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Cuando DongHyuck llega a casa de la escuela, está un poco molesto porque sus amigos le dejaron atrás porque habían planeado algo todos juntos, excluyéndole. Lo único que le faltaba para completar su mal humor es que sus inicios amigos lo dejaran de lado.

Tiró de mala gana la mochila en el piso, prendió la luz y casi se muere del susto.

Porque justo en ese momento, todas sus personas queridas saltaron de detrás de los sofás y gritaron al mismo tiempo: ¡Feliz cumpleaños!

Se quedó helado mirando los tres globos que estaban pegados a una pared, el cartel que decía exactamente lo que habían gritado y a Chittaphon sosteniendo un pequeño pastel entre sus manos.

Todos se acercaron lentamente, mientras comenzaban a cantar la canción típica y aplaudían riéndose de su expresión.

Cuando salió de su conmoción inicial, sonrió y comenzó a mover la cabeza "al ritmo" porque todos tenían una descoordinación impresionante para aplaudir.

— No te olvides de pedir un deseo, precioso — susurró Mark, sobre su oído, cuando la canción estaba terminando y es que DongHyuck no había notado su presencia hasta que, de pronto, estaba ahí a su lado y con su mano apoyada sobre su espalda baja.

DongHyuck cerró sus ojos, juntó sus manos y mandó a callar a ChenLe que le decía: «¡Apúrate que quiero comer pastel!».

Respiró profundo.

Quiero que todo se mantenga exactamente así como está ahora para siempre.

Entonces sopló.

Todos aplaudieron y lo llenaron de abrazos.

RenJun estaba sentado en una punta de la sala, aferrado a la bolsa de color amarillo pastel.

JaeNo se sentó exactamente en la otra punta, conversando con Chittaphon.

JaeMin los miró divertido a ambos. Esos dos más obvios no podían ser. Se colgó del hombro de DongHyuck mientras él seguía hablando con entusiasmo con YukHei, quien aparentemente le había regalado... Un llavero.

La puerta se abrió mostrando a un Johnny junto con un TaeIl, ambos cargando muchas cajas de pizza.

— Yo sé qué es algo temprano para cenar. Pero no es una fiesta digna sin pizza.

Nadie pensó dos veces antes de avalanzarse sobre la pizza.

Aprovechando que todos estaban distraídos, RenJun se acercó y le entregó la bolsita.

— Es de parte de JaeNo y de mi — murmuró, parándose tiesamente a esperar que abriera el regalo.

DongHyuck miró con cierta curiosidad los movimientos duros de Huang y el hecho de que JaeNo no estaba ahí, encima del chino, como siempre solía estar.

Curioseó dentro de la bolsa, notando que era una tela oscura, que tenía algunos detalles que parecían bordados en el mismo tono. Sin buena luz, no los hubiera visto, pero se sentían claramente al tacto. Supuso que eso era el efecto que buscaba.

DongHyuck no necesitaba revisar más para darse cuenta que era, hacía una semana atrás había pasado por esa tienda de ropa y había llorado en su mente por la silenciosa promesa que se había hecho de dejar de usar la ropa que le gustaba.

En efecto, había puesto todo en una caja sobre la que ahora estaba sentada JiSung, sin tener ni la menor idea de qué había dentro.

Y había comenzado a usar la horrorosa ropa que su papá le mandaba cada cierto tiempo. Si tan solo fueran como los hoodies amplios y cómodos que le compraba su mamá. Pero no, su padre tenía el mal gusto de un hombre que cree que usar gomina y raya al medio es cool.

Sus ojos se abrieron mucho y miró a RenJun como buscando una explicación.

— El día de la fiesta, cuando estaban muy ebrio y dormido, entre a tu habitación buscándote y vi un par de cosas. No había encontrado el modo de decírtelo hasta hace poco, que se me ocurrió esto.

— ¿Y... No te molesta o algo así?

RenJun sacudió la cabeza, sonriendo suavemente.

— A JaeNo tampoco.

Rápidamente abrazó al muchacho delgadito, apretándole fuerte contra sí, escuchó la risa de RenJun quien lo abrazó sin tanta fuerza.

Se sentía como si un peso enorme hubiera dejado sus hombros. Porque ahora sus amigos, o al menos dos de ellos lo sabían y estaban plenamente bien con eso.

— Gracias, gracias en serio — susurró antes de soltarle.

ChenLe y JiSung se acercaron inmediatamente después.

— ¿Qué te regaló? — preguntó todo emocionado el más grande. JiSung le dio un codazo.

DongHyuck se rió y le sacó la lengua.

— Es secreto.

— Seguro le regaló algo guarro — masculló ChenLe, en dirección a JiSung, con un gesto de seriedad. El menor se rió y le dio otro codazo.

— Nosotros te daremos algo decente.

Extendió una caja un poco pequeña. DongHyuck la abrió ruidosamente. Cuando la sacó, dio un pequeño grito, era una cámara Polaroid.

— Yo doy los mejores regalos del mundo — el chino levantó sus pulgares.

— Oigan, ¿les molesta si les robo a mi novio un rato? — preguntó Mark, volviendo a aparecer al lado del isleño.

Los dos chicos pusieron una cara de asco ante tanta cursilería así que se fueron espantados. DongHyuck se rió al igual que el canadiense.

Mark rodeó la cintura del menor con gentileza con una mano, haciéndoles un gesto para que se fueran a un sitio más privado.

— ¡Usen protección! — gritó Yuta.

se mira y no se tocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora