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— ¿En qué estás pensando? — pregunta JaeMin, comiendo un pedazo de pizza.

La definición de Año Nuevo de todos, era básicamente, comer pizzas en el patio de la casa de JaeMin, hechas por su mamá. Habían comprado muchos juegos pirotécnicos para tirarlos y probablemente pasarían toda la noche tonteando.

— Creo que me gusta Mark — dijo al fin, pero luego suspiró pesadamente, echándose ruidosamente en el respaldo de su silla.

— Creí que eso era obvio — Nana habló entre risas.

— Cállate, JaeMin — bufó el chico. — El punto es que... No lo sé.

— ¿Que no sabes? — preguntó JaeNo.

— La otra vez estaba besándose con un muchacho y él es así, está bien que sea así, pero no sé si me gustaría "estar" con alguien así — comió con frustración una rebanada de pizza. — Pero al mismo tiempo me sigue gustando, así que solo he estado pensando que debería quedarme callado.

RenJun se removió con incomodidad, pero probablemente solo JaeMin notó aquello, porque los otros dos estaban muy ocupados comiendo. El chino fingió estar tomando aquel refresco, pero sus movimientos eran demasiado tiesos.

— Deja que fluya— habló JaeNo, limpiándose la boca con una servilleta. — Si tiene que ser, será.

— ¿Tú también estás con esa cosa del "destino"? — JaeMin miró al chico divertido.

— No sé si es destino, mágicamente no aparecerá una luz divina a indicarle el momento, pero creo que va más de sentirlo.

JaeNo le echó un vistazo disimulado a RenJun, luego bajó la mirada avergonzado y decidió comer otra porción de pizza. DongHyuck asintió apesadumbrado. JaeMin solo se rió.

— ¿Puede pasar que dos personas estén enamoradas pero no puedan estar juntos? — preguntó RenJun.

— Eso es una estupidez. Si te gusta alguien vas a por esa persona hasta que te diga que llamará a la policía si no te vas, o te corresponda — JaeMin se encogió de hombros y todos se rieron.

— ¿Qué pasaría si Mark regresara a su país natal? — preguntó RenJun.

— Supongo que sería la señal de que no debería estar con él — DongHyuck respondió sencillamente.

— Te rindes muy fácil, Hyuck — JaeMin le palmeó la espalda.

— Solo... quizá piense como JaeNo. Mi papá se ha casado muchas veces solo porque dice que no encuentra a la mujer ideal. Así que supongo que la gente solo se queda si quiere quedarse. Aunque suene obvio eso. Después de ver como mi mamá intentó forzar su matrimonio por años, dejo que las cosas fluyan.

— Ahora que lo pienso nunca hablas con tus padres — comentó RenJun.

— Hablamos de vez en cuando, pero después de la boda de mi hermano se divorció y empezó a salir con alguien que no me gusta. Así que aprovecho estar aquí para no tener que saber de ellos más que lo necesario.

— Tienes que dejar de estar acostumbrado a estar solo — RenJun apoyó su mano sobre su espalda. — A veces aferrarte un poco a lo que quieres está bien, aunque siempre depende mucho de las circunstancias.

— Ay, ya me pusieron sentimental, estúpidos — Nana lloriqueó. Estiró a JaeNo hacia ellos y los abrazó a todos juntos, todos rieron.

La mamá de JaeMin salió en ese momento.

— ¡Empezó la cuenta regresiva, chicos!

Se soltaron y todos se pararon, mirando los relojes y dirigiendo su vista al cielo, dispuestos a ver el magnífico espectáculo que cubriría el firmamento nocturno en un par de segundos. Contaron a los gritos.

— ¡Feliz año nuevo! — JaeMin de nuevo volvió a abrazarlos fuertemente y esta vez, todos se abrazaron entre sí.

La mamá de JaeMin no los dejó brindar con champagne, pero ellos brindaron con sus vasos de refrescos y fue igual de bueno.

Como hacía demasiado frío para seguir estando afuera, pronto todos se refugiaron en la calidez de la sala. La mujer les preparó chocolate caliente y ellos se envolvieron en mantas, acampando en el living.

El celular de DongHyuck vibró y el se giró en su bolsa de dormir, mirando el mensaje. Feliz año nuevo, Hyuck. Era un mensaje de Mark, que adjuntaba una foto del cielo lleno de fuegos artificiales desde lo que conocía como el departamento en el que el rubio vivía.

Se giró hacia el otro lado e hizo una mueca.

— Psss.

JaeMin le dio un codazo para que se callara y lo dejara dormir.

— ¿Quieres decirle a tus padres que me lleven al departamento de Mark? Iría solo pero vive al otro lado de la ciudad.

— Le diré que vas a la casa de tu tía, esa que se está a punto de morir, así se compadecen — levantó sus pulgares en alto y corrió al comedor, donde estaban sus padres con el resto de la familia.

— ¡Eres el mejor! — gritó en un susurro.

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora