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"Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la ley, actuaban en los miembros de nuestro cuerpo a fin de llevar fruto para muerte"

Romanos 7.5

Elena.

No entiendo cómo es que llegamos a esto, pero se siente bien. Mientras mis labios se mueven junto a los de Jonathan, siento como él inspira súbitamente, embelecidos. Su labios saben como en mis sueños o en mis fantasías. Su lengua se mueve y lame mi boca, y sabe a menta. De pronto, siento algo ardiente debajo de mi vientre; algo que no había sentido con nadie más. Levanto mis manos y recorro sus brazos de una forma suave y sexy. Se aparta y me da un rápido beso en los labios.

ꟷ No sabes cuánto he esperado este momento. Quiero despertar a tu lado. ꟷ me dice con voz rasposa y grave.

Esto me hace estallar en risas, y Jonathan me sigue la corriente, sin dejar de mirar mis labios. Me toma la barbilla con sus dedos y me mira profundamente, entonces me vuelve a besar.

Pierdo el control de mis sentidos y siento una agradable sensación en todo mi cuerpo. Jonathan me jala de las caderas y me carga, rodeo mis piernas en su cintura y el camina sin dejar de besarme. Le quito la playera y él la avienta, mientras paso mis manos por su pecho y el torso. Entramos a su habitación y el me acuesta en su cama, posicionándose encima de mí. Los dos ardemos, y yo gimo como respuesta a sus caricias y sus besos. Sus dientes se aferran a mis labios y yo gimo. Siento como esta sensación calienta mi cuerpo cuando me lame la piel. Nos apartamos y veo una calidez en sus ojos. Sus labios están hinchados y rosas de tanto besarme.

ꟷ ¿Por qué habías tardado tanto? ꟷ le pregunto ꟷ Siempre has dicho que somos amigos.

ꟷ Lo sé, pero te amo, Elena. De un tiempo acá, esto se ha hecho más fuerte. Te amo, te amo, te amo...

Deja de susurrar y empieza a besarme el cuello. Me pone los sentimientos a flor de piel. Esto esta pasando, no lo puedo creer.

ꟷ Te amo, Jonathan ꟷ lo suelto entre gemidos.

Se monta encima de mí y apoya todo su peso en sus manos. Me quito el pantalón y el jala de él ayudándome. Minutos más tarde, tras besos, caricias y jadeos, los dos nos encontramos desnudos. Sube la mano hacia mi cuello y luego la desciende, mueve ligeramente los dedos, y la sensación me deja perpleja y muy excitada. Su boca desciende por mi cuello hasta mi pecho.

Esto es todo, quiero ser suya y dejar que me haga lo que él quiera. Sus gemidos se hacen más fuertes y yo me sostengo en él con más fuerza. Entonces, envueltos en sábanas y besos, nos perdemos en medio de la noche; dejando fluir nuestros sentimientos.


(...)


Despierto. Tengo la cabeza apoyada en su pecho y su brazo alrededor de mi espalda. Hago una recopilación de todo lo sucedido la noche anterior, y caigo en la conclusión que hemos caído en nuestra propia trampa. Aunque las caricias y los besos fueron sinceros, me siento sucia y usada. Me sorprende en cómo llegamos hasta aquí. Jamás imagine esto en nuestra relación de amistad. Admito que no quiero separarme de él y salir de la cama, pero no puedo, deseo estar cerca de él. Inhalo su fuerte fragancia y cierro los ojos. Jonathan se mueve ligeramente y me da un pequeño beso en la frente. Él también suspira.

ꟷ Buenos días, ¿estás bien?- dice con voz ronca.

Sonrío y bajo la mirada. Por dentro estoy que me arrepiento, aunque esto es lo mejor que me ha pasado... hasta ahora.

ꟷ Tengo que irme ꟷ digo recargándome en la cama con el codo ꟷ, mis padres deben estar pensando que estoy en casa de Julieta y no tardan en llamar.

ꟷ No, por favor, quédate ꟷ dice Jonathan sosteniéndome de los brazos.

Me quedo viendo a sus ojos y me compadezco, porque de inmediato regreso a mi cómodo lugar al lado de él, envuelta en sus brazos. Y de momento, nos quedamos dormidos hasta el atardecer.

(...)

Me apresuro a levantarme y recojo mi ropa. Jonathan ha salido de su casa a comprar comida, esto es de vida o muerte. Si sigo aquí me no dejara de retenerme para que no me marche. No creo que le afecte del todo, así que no tendrá que suplicarme más ni reclamarme el porqué de mi indiferencia. A parte, esto es lo mejor para los dos. Aunque después de hacerlo hemos hablado de temas más profundos, hemos reído, hemos llorado... esto me recuerda a las preguntas tan raras de Jonathan con respecto a su vida:

ꟷ Elena, ¿Tú crees en Dios?

Me quede muda, sin poder dar una respuesta coherente. Me agarro fuera de órbita. ¿Por qué tiene que preguntar eso después de lo que hicimos?

ꟷ Mmmm... ¿por qué me lo preguntas?

ꟷ ¡No me contestes con una pregunta! Responde, por favor ꟷ gruñó.

ꟷ He escuchado de un Dios supremo, pero... no me había puesto a pensar en eso. ¿Ahora si me vas a decir a que quieres llegar con todo esto?

Jonathan se inclinó sobre la cabecera de la cama y se volvió a mí. Tomo mi mentón con sus dedos y lo volteo hacia su rostro. De sus ojos emanaba frustración y confusión, como si algo lo perturbara o lo hiriera.

ꟷ Elena, no te has preguntado, ¿por qué estamos vivos? ¿Para qué estamos aquí en la tierra?

Fruncí el ceño.

ꟷ Johnny, me estas asustando. ¿Te pasa algo? ¿Tienes problemas?

Jonathan expresó decepción en su rostro y torció la boca. Exhalando aire, me soltó y se dio la vuelta, dándome la espalda.

ꟷNo. No pasa nada. Y aunque trate de explicarte, no lo entenderías.

Entre dientes dijo algo que sonaba como "eres igual de hueca que todas tus amigas", pero no le reproche nada. Me quede atónita y me volví a dormir.

Por un instante, al pasar por la mente ese recuerdo de anoche, me estaba haciendo cambiar de opinión de salir huyendo sin avisarle. Pero, de pronto, mi móvil comenzó a sonar y cuando revise, vi las cuarenta y tantas llamadas perdidas de mi madre. Debe estar hecha una furia y echando humo por todos lados. Me pongo los zapatos y, mientras salgo corriendo, regreso para tomar mi bolsa que se encuentra en la mesa del comedor. Le echo una miradita a mi reloj: las doce y media. ¡Rayos! Cuando le doy la vuelta a la manilla de la puerta y veo hacia atrás, se me desvanece el alma. Me vuelvo lentamente hacia la puerta, la abro y cierro sin mirar atrás.

Avanzo por la calle, mirando hacia todas las direcciones por si veo a Jonathan e ir corriendo hacia la parada del autobús. Siento un alivio cuando detengo la ruta, subo y me siento, esperando llegar a mi destino. ¿Y la culpa? La culpa de lo que hice el día anterior empieza a estrujar mi corazón y a darme topes con la pared. ¿Por qué soy tan tonta como para caer en la seducción de mi propio amigo? Ni si quiera es mi amigo, siempre estuvo enamorado de mí y yo de él. Espero que esto no acabe mal, no termine en tragedia. Por mientras, regresare a mi vida de antes y haré como si nada hubiera pasado. Nada. 

Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora