"En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo"
Eclesiastés 3.1 TLA
Aurora.
Nazaret se ha ido y ahora estoy en la iglesia tomando su lugar. Me parece extraña la situación porque nunca en mi vida imagine tomar la responsabilidad que el por años llevo. Con el paso del tiempo, al tomar el liderazgo de adoración, tuve luchas internas y externas que logré recordar y admirar lo que Nazaret hacia cuando estaba presente. Eran detalles pequeños lo que lo hacían especial para ese ministerio. Por ejemplo, a mí no se me hacía fácil integrar un nuevo adorador, necesitaba más tiempo para conocerle y enseñarle. O cuando el al terminar un ensayo invitaba a los jóvenes a ir por una nieve o una pizza; yo no tenía el tiempo ni el dinero suficiente para eso. Sinceramente, yo no tenía la generosidad o la bondad de hacerlo, era algo que Dios estaba trabajando en mí. Y también, de cierta manera era mi timidez la que me limitaba a veces, era una lista larga que tenía que cambiar para poder crecer.
Sin embargo, en mi corazón seguía ardiendo y creciendo el anhelo de querer más de Dios; entrar a otro nivel. Yo veía en las redes sociales gente compartiendo y creciendo espiritualmente y profesionalmente como persona; fue ahí donde sentí un llamado de abrir un canal de Youtube y empezar a subir videos sobre devocionales, consejos bíblicos, música, etc.
Por otro lado, desde que Eder había vuelto, estaba feliz, pero a la vez eufórica. El verano no había sido tan bueno sin él. Sólo cuando se marchó a miles de kilómetros lejos de mí, me di cuenta de la cantidad de tiempo que pasábamos juntos y de las cosas que hacíamos que eran divertidas. Y si, tenía amigos aquí cerca, pero no era lo mismo. No me sentía igual de bien. Me sentía como al principio con Nazaret, ahora era Eder el que se convertía en mi mejor guardador de secretos.
Al principio, me había dado coraje que se fuera, pero luego comprendí que eso era plan de Dios. Eder necesitaba tener un encuentro personal más fuerte con Dios para poder cambiar su vida y quitar esas ideas arraigadas de sus ex amigos. Había llegado confundido, un poco desanimado, en el desierto, sí, pero eso le provocaba tener el deseo de seguir a Jesús aún a pesar de todo. Y eso era algo que admiraba de él.
Reconozco que extraño a Nazaret y que cada hora de todos los días, revisaba sus redes sociales para ver sus notificaciones, pero al parecer eso era lo que menos le importaba o no tenía tiempo: ¡no sabía nada de él! Su última foto fue con su grupo de amigos del grupo de adoración en un concierto, todos sonriendo y con los ojos como platos de lo emocionados que estaban. Era lo único que sabía de él; había ido a un concierto y estaba – a como se notaba en la foto -, muy feliz con su nueva vida.
Dos semanas antes del inicio del curso escolar, para ocupar mi mente en esos tiempos libre que no fuera Nazaret, decidí entrar a un Instituto bíblico de mi congregación llamada: "Cosechando la Mies". Era un curso de cuatro niveles y cada nivel era bimestral. Se tocaban temas tales como la doctrina de Cristo, como evangelizar, niveles de oración, etc. Pero el que más me toco a punta de pie fue una vida de consagración y la relación con el Espíritu Santo. ¡Bom! Todo explotó en mi cabeza. Estaba teniendo muchas revelaciones. Fue algo así como si volviera a nacer. Esta vez, me había comprometido a entregarle mi vida a Cristo; todo, mis comienzos, mi llamado, nuevas experiencias. Estaba entendiendo claramente el propósito de los misioneros.
Llevaba media hora sentada en un banco cerca del pizarrón, escuchando la enseñanza de "los ídolos", del pastor Jorge. Él estaba parado frente a toda la clase, hablando en voz alta, sin titubear, se veía que ya se sabía de memoria este tema.
— ... así como el último hijo, su ídolo fue todo el dinero, es así como nuestros ídolos no te dejan seguir a Cristo o le sigues, pero no te adentras a lo profundo a su presencia por ese ídolo. Es por eso que saben que mucho dicen "enfriarse espiritualmente" o se desaniman —explicaba el pastor rodeando todo el salón—. Muchos tienen ministerios, dones, etc., pero un único ídolo hace desfallecer tu relación con Dios y entonces es cuando decimos "con esto Dios no, esto no lo toques".
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Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]
SpiritualTras la muerte de su amiga, Aurora lucha por seguir con su vida a pesar de su doloroso duelo. Sedienta por vivir en la presencia de Dios; decide permanecer en su amor. Aurora trata de encontrar las fuerzas para levantarse en medio de la tribulación...