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De algún modo, que le hayan dado una paliza lo volvió el doble de popular. Mark pensó que había sido el único imbécil que se había enfrentado a esos chiquillos problemáticos, pero cuando volvió el lunes de la siguiente semana; se dio cuenta el por qué de la distorsión de lo que pasó verdaderamente. 

Esos mocositos tenían marcas gravísimas de golpes y él no había sido, no era tan bestia y era realista, lo habían hecho pelota. Pero obviamente no dijo nada y dejó que creyeran que él había sido quien los dejó así. Así que ahora Mark Lee había pasado de ser el chico promiscuo a un héroe institucional.

Ahora tenía un montón de pretendientes haciendo fila detrás de él. Sobre todo muchachas que encontraban tierno que haya protegido a un chico de dieciséis años.

— Uh, Mark Lee, te haz vuelto popular— canturreó JaeMin, sentado en las gradas del gimnasio. La única clase que compartían todos los años la clase C.

— ¿No deberías estar corriendo o algo así? — espetó el canadiense.

— No me quiero ver patético como RenJun — se encogió de hombros mientras señalaba al chico delgadito que intentaba frenar torpemente la pelota de volley, aunque se golpeó en la cara varias veces.

Por suerte, JaeNo y DongHyuck estaban en el mismo equipo que el extranjero y lo apoyaban. Vaya, esos dos eran realmente buenos jugando.

— DongHyuck jugaba volley en la secundaria, así que hace saques geniales — lloriqueó JaeMin, queriendo hacer lo mismo.

— Oye, le están dando pelotazos a propósito a RenJun — comentó Mark. 

— Es chino, que más esperabas — comentó una voz, el canadiense se giró para ver a Lee Chan tomando agua.

MinHyung ladeó la cabeza sin entender.

— Tú eres un extranjero cool, porque eres canadiense. Pero los chinos y los japoneses no son bien vistos aquí — explicó. JaeMin asintió. — Bueno, a los japoneses los odian y a los chinos más.

— Si no ha recibido más bullying es porque habla bien el coreano cotidiano, así que no se nota que es extranjero a simple vista. Además de que no es muy llamativo — añadió JaeMin.

DongHyuck tiró un pelotazo que pegó muy fuerte y muy cerca de la cara de uno de los chicos que estaba tirando pelotazos adrede.

— ¡PROFESOR! ¡Lee DongHyuck me quiere golpear!

— ¡Fue sin querer, llorica! — exclamó el chico.

Otro chico se acercó al rubio.

— MinHyung, ¿tienes tiempo libre esta tarde? — el chico jugaba con sus manos nerviosamente. Él asintió. — Pensé que podríamos salir.

— ¿Como una cita?

— Uhm... Sí.

— Bueno, ¿por qué no?

El chico sonrió y salió corriendo, despidiéndose con un: "Nos vemos a la salida".

— Parece sencillo para ti salir con mucha gente — comentó JaeMin.

— Sí, es fácil. Salimos, hacemos lo que tenemos que hacer y ya.

— ¿Por qué no saliste con DongHyuck si se nota que estás disfrutando de tener clases de gimnasia con él? — curioseó, con una sonrisa pícara.

Mark se removió, bastante colorado.

— Porque mi futuro hermanastro me va a matar o algo así — toció incómodo.

— ¿Y a tu futuro hermanastro le gusta o qué?

— No, anda coladito detrás de alguien más. Pero tiene complejo de hermano mayor de todo el mundo, así que cree que simplemente lo haré llorar.

JaeMin se paró, dispuesto a hacer algo gimnasia antes de que el profesor le retara. Pero con la misma sonrisa en tu rostro.

— Se me hace que eres tú quién no quiere hacerlo llorar — habló al pasar, parándose al lado de sus amigos mientras fingía estar atento al juego. 

— Ese chico me está hartando — comentó furioso DongHyuck, pasando al lado de los dos chicos de último año para tomar agua muy enojado. — Le partiré la nariz de un pelotazo.

— Cálmate, Hyuck — pidió JaeNo.

Mark miró al chico alto, si era atractivo, pero lo que llamó su atención fue la pequeña marca morada casi invisible en su antebrazo.  También notó inmediatamente como el grupito de pandilleros se alejó ante el paso de JaeNo.

Sospechoso.

MinHyung afiló la mirada, pero se hizo el loco. Mientras pensaba que para tener dieciséis años, estaba bastante desarrollado mientras él era todo flacucho. Sencillamente porque no se ejercitaba.

— Si no volvemos pronto esos dos van a morir — siguió hablando el más alto.

JaeMin prácticamente daba un paso al costado cada vez que se acercaba la pelota y RenJun, quién seguía procurando, seguía recibiendo dolorosos pelotazos.

— ¡Aunque sea intentalo, Nana! — gritó DongHyuck.

— ¡No quiero que me golpeen en mi hermosa cara! — exclamó el chico.

— ¿¡Te crees que a mí me gusta que me peguen!? — chilló RenJun.

— Tal vez si te pegan en la boca te arreglan ese diente chueco — bromeó JaeMin y RenJun le tiró un pelotazo.

Los dos muchachos dejaron su descanso de lado para volver a jugar. Mark pensó que era un grupo extraño.  Y que de alguna forma iba a averiguar qué había detrás de la silenciosamente quietud de JaeNo.

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora