"Antes exhortaos los unos a los otros cada día"
Hebreos 3.13
Eder.
Estamos sentados en las sillas plegables en el patio trasero de la Universidad, comiendo nuestro almuerzo. Jared, el típico chico popular y desenfrenado de la escuela, me está dando un discurso sobre salir de closet sin tapujos como si él fuera el hombre más experimentado en eso.
— Es algo normal. Todo mundo te lo tomara a bien — continúa Jared—. Deberías mostrarte tal y como eres.
— ¿Disculpa? — le pregunto.
— Si, ya sabes. Si de verdad son tus amigos no tienen por qué cambiarte.
— Mira, cariño... por favor, hazme favor de callarte y salir de mi vista.
Le digo alzando la mano con el dedo índice, con ademán de que se vaya de ahí en cuanto antes.
Jared me mira fijamente mudo y quieto. Todos los demás a nuestro alrededor se vuelven, unos cuchichean, otros se burlan.
— ¿Pasa algo? — pregunta Aurora con un vaso lleno de chamoyada de mango.
— No, ya se iba nuestro compañero — digo abriendo los ojos como platos.
— Pinche marica — suelta Jared antes de marcharse.
Aurora se queda pasmada frente a mí.
— ¡Pero no tuya, cariño! — le grito sarcástico.
— Pero... ¿qué estaba sucediendo aquí? — me pregunta Aurora extrañada, sentándose a mi lado.
— Siente que puede convencerme de regresar, pero no. ¿Sabes algo? Tengo el presentimiento que aquel idiota es gay y no ha podido salir del closet.
Aurora abrió la boca y luego la cerró. Parecía que iba a decir algo, pero se arrepintió.
— A mí no me cae bien — dice sin más.
— A mí también. Antes éramos el alma de las fiestas juntos, pero me choca que ahora que no me tiene de compañía en sus borracheras, quiera contenerme.
Reímos.
No estoy de humor para soportar a la gente externa a la iglesia, la verdad. Ya habían pasado varias semanas y estábamos otra vez de vuelta a nuestro estilo de vida. Después de lo sucedido y regresar a casa con una nueva perspectiva de vida, he decidido buscar mi rumbo y mi propósito. Sin embargo, aún no me apetecían las citas románticas o el querer conocer una chica nueva. Estaba más enfocado en querer disfrutar de mi vida y de la compañía de mis amigos que darle vueltas al asunto de mi identidad sexual. Lo cierto sí, es que no dejaba de comportarme como un completo gay. Ya era natural, para ser sincero. El tono de mi voz, mi comportamiento, los chistes – sin agregarle groserías de muy bajo nivel -, y la vestimenta, daban a dar a luz que yo venía de haber salido del closet. Pero algo que me fascinaba de la amistad con Aurora, era que no me presionaba y me aceptaba tal cual era. Esto era lo que me animaba y me hacía no tirar la toalla.
Entonces comenzó la aventura con Aurora.
Me ha salvado de varias humillaciones públicas de tener que soportar los golpes o insultos de algunos machistas de la escuela y de la calle. Pensé que había un respeto por la gente de diferente género, que decepción. A veces, en algunos lugares en vez de ser tratado como un ser humano normal, te trataban como si tuviera lepra o algo así. Unos me repetían hasta el cansancio que era un maricon por cobarde o equis cosa. Por eso, a partir de mi regreso y por Aurora, me sentaba todos los días con ella a comer y no había que no pasáramos tiempo juntos.
ESTÁS LEYENDO
Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]
SpiritualTras la muerte de su amiga, Aurora lucha por seguir con su vida a pesar de su doloroso duelo. Sedienta por vivir en la presencia de Dios; decide permanecer en su amor. Aurora trata de encontrar las fuerzas para levantarse en medio de la tribulación...