se mira y no se toca

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Estuvo pensando durante mucho tiempo sobre si tenía que decirle algo a YukHei o no. 

Ciertamente, su primer impulso había sido ir a bajarle la puerta a golpes hasta que le diera todas las explicaciones que necesitaba. Obviamente se había enojado y hasta se había sentido traicionado. 

Pero, quizá gracias a que Johnny siempre le decía que tenía que pensar un poco más las cosas antes de actuar, simplemente se fue a su habitación. Se echó en su cama y mirando el techo se dedicó a hacer eso. A pensar. Porque estando así, tampoco podía dormir plácidamente. 

Lo cierto es que Mark nunca había tenido una relación seria en toda su vida y tampoco había conocido personas que tuvieran relaciones sanas y estables hasta hacía poco tiempo. El matrimonio de sus padres había sido un caos gracias al temperamento fuerte de sus progenitores. Se la pasaban peleando por amor al arte y a veces ni siquiera tenían motivos para hacerlo. Era capaz de notar que sus padres no se amaban. Nunca dirían que era el amor de la vida del otro porque no era cierto. 

Mark sabía que se habían casado porque su madre se había quedado embarazada y, habiendo crecido en familias en extremo conservadoras la única solución que encontraron fue esa, hacer que sus hijos de escasos dieciocho años formaran una familia. 

No sentía que fueran malas personas porque no pudieron congenia dentro del matrimonio. Eran muy chicos, apenas estaban por salir de la preparatoria. No sabían lo que era ser adultos y mucho menos estaban preparados para criar a un niño. 

Por más enojado que estuviera con la forma en que su madre pensaba, no podía odiarla. Ella había hecho muchísimo por él y la consideraba una mujer condenadamente fuerte. Hizo de tripas, corazón para poder crecer profesionalmente sin dejarlo de lado. Claro, se convirtió en una madre en exceso controladora, pero era su forma de intentar evitar que él terminara su vida de joven tan pronto como ella. Ahora que pensaba las cosas en frío podía entender eso. 

Ellos siempre estaban viajando por el trabajo de su madre como militar y estaba seguro que el control que su madre ejercía sobre él era un intento desesperado de darle la estabilidad que ella nunca había tenido. Aunque para ella eso significara estudiar en la universidad y tener una relación heterosexual. 

De alguna forma, la pareja más estable que conocía era la de Johnny y TaeIl y no sabía si ese era el mejor ejemplo teniendo en cuenta que ellos llevaban meses de relación. 

Mark abrió mucho los ojos cuando se topó con el padre de Johnny, George, entrando al bar en el que trabajaba. Él parecía igual de incómodo cuando se sentó frente a él. Por ser un día entre semana, no habían muchos clientes y la mayoría solo podía botellas de soju. 

— Me alegra saber que estás trabajando bien, Mark— comentó, mirando el ambiente. MinHyung pensaba que el hombre estaba buscando las palabras apropiadas antes de decir cada frase que soltaba. 

Pero Mark no tenía cincuenta y largos, así que iba a soltar la duda que lo venía carcomiendo desde hace tiempo. 

— George. Pareces un sujeto agradable y estás de acuerdo con el estilo de vida de tu hijo — el hombre lo miraba intensamente a través de sus lentes gruesos.— ¿Por qué no terminaste con mi mamá cuando le dijo cosas feas a tu hijo? 

El hombre observó el vaso de whisky que le había servido su futuro hijastro. Mark encontró curioso que pusiera la misma mueca que hacía YoungHo cuando pensaba seriamente.  

— ¿Crees que no merece ser amada por ser homofóbica? 

El canadiense abrió mucho los ojos.  

  — Creo que hay ciertas ideas que las personas, sin importar su edad, tienen muy arraigadas en su interior. Amo a tu madre, eso incluye sus defectos y sus virtudes. El hecho de que la ame no significa que justifico lo que le hizo a John. Tampoco creo que esté bien. Pero creo que, con el tiempo, ella puede repensar esas ideas si las personas a su alrededor le señalan las cosas con más amor. Generalmente se puede más con miel que con hiel.