9

464 42 11
                                    


"Pero hay otro poder dentro de mí que está en guerra con mi mente. Ese poder me esclaviza al pecado que todavía está dentro de mí ¡Soy un pobre desgraciado! ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado y la muerte?"

Romanos 7.23-24

Jonathan.

Tiempo actual.

Aquella tarde llegué a casa antes que mi mama y mis hermanos. Me alivie, porque no estaba preparado para verles a los ojos. Todo me daba vueltas y la cabeza me dolía infernalmente entrando la noche anterior.

Había dedicado mi tiempo libre (y parte del tiempo en la escuela), tomando, drogándome, teniendo sexo sin control. Ahora estaba fantaseando con algo meramente sobrenatural pero terrorífico.

Todo comenzó, una tarde después de salir de una fiesta con los amigos de la universidad. Me encontraba caminando hacia la parada del autobús, solo, vacío, drogado, y un poco mareado. Pienso seriamente si iré a casa primero, ha tomar la ruta correcta que me deja sobre la avenida cerca de mi casa, o si me voy a otro lado a perderme por ahí, buscando mí calma. Al momento que se detuvo un autobús que no iba directamente por la ruta que siempre acostumbraba tomar, me subí a toda prisa sin pensarlo. Antes de que se cerrara la puerta, me volví atrás inquieto; sentía como si alguien estuviera tras de mí, acorralándome, no sabía porque pero era algo que me empezó a perturbar en ese momento. La puerta movible del autobús se cerró y me volví, fijándome en el conductor. Abrí los ojos como platos al ver frente a mí a un espectro demoniaco: el conductor no era humano, tenía unas garras negras muy largas, la piel oscura, cabello largo como de un caballo, y los ojos rojos como la sangre. Ahogue un grito y le entregue las monedas. Me encamine a tomar un asiento, y mientras avanzaba hacia los lugares del fondo pude percatarme de algo muy extraño. Aun no entiendo si fueron las drogas realmente, o fue el hecho que de verdad estaba viviendo algo terrorífico y revelador. Conforme me voy aproximando a mi destino, puedo ver en las personas sus pecados. ¿Qué cómo lo sé? Pues porque detrás de cada persona veía un demonio igual o peor que el del conductor: demonios de vanidad, soberbia, idolatría, fornicación, adulterio, todas las que te puedas imaginar. La música que empieza sonar dentro del autobús no logra ahogar el escándalo y susurros de las personas a mí alrededor. De momento, comienzo a sentir como una de mis orejas está ardiendo. El calor que yace en mi oreja va bajando hacia mis pies, es una sensación gratificante pero tumultuosa. Siento la adrenalina por todo mi cuerpo y sigo ardiendo. ¿Así se sentirá estar en el infierno? Puede que sí, y para ser sincero me gusta. << No, no, no. Se van a dar cuenta, ¡detente!>> pienso. Me contuve, me acomode en un asiento y puse uno de mis audífonos en una de mis orejas, y subí el volumen. Seguía oyendo la música y el bullicio del autobús, pero por otro la música que me tranquilizaba.

Fije los ojos en los recién llegados. Dos tipos estaban parados al inicio del pasillo, justo al lado del demoniaco conductor. Uno de los dos chicos traía una solicitud de empleo, el otro igual. Caminaron lentamente hacia uno de los asientos que se encontraban a mi lado vacío, se sentaron y comenzaron a discutir:

ꟷ ¡Ojala lleguemos rápido, sino no alcanzaremos lugar! ꟷreplico uno de ellos.

ꟷ ¿Qué le pusiste aquí? ꟷ respondió el otro preguntando y señalando una parte de su solicitud.

Entonces una voz empezó a bombardear mi mente: <<Así como los ves a ellos; emocionados pero dudosos, así te ves tú. Puedes tener todos los estudios y la inteligencia que quieras, pero de nada te sirve todo eso porque no tienes la experiencia. Seamos sinceros, no te gusta lo que estas estudiando. Eres un bueno para nada>>. Menee la cabeza y talle mis ojos con mis dedos, tratando de contener las ganas de llorar. Lo analizo, y sé que mi realidad es esta, porque pronto recuerdo todo lo que he estado haciendo solo para satisfacer los deseos de mama y no los míos al estudiar algo que no me agrada.

Más tarde, sube al autobús una pareja, pero pronto noto algo peculiar en ellos. El señor, que parece ser el esposo de la señora, se levanta imponente en medio de todos. La personas guardan silencio, el conductor baja el volumen de la música y mientras ellos caminan en el pasillo para tomar un lugar, la gente los observa discretamente. El ambiente se tornó como si hubiera entrado un gran jefe, alguien de autoridad por quien se debía guardar silencio. ¿Pero porque todos bajan la mirada ante este señor? ¿Qué tiene de especial? Así que dentro de mi espíritu rebelde, decido fijar los ojos en las de él y no apartar la mirada en ningún momento. Él también me ve entrecerrando los ojos y levantando el rostro. Minutos más tarde su esposa le dice:

ꟷ ¿Qué no te vas a sentar? ¡Ya siéntate! ¡Deja de ver a ese muchacho!

Pronto él hombre imponente aparta la mirada y se sienta, y yo sonrió de oreja a oreja. << ¡Pobre idiota, le gane!>> pienso mientras sigo riendo.

Me quite los audífonos y voltee. Una señora con su pequeño niño entra al autobús y desde el momento que los observo, mi corazón se llena de nostalgia y una profunda tristeza indescriptible. Algo comenzó a entristecer mi alma, porque pronto comienzo a llorar en silencio. Mis mejillas quedan húmedas por las lágrimas que brotan de mis ojos y yo veo hacia la ventanilla. Por el rabillo del ojo me percato de que el niño me observa. Suelto una bocanada de aire y aprieto mis labios. Esta señora y el niño me recuerdan tanto a mamá y a mi hermanito, desearía no haber subido a este estúpido autobús. ¿Qué me está pasando? Ya no quiero sentir estas cosas, Dios, ya no. Siento como si fuera camino a un funeral.

Cuando me vuelvo a los tipos con sus solicitudes en mano antes de que ellos bajen, también me miran y puedo percibir como sus ojos se despiden de los míos. << ¡Demonios Jonathan! ¡Deja de estar de mariquita! >>. Me froto la frente con los dedos y seco el sudor. Fue entonces, cuando la necesidad de hablar con Dios empezó a picar mi consciencia. Mi vida paso en mi mente como una película; ¿En que estaba desperdiciando realmente todo mi tiempo? ¿Valía la pena? ¿De verdad vale la pena todo esto que estoy haciendo para mi vida? Ese era el problema: las buenas personas ya tienen un lugar asignado y yo no. La gente como yo, no tiene la suerte de vivir una vida abundante y buena, todo el tiempo estoy en bajas y no veo salida hacia algo mejor. Necesito ayuda, lo sé.

Volví a mirar a la señora con su pequeño. Ella seguía en el mismo sitio, pero ahora me miraba de reojo en una forma extraña. En ella si podía ver su pecado, pero el niño, él es meramente puro. Minutos más tarde, antes de que bajaran a su destino el niño me miro a los ojos por última vez como diciendo << Adiós. Qué tristeza es encontrarte en este estado, pero échale ganas, si puedes. Que Dios te bendiga. >>.

Me giré hacia la ventana y deje que se fueran. Espere a que el mundo se me viniera encima y morir de una vez por todas.

Continuará....


Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora