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"El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres"

Isaías 61. 1

Nos encontramos dentro de la habitación. Todos, hemos cerrado los ojos y nos concentramos en llamar la presencia de Dios dentro de la atmósfera. Nazaret está llevando la oración, mientras los demás también hacen lo suyo. Antes de comenzar, he dado la noticia que a esta hora, en este lugar, cada viernes, fomentaríamos una hora de intercesión, dejándonos llevar por la dirección del Espíritu Santo para orar.

ꟷ Llena este lugar de tu presencia. Nos sometemos a ti, Espíritu Santo, para que tomes el control y nos muestres y nos enseñes como debemos orarle al Padre... ꟷ decía en voz alta, con los ojos cerrados y manteniéndome sensible a su llamado.

Mi entusiasmo ascendió cuando todos los demás jóvenes también alzaban la voz.

ꟷ Fantástico, Señor. Gracias. ꟷ dije entre susurros.

Minutos más tarde, el lugar se tornó como el pasaje de la biblia; aquella primera vez que los discípulos de Jesús fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas. Los jóvenes hablaban en lenguas, otros ya estaban orando con gemidos insaciables y unos cuantos simplemente decían gracias Señor.

De repente, en un intervalo de tiempo mientras seguíamos orando, se me cerró la garganta de forma repentina; tuve que aclarármela un par de veces para proseguir. Solo entonces, su voz se volvió audible ante mis oídos:

<<Ssssh... no digas nada. Solo ve>>. Era como ver la escena de una película. A continuación, abría los ojos y me veía junto a todos los demás en un huerto hermoso, lleno de flores, hierba verde, parecía una adaptación del jardín del Edén. Cuando de repente, una luz casi cegadora y demasiado deslumbrante se posó delante de nosotros. Entonces lo pude ver, de nuevo, es algo que no puedo explicar ni con palabras pero las memorizare para toda mi vida. Jesús me sonríe a lo lejos y puedo sentir su gozo emanar por todo el lugar. Sonrío y lloro de alegría al sentirlo, es algo tan nuestro... pocos lo saben percibir. Se me quedó la boca abierta con las comisuras de mis labios extendidas por todo mi rostro y expire todo el aire de golpe, estaba inundada de gozo. Supe que la visión que me estaba dando el Espíritu Santo significaba una sola cosa: Él estaba feliz de que estuviéramos unidos a causa de Él. Bien dice la palabra que donde hay más de uno, ahí estará él.

Nos pusimos en silencio durante un momento, y después la mano fría de Nazaret tomo la mía, yo aún tenía los ojos cerrados. Él comenzó a orar con canticos de adoración y la atmósfera se tornó más maravillosa, como si estuviéramos volando, literal. Tome un largo trago de aire y me quede en silencio. Minutos más tarde, dimos las gracias y encomendamos el resto del día a nuestro Padre.

Era obvio, todos nos sentíamos diferentes. Cuando abrimos los ojos nos vimos con expectación, como si lo que acabáramos de experimentar fuera sobrenatural, y claro está, fue sobrenatural. Me volví a Nazaret quien aun sostenía mi mano con la suya y con tan solo verlo pude recibir el mensaje que esto había sido una grandiosa idea.

(...)

Sólo faltaba un día para "Halloween". Aun así fui a clases. Mi madre me imploro que faltara pero no, yo no quiero dejar pasar la oportunidad de enmendar las cosas con Eder, no me daré por vencida... ¿Dónde y con quién aplique la misma frase? Ah sí, ya se, Diana. Esta vez de verdad que no soltaré lo que Dios me ha encomendado.

Estaba tranquila cuando llegué a la escuela y me encaminé a la clase de Psicología (una clase que puedes pensar que no tiene nada que ver con ciencias de la comunicación, pero, la tira de materia del tronco común lo ameritaba). Al llegar al umbral del salón, vi que Eder ya estaba dentro. Yo esperé ahí parada, preguntándome si sacaría el tema por sí mismo. Hacía semanas que no me hablaba ni siquiera me volteaba a ver. Me senté a su lado. Espere y espere. No lo hizo y eso me puso tensa. ¿Qué era lo que realmente le había molestado de mi actitud aquel día que lo golpearon? Algo que no estaba dispuesto a explicarme, así que intente pensar en cómo sacarle las palabras. Quizá sería mejor prepararme antes de hablar. No quería perder la cordura y decir cosas que lo hirieran, fuera lo que fuera que él me dijera.

Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora