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JaeNo sonrió suavemente, DongHyuck y JiSung conversaban acerca de los clientes que habían atendido ese día. El ex pelirrojo, que ahora había regresado su cabello al castaño oscuro de siempre, se sacaba el uniforme.

— Pero ese señor siempre pide lo mismo, me pregunto si no le resulta aburrido venir a sentarse en la misma mesa, a comer lo mismo, exactamente el mismo día de la semana todas las semanas — JiSung masculló, masticando un dulce.

— Si lo dices así suena increíblemente aburrido — DongHyuck tomó su mochila.

— En mi casa también es así. Cada día tiene su comida establecida. Es horrible — bufó JiSung.

— ¿Ya están listos? Voy a acompañarles hasta la parada de buses.

Fueron caminando hasta la parada, que no quedaba a muchas cuadras de distancia. Estuvieron conversando y riéndose de las tonterías que el más joven decía con esa expresión tan seria.

Cuando JiSung se subió al bus, los dos se miraron y siguieron caminando en dirección a la estación de trenes que los llevaría a la casa de RenJun.

JaeNo había llegado a un acuerdo con DongHyuck, cuantas menos personas supieran acerca de sus pequeñas escapas al departamento de RenJun, las cosas serían mejor.

DongHyuck pensaba que ocultar cosas le traería problemas, sobretodo si ya contaba con el apoyo de su padre. Pero entendía que no todos sus conocidos pensarían del mismo modo. Suspiró pesadamente. En realidad, sentía que tenía muchas razones para hacer eso y él le debía un favor un al muchacho chino.

— ¿No vas a pasar? — preguntó JaeNo, parado frente a la puerta del departamento.

— No quiero hacer mal tercio — se encogió de hombros, divertido. — Además ya les veo la cara todo el día. No necesito más de eso.

DongHyuck subió hasta la azotea, solo para sentarse a mandarle memes raros a JaeMin.

Había comenzado a trabajar y se sentía bien ganar su propio dinero (aunque lo gastara en cosas como un disco de una banda que el gustaba). Por suerte tenía un hoodie en su mochila porque había comenzado a hacer fresco repentinamente.

El ruido rechinante de la puerta abriéndose hizo que dejara de reírse de la foto derp que Nana le había tomado a JaeNo cuando se estaba riendo.

De pronto, su corazón latía alocadamente. Miró hacia todos lados, no tenía donde esconderse en un espacio abierto sin nada. ¡Ni siquiera había una mísera caja!

Pero cuando la persona apareció, se dio cuenta que solo era YukHei. Por lo que suspiró aliviado.

Se sintió tonto por un momento, obviamente Mark no iba a aparecer a esa hora, si estaba trabajando.

El muchacho alto le sonrió y fue a sentarse a su lado. Se desparramó intentando no caerse mientras llegaba hasta el suelo.

— ¿Qué tal estás?

— Mejor, supongo. He estado haciendo cosas.

YukHei le comentó acerca de su día y otras cosas. Era realmente divertido sin siquiera proponérselo. Pero DongHyuck solo podía pensar en su compañero de casa.

— ¿Qué tal está... él?

YukHei lo observó un momento. Entonces, sonrió enormemente.

— Creo que te sentirás mal si respondo tu pregunta.

DongHyuck se preguntó si se debía a que lo había superado muy rápido, lo cuál ciertamente le sentaría muy mal por más horrible que eso sonara. O si es que estaba mal y eso le haría sentirse incluso más culpable de lo que ya se sentía.

Su teléfono sonó para evitar ese momento de incomodidad.

— RenJun nos está invitando a comer. Deberías aprovechar ese milagro.

— ¿Sabe que yo estoy contigo?

— No, pero podríamos caerle en paquete. No te echará por las escaleras estando JaeNo presente.

Ambos se rieron y fueron hasta el departamento. RenJun puso mala cara en cuanto vio al chico gigante parado al lado de castaño. Pero, contra todo pronóstico, lo dejó pasar.

YukHei y DongHyuck se estuvieron carcajeando porque evidentemente RenJun tenía muchas ganas de pegarles con un cucharón a cada uno, pero se estaba controlando. Así que aprovecharon para molestarlo tanto como quisieran.

JaeNo simplemente sonreía divertido por el fastidio del más pequeño. En un momento, RenJun se paró detrás de JaeNo y moduló con sus labios: "Van a morir".

DongHyuck envolvió uno de sus pañuelos alrededor de la cabeza de YukHei, solo para que éste pudiera hacer la imitación de la abuela de RenJun.

— Bien, es suficiente. Vas a morir, XuXi.

En cuanto RenJun se paró, YukHei abrió mucho los ojos y salió corriendo directo a su departamento. Cerró la puerta con traba.

— ¡En algún momento vas a salir y lo lamentarás, Wong YukHei!

YukHei se reía, aunque también lamentaba haber hecho enojar a RenJun porque SiCheng y Kun iban a matarlo si no lo hacía el propio chico.

Mark llegó un rato después. Se quitó el abrigo y estaba a punto de tirarlo sobre el sofá, cuando notó un pañuelo de brillante color escarlata encima del teléfono de YukHei.

Ladeó la cabeza.

¿Cómo no iba a reconocerlo si se había acostumbrado a ver a DongHyuck usándolo durante los días de limpieza?

Lo tomó entre sus manos y se sentó en el sofá. Necesitaba un momento para asimilar la idea de que YukHei, durante todo ese tiempo, sabía en donde estaba DongHyuck y no se lo había dicho.

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora