TaeYong estuvo conversando con los muchachos y se negó a aceptar la pizza que le ofrecían los adolescentes. Se negaba a comer cualquier cosa que no hubiera sido preparada por él. Pero los cuatro chicos se estaban preguntando qué clase de persona rechazaba una oferta así. El mayor, en lo único en lo que podía pensar, era: ¿Dónde se metió SiCheng?
— Hyung, me voy — la voz profunda del extranjero apareció entre sus preocupaciones.
Él volvió la cabeza, pero todavía no era capaz de verlo.
— ¿Qué?— el chico de cabello claro tragó en seco.
SiCheng apareció, luciendo una de esas faldas largas y negras que Yuta le había regalado. A él le gustaban, pero no tenía en dónde usarla, porque era demasiado larga y a veces se pisaba. Y lo que menos quería era andar luciendo patoso por ahí. Aunque parecía que al japonés se le hacía gracioso verlo fastidiado.
DongHyuck lo observó con los ojos muy abiertos, SiCheng apareció envuelto en perfume, luciendo como si fuera una figura atemporal que no pertenece al mundo de los mortales.
— Fiesta.
— ¿Qué?
— Te dije el otro día, me dijiste que "Ni qiiri ir pirqii ni mi qiiri crizir cin Chittiphon".
— No te dije eso, oye.
— No dijiste que tenías que cuidar a tu abuelita. Pero todos sabemos lo que eso significa — SiCheng se observó en el espejo ovalado que había en el hall de la casa del muchacho.
Notó la mirada pesada de DongHyuck sobre él a través del reflejo, sonrió para sí mismo.
— ¿Ustedes no quieren ir?
— ¡Son menores de edad!— chilló TaeYong.
SiCheng rodó los ojos.
— ¿Quieren ir o no?
— ¡Yo sí!— exclamó JaeMin, TaeYong lo miró mal.
El muchacho comenzó a sacudir a sus amigos. Los tres se miraban entre sí.
— Si Chittaphon me ve ahí, me ahorca— masculló DongHyuck.
— Vamos, Hyuck, no me falles así. Entre ustedes tres, tú eres el divertido— lloriqueó JaeMin. Los otros dos lo miraron mal.
TaeYong de pronto estaba juntando una campera, su teléfono, sus llaves, su billetera. SiCheng sonrió, contento de que su plan estuviera funcionando.
— Voy a ir para asegurarme de que ustedes no tomen alcohol.
— Sería mejor que aprendan a tomar ahora, antes de que entren a la universidad y durante las novatadas terminen inconscientes haciendo cosas que no quieren— observó fijamente a TaeYong, quien era pésimo tomando y había sido una clara víctima de cómo los sunbaes obligan a los ingresantes a tomar hasta que hagan haciendo estupideces.
No es como si los menores de edad con cara de no romper un plato, no fueran las mismas personas que fingen ser mayores para comprar bebidas alcohólicas, pensó Sicheng.
— ¡TaeYong-hyung! ¿Dónde tenías escondido a este hyung tan genial?— JaeMin envolvió su brazo en el de SiCheng.— Ahora es mi favorito.
Siendo que el mayor era un asco conduciendo, SiCheng siempre era el encargado de hacerlo. TaeYong les rogó que se colocaran los cinturones y al chino, que fuera lento. Pero claro, él no le hizo caso y cinco minutos después, el mayor estaba teniendo una crisis por la forma brusca que tenía de conducir (y aún seguía siendo mucho mejor que él, que se las había ingeniado para chocar el auto de su tío apenas prendió por primera vez el suyo).
Desde que SiCheng había aparecido, DongHyuck no dejaba de mirarlo de vez en cuando.
Ni siquiera podía pensar con claridad.
Un muchacho que no conocía de nada había aparecido siendo todo lo que siempre había querido hacer, con una actitud que parecía que no le importaba nada lo que los demás dijeran. Podía notarlo en la tranquilidad en su mirada, en la forma en la que se movía: era alguien que estaba cómodo en su propia piel y seguro de quién era.
DongHyuck se hizo pequeño en su asiento, sin pensarlo, abrazándose a sí mismo.
Él también quería poder vivir de ese modo.
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se mira y no se toca
Fiksi PenggemarPor más que le guste muchísimo Lee DongHyuck, Mark Lee sabe que no pueden estar juntos. Y no es sólo por la amenaza de Johnny, su madre lo mandaría de regreso a Canadá si se entera que le gusta un chico... al que le gusta vestirse de chica. ❥ nct...