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— Psss, Mark. ¡Mark! ¡Lee MinHyung!

El canadiense despertó, medio atontado por el sueño, por el sacudón que le estaba pegando Johnny. Le quitó la mano de su brazo y se acurrucó nuevamente con DongHyuck, murmurando que se largara.

— Mark, no soy tan mal tipo, no te estaría despertando si no fuera por una causa mayor.

El rubio le miró desde su lugar, todavía aferrado al cuerpo del menor.

— Tu mamá te está buscando.

MinHyung se incorporó de golpe, se movió con cuidado para salir de la cama sin despertar al muchachito y se calzó los zapatos tan rápidamente. Miró el reloj sobre la mesa del muchacho y eran las jodidas ocho de la mañana. Bufó ruidosamente.

— Como tiene portero este edificio no va a pasar, pero deberías irte antes de que lo tumbe abajo y se encuentre con un montón de adolescentes con sexualidad dudosa dormidos por aquí.

Mark se deslizó hacia el espejo que había en la habitación, arreglando un poco su cabello y pasando sus manos por su cara para que no pareciera que había despertado recién. Acomodó un poco su ropa, pero no había acaso. Esperaba que su madre no empezara a hacer muchas preguntas. Así que bajo corriendo después de chocar las manos con Johnny.

YoungHo suspiró pesadamente y tapó a DongHyuck, saliendo de la habitación. Se le hacía que la madre de Mark lo había ido a buscar tan temprano porque era su casa, nada más.

Cuando salió, se encontró con un pequeño chino mirando hacia todos lados.

— Hey, buenos días.

— ¡Buenos días, hyung! — por su tono dedujo que él tampoco había tomado alcohol. — ¿Será que tiene un botiquín se primeros auxilios?

— ¿Alguien está lastimado?

— ¡Oh, no! Es sólo JaeNo... En el estado normal de JaeNo. He estado cuidando de él estos días y cuando se despierte tendrá que cambiar las vendas de sus raspones.

— ¿Es el niño mafioso?

RenJun soltó una carcajada.

— Aparentemente.

Johnny le hizo un gesto con la cabeza para que le siguiera, pasaron por la cocina, donde TaeIl estaba haciendo el desayuno para el pelotón que se había quedado a dormir ahí. Ambos saludaron al mayor y continuaron hacia uno de los baños, donde le pasó un maletín blanco con una cruz roja.

— Ten siempre está renovando estás cosas porque se lastima en sus prácticas. Así que seguro hay aquí o en su habitación. Pero si necesitas algo se ahí me dices, porque el rumor dice que es la puerta al Averno.

RenJun se rió y asintió, agradeciendo por aquello. YoungHo le avisó que cuando quisieran, pasaran a desayunar. Él siguió caminando hasta su habitación. Luego cayó en cuenta que era la de él y fue bastante avergonzante estar ocupando un cuarto sin permiso. Pero estaba bastante ordenado dentro de todo y no tocaron nada.

Poco a poco, comenzó a haber ruido por lo que supuso que algunos trasnochados comenzaron a despertarse. Algunos directamente se iban y otros conversaban unos momentos. Aunque supuso que eran sólo los más cercanos los que se quedaron ahí. Dejó el maletín al lado de JaeNo y luego comenzó a buscar la habitación de DongHyuck.

Cada puerta tenía adornos distintos, por lo que tuvo que deducir cuál no era la puerta al Averno. Hasta que dio con una que le dio la impresión que era la de su amigo, por lo que entró cuidadosamente, queriendo fijarse cómo se encontraba.

Oh.

Vio a DongHyuck dormido profundamente y eso sería bien normal, si no estuviera luciendo una variante cabellera roja y larga. Demasiado larga. Su vista se fijó en el armario envuelto de par en par. Un lado estaba lleno de ropa normal y otro de ropa que probablemente usaría una niña.

Salió tan silenciosamente como pudo. No porque estuviera incómodo, si no porque pensaba que si DongHyuck no lo había dicho, era porque no quería que supiera.

Curiosas las personas coreanas que se llaman mis amigos, pensó. Entre JaeNo, quien pertenecía a una familia dedicada al crimen organizado. DongHyuck, a quien le gustaba usar ropa de niño y JaeMin que era tan JaeMin... Probablemente prefería a Nana. Se rió solo.

Estando sobre la sala, miró sobre la mesita de luz y notó un llavero con colgaje de Snoopy. Fue y se lo llegó a Johnny, sentándose a la mesa con la pareja.

— Hyung, ¿conocen al dueño de estas llaves?

Los muchachos miraron el llavero y sacudieron la cabeza. Johnny tomó el manojo y lo colgó con las demás llaves.

— Sabremos de quién se trata cuando no pueda entrar a su casa — comentó entre risas.

— DongHyuck me regaló un llavero de Moomin — tanteó su bolsillo y sacó un pequeño peluche blanco.

— DongHyuck es bueno haciendo regalos. Tiene ese don. Yo siempre regalo calcetines — confesó Johnny.

— La primera vez que me regaló unos, le dije: ¡Ten es un tailandés libre! — exclamó Chittaphon, rascando su cabeza y riendo, mientras se dirigía a la heladera.

— Uhm... Yo no pensaba celebrar Navidad, así que tendré que pensar unos regalos para los amigos — pensó RenJun en voz alta.

— Regálanos cosas a nosotros también — pidió el tailandés.

— ¡No le regatees regalos a un niño!

— Eh, me gustan los regalos. Qué puedo decir — Ten infló sus mejillas mientras se servía una abundante taza de café.

— Pensé que Mark aprovecharía para hacer un movimiento — Huang habló con cierto desánimo.

— Yo creo que sí lo hizo, pero su mamá está loca y lo sacó a rastras de aquí — Johnny tomó un poco de jugo se naranja.

— Vaya, pensé que su mamá era tan liberal como él.

— Ella no sabe nada de Mark. Y luego de que discutieron hace unos días, todo ha estado peor — YoungHo juntó sus manos alrededor de su vaso. — Ha estado pensando en mandarlo de regreso a Canadá cuando termine la preparatoria.

Los tres muchachos lo miraron, pasmados.

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora