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"Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar"

Proverbios 3.6 NTV

Aurora.

Ya había pasado un mes. Un mes. Debo admitir que no había sido un buen mes, pero aun así teníamos que seguir y era un mes más, tiempo suficiente para que hubiera sido diligente a darle todo mi apoyo a mi amigo Eder. Sin embargo, ahora había algo suyo que no me permitía ayudarlo, su corazón se había endurecido tras la muerte de su madre. Ya nada le gustaba y en nada estaba de acuerdo.

— Voy a verlo — le dije a Bruno.

Corrí hacia mi auto y me adentré a él, lancé mi bolso y mi móvil en el asiento del copiloto y arranqué. Bruno se subió a toda prisa en el asiento de atrás. En la radio sonó una canción indie, el empezó a cantar.

Cuando el semáforo marco el rojo, me giré y vi a Bruno mover la cabeza de un lado a otro, ahora rapeando. Ultimadamente el "asinanona" de Redimi2 había sido su canción favorita hasta el momento.

El abajo el volumen de la radio.

— ¿Qué te hace pensar que Eder ahora si va a querer ir a la iglesia? — me preguntó

— Que esa semilla tarde que temprano brotara. No me voy a rendir si Dios no se rindió conmigo nunca.

Bruno sonrió.

— Tienes toda la razón. Buen punto.

Más tarde, llamé al timbre y me abrió el padre de Eder.

— Hola, Aurora — dijo con una expresión triste en el rostro.

A continuación, se me tiró por décima vez encima llorando.

Después de calmarse, rogó que le insistiera a Eder que fuera a la iglesia, mínimo escuchar el sermón del pastor. Lo intentamos tras media hora tocando la puerta. Al principio nos preocupamos, pero después, oímos ruidos de libros tirándose y los susurros de la televisión encendida.

— Lo siento tanto. — le dije cuando fuimos de salida hacia la calle.

El padre de Eder me miró con dolor. No sabía que decir, la verdad. Lo único que quería era ir tras Eder en su habitación y bajarlo enseguida de ahí. Además, el silencio ya me incomodaba. Siempre hablaba con él, lo consolaba, pero ya estaba demás lo que pudiera yo comunicarle, ya todo lo sabía.

— Ella está mejor allá arriba, con nuestro Señor — me dijo con lágrimas rondando en su cara.

— Lo sé — dije.

Entonces, recibí una llamada de René. Me aparte un momento para poder atender la llamada. Rene, uno de los líderes de jóvenes, solicitaba mi ayuda y presencia para una junta entre los jóvenes de la iglesia para comunicar un llamado de parte de Dios. Había estado en ayuno y oración, así que tenía mucho que decir. Acepte y sali apresurada de donde me encontraba.

Cuando entro al pequeño cuarto que se considera el salón de adolescentes de la escuela dominical, veo una enorme mesa redonda en medio de los demás chicos, entre ellos: Rene, Tania, Oliver, Alejandra y Bruno. Otra vez juntos.

Rene se ha mantenido alrededor de la mesa, caminando y explicando los pros y contras de esta temporada pasada. Escucharle decir las buenas y malas noticias hace que me resulte más tenso el ambiente. Nos ha comunicado que nuevos jóvenes se han integrado a la familia y que se ha dado seguimiento a las bienvenidas y desayunos de jóvenes nuevos cada primer sábado de casa mes. Todo esto ha resultado un éxito. Algo que no ha quedado bien cimentado y organizado fue el grupo de alabanza de esta área en específica. Desgraciadamente desde que Nazaret se ha marchado, no hemos podido conseguir un nuevo líder de alabanza. Mientras tanto, Rene se ha dado a la tarea de instruirla aún sin tener el llamado y el don. Esto ha dejado malos frutos en esa área. Los chicos de la alabanza se han desanimado que no cumplen con la asistencia a los ensayos y hay muy mala actitud de su parte.

Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora