturreó XuXi, codeando a DongHyuck. 

— ¿Alguien me dice dónde rayos se metieron ChenLe y JiSung?— preguntó RenJun, volteando uno de los mariscos. 

— Cuando volvíamos de comprar los vimos persiguiéndose en el mar— comentó JungWoo, mordiendo un pedacito de alga con sus pies hundiéndose en la arena. 

DongHyuck caminó hacia la parte delantera de la casa, cuando se acercó a la hamaca, un brazo lo volcó, tomándolo completamente desprevenido. Por lo que soltó un grito ahogado, pero dos segundos más tarde estaba acomodado y muy junto a Mark, quien se reía por la expresión que tenía. 

— ¿Estabas esperando a que viniera? 

— Precisamente. Luego del almuerzo planeo seguir los pasos del joven JiSung y secuestrarte.

— ¿No crees que con tu aviso podría salir corriendo?— Mark sacudió la cabeza ante su pregunta.— ¿Tanta confianza te tienes, Lee?— él asintió y DongHyuck se rió. 

— La verdad esta hamaca es muy cómoda y me gustaría quedarme aquí todo el fin de semana, pero también quiero estar contigo. Además, tengo una sorpresa. 

Los ojos de DongHyuck se abieron mucho y entonces, estaba casi encima de Mark porque la palabra sorpresa era todo en lo que podía pensar. 

— ¿Trajiste un regalo? ¿Qué es? ¡Qué es! ¡No solo puedes decir eso y quedarte callado!

— Ah, tendrás que esperar a que comamos porque después de dormir toda la mañana, tengo muchísima hambre. 

— Te odio. 

Mark sonrió y DongHyuck le dio un golpe. 

En realidad, MinHyung estaba bastante nervioso porque, cuanto más lo pensaba, más tonto le parecía lo que estaba a punto de hacer.   

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora