6

597 46 10
                                    

¡Hola lectores! Estoy muy entusiasmada porque desde este capítulo empieza lo bueno en la vida de Aurora y su comunión con Dios. Espero de verdad llegue a su corazón y oro porque haya entendimiento en las citas bíblicas que se narran. Les dejo este video y la canción de la banda LEAD- ESPÍRITU SANTO (porque tiene que ver con lo que están apunto de leer, así que pueden reproducirla en lo que leen la novela). Dios los bendiga, los amo lectores 💖😘 Gracias por ser parte del mundo de Aurora y de seguir los pasos de Jesús. Comencemos...

"Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra"

Ezequiel 36.26-27

Escucho a lo lejos la lluvia golpeando a los ventanales de mi recámara. Antes de abrir los ojos lo pienso unos minutos. Otro día más, otro día en donde tendré que sobrevivir a todo esto. Mientras estoy recostada sobre mi alcoba, se me viene a la cabeza de nuevo la imagen de Diana. Recordé los problemas familiares que tenía y la última vez que hable con ella. << Aurora, Diana está muerta. Diana se suicidó>>, las dolorosas palabras de Eduardo no se me borran de mi mente. ¿En qué momento? ¿Cómo? ¿Dónde?, no entiendo nada. ¿Podré dejarte atrás del todo? ¿Y si jamás puedo ser feliz? ¿Si jamás lo supero? Este profundo hoyo dentro de mi pecho me estruja, me asfixia, oprime mi corazón hasta el fondo.

Sigo pensando en todo esto mientras me levanto, esta vez sola, papa y mama han salido temprano de casa. Recojo mi ropa y me meto al baño para ducharme.

Mi móvil no ha dejado de sonar. No soporto que quien sea interrumpa mi rutina. Los compañeros de clase no dejan de mandar mensajes simplemente para decir tonterías, cosas que no tienen sentido, solo para burlarse de las demás personas o trolear al profesor de artes. Me río entre sí. Ese vago pensamiento me ha hecho sonreír, y vaya que sí me ha hecho sonreír, porque entonces recuerdo lo miserable que soy pero también sé que hay un mundo halla afuera que espera ver la mejor versión de mí. Aunque no lo expresen, sé que ya están hartos de ver la versión rota y moribunda de Aurora; una escoria sin vida y sin luz. Luz... Jesús, sacrificio, sangre, dolor, perdón, resurrección, vida, vida eterna... Mis lágrimas han comenzado a caer sobre mis mejillas y me pongo en cuclillas debajo de la regadera, llorando como una niña que le acaban de quitar un caramelo.

El tiempo ha pasado volando como una ráfaga de fuego, aún queda trabajo por hacer y no he dejado de llorar dentro del baño. Enjugo mis lágrimas y me levanto, cierro la llave y salgo con desánimo tomando la toalla para envolverla sobre mi cuerpo. Estar a solas con demasiado dolor en el corazón es peligroso para mí en estos momentos, porque es cuando la soledad se vuelve más tangible y palpable. Y siento vergüenza porque sé que no estoy confiando del todo el Dios.

Entonces cuando me visto y mientras cepillo mi cabello, me quedo mirando mi móvil que ha tintineado y está vibrando. Suspiro y me vuelvo hacia el espejo, sin hacer caso. Vuelve a vibrar. Probablemente mis padres que están lejos quieren saber si me encuentro bien y si ya salí de la crisis del día anterior. Observo el móvil y me aproximo dejando a un lado lo que estaba haciendo.

Mi rostro palideció y mis ojos quedaron abiertos como platos. Mauricio me ha mandado un mensaje de voz por Facebook en la que desfloraba todo su sentir hacia mí. Mientras escucho con atención, me siento en la cama sin expresión alguna en mi rostro... solo escucho.

Creo que nunca me deseaste mala suerte, Aurora. Pero ahorita estoy comenzando a creer que todo se paga... no sé. No sé en serio, que estoy pagando tan mal por haberte tratado como te trate, o realmente que es lo que está pasando. No sé aparte de que me está yendo mal, o porque, pero... pues si me da gusto verte y como te ves. Siempre, siempre, pasan los años. Pase lo que pase tú sigues siendo una mujer súper hermosa. Siempre vas a estar súper hermosa. Y no te estoy mandando un mensaje para darte lástima o para chillarte. Pero, yo creo que sería un poquito mejor, o aunque tú no lo buscas... si llega un buen hombre y sea el papa de tus hijos sería genial. Me daría gusto. Lo único que te puedo decir es que ya no tengo esperanzas. No sé cómo salir adelante. Y créeme que me gustaría volver a verte, pero yo creo que no será posible. Tú jamás me perdonaras lo que te hice. A penas y vivo, no sé qué onda conmigo. Si algún día quieres ver a mi papa o quieres saber algo de mí, espero no sea demasiado tarde. Es que ya no aguanto Aurora, ya no puedo. Me quiero morir, Aurora. Ya no aguanto, ya no quiero estar aquí.

Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora