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(*) todo lo que esté escrito en cursiva estará dicho en inglés o en chino



— Uh, así que tú eres el que ha estado tomando demasiado. 

Mark levantó sus ojos como resortes. Aquella voz era jodidamente profunda, parado, frente a él pero al otro lado de la barra, un muchacho altísimo con una amplia espalda le sonreía abiertamente. La remera de mangas largas negra con el logo del bar sobre el costado derecho, le indicó que era alguna clase de barman. Si lo pensaba bien, lo había visto atendiendo el otro lado de la barra. 

— ¿Estás intentando tomar coraje para algo o buscas olvidar algo?—preguntó, incluso más divertido con el silencio de Mark.

— Un poco de ambas cosas—el rubio movió ligeramente su cabeza. El barman iba a decir a decir algo más, pero el otro les interrumpió. 

— Sushi, a tu lado — espetó, moviendo su cabeza donde un grupo de chicas parecía realmente emocionadas de que el guapísimo sujeto les diera bebidas hasta que perdieran la cabeza.

—¿Se llama "sushi"?—preguntó Mark, terminándose su chinese explorer

— No, YukHei, pero si lo dices en coreano, suena como a sushi— admitió, entre risas, el cantinero. 

  — Así que chino, uh...—miró con diversión su bebida, curiosa casualidad, llevó el borde del vaso a su boca, escondiendo la sonrisa que aparecía en su rostro. 

Cuento chino...

Sacudió la cabeza, maldición, lo que menos quería era seguir pensando en lo que DongHyuck había dicho. ¿Qué le importaba a él si JaeNo se sabía la mitología china de memoria? Le pidió exactamente la misma bebida, llena hasta el tope y más cargada. El cantinero parecía algo dudoso porque había estado bebiendo desde hace un buen rato, pero terminó sirvió al menos tres rondas más. 

Siendo un lunes, sí, un lunes como los que Johnny no elegiría para tomar, no había mucha clientela. Así que se encontró conversando animadamente junto al tan sushi. Era un chico simpático y muy ocurrente. Sí, así de ocurrente como DongHyuck. Quiso que alguien le pateara la cabeza para ver si podía dejar de pensar en aquel mocoso. Pero incluso si el sujeto era realmente distinto al chico de las faldas, seguía pensando en él en todo momento.

  — ¿Ya termina tu turno?—preguntó Mark, mientras lo veía recoger sus cosas y quitarse el delantal negro que colgaba de su cintura. YukHei asintió.

— Estoy aquí desde las que abre, a eso de las seis, hasta la medianoche. El turno más duro le tocará a alguien más—añadió entre risitas.— ¿Qué? ¿Tienes ganas de seguir con mi dulce compañía?

  — La verdad sí...—su teléfono vibró indicando que tenía una nueva notificación, DongHyuck había subido una foto. Bloqueó bruscamente su teléfono. YukHei lo miró con curiosidad. 

Definitivamente no iba a dejar a ese ebrio malhumorado solo.

— Ven, si todavía tienes equilibrio —YukHei hizo un gesto con la cabeza y Mark lo siguió tambaleante. No recordaba la última vez que había tomado tanto. 

En la parte trasera de la tienda, había un callejón y allí, una enorme motocicleta a la que le costó subirse. Mark se apoyó por la espalda de aquel sujeto, cerrrando los ojos para poder sentir su calidez. Podía excusarse con que estaba muy ebrio. Su corazón dio un vuelco, porque incluso si recostar su cabeza contra su espalda se sentía bien, no tenía el mismo perfume que DongHyuck. Por lo que se incorporó de golpe, cosa que le hizo marearse, pero se mantuvo aferrado a la motocicleta. 

El viento crudo del invierno golpeaba con fuerza su rostro, aunque parte de este era tapado por la figura de YukHei, ataviado a una campera de cuero, parecía estar totalmente tranquilo en la noche fría de Seúl. Nunca antes se había subido a una motocicleta y menos a una que fuera así de enorme. 

Se bajaron en una zona que Mark idenfiticó como un barrio chino. Las palabras dieron vueltas en su cabeza y maldijo por lo bajo. YukHei estaba muy entretenido con lo gruñón de su acompañante.

  — ¡Kun-ge!—sacudió su mano en alto. Un chico bonito se dio vuelta y sacudió su mano.— ¿Hiciste algo para cenar?

— ¡Sí, deje comida en el horno para que no se enfríe!—gritó, al otro lado de la calle. Parecía avergonzado de estar hablando a los gritos. 

Mark se balanceaba ligeramente porque estaba muy ebrio para mantenerse erguido, pero sonreía porque no entendía absolutamente nada de lo que decían. Recordó vagamente que DongHyuck tenía un amigo chino, RenJun, al que le daban los pelotazos. 

—Vamos, vivo en el último piso y tiene una vista genial, pero no se te ocurra tirarte o cosas así—  sujetó su hombro para que avanzara a su ritmo.

MinHyung pensó que era genial que ni siquiera hubieran coqueteado y estuviera yendo a su departamento. Pero claro, él no estaba pensando que YukHei fuera solo un buen samaritano que no dejaría a alguien en un estado deplorable tirado a su suerte. 

El rubio observó al muchacho cerrando la puerta con una llave y varias trancas, evidentemente no era un vecindario muy seguro. Pero, en cuanto se dio vuelta, Mark dio un paso y jaló de su playera, estirando hacia abajo para juntar sus rostros. Antes de que sus labios se juntaran, sintió una mano sobre su boca, YukHei empujó su rostro.

— Creo que estás muy ebrio y no me gusta aprovecharme—una sonrisa apareció en su rostro.—  Solo te traje porque, siendo algo así como coreano, seguro tú si vas a la prepa y no creo que a tu madre le guste verte llegar en este estado.

— No estoy tan ebrio—el ligero balanceo de su cuerpo decía todo lo contrario. YukHei soltó una carcajada, arrastrando al muchacho y tirándole sobre el sofá.

— Cuento hasta cinco y te quedas dormido, uh, trabajo con ebrios todos los días—Mark rebotó en el mullido sofá.

El chico paseó por ahí, sus párpados se sentían pesados mientras lo único que podía escuchar era: "¿SiCheng? ¿SiCheng, estás aquí?". Pensó que estaba en un sofá por segunda noche consecutiva, pero esta vez, no había ningún muchacho de cuerpo fino que pudiera abrazar. No habían caricias sobre su pelo y, por sobretodo, no estaba DongHyuck. 


se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora