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"Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra"

Hechos 13.47


Caminaba de derecha a izquierda con la cabeza en alto y el no dejaba de llorar. Pero comprendí que no era algo a lo que temer, no, nada de eso; era algo espectral pero nada fuerte como para no derribarlo. Quería sentir miedo pero no podía. En ese momento, solo sentí más valor y un poco de frustración. Su madre seguía llorando inconsolablemente. 

- Aquí - dije. El levanto los ojos, sobresaltado por la altivez de mi voz.

- ¿Qué pasa, Aurora? - pregunto Rene preocupado.

- Antonio tiene un espíritu que lo oprime y esta detrás de él.

Todos al mirarlo, comprendieron que no era broma. Yo hablaba en serio. Sentí un estremecimiento en la espalda.

- Pero, ¿ cómo lo sabes? ¿dónde está?

Marco no podía verlo, estaba cegado. Sin embargo, los ojos de su hijo habían oscurecido ; parecía que al mirar hacia dentro había una oscuridad del que no podía salir hace mucho tiempo. El estaba con la vista perdida hacia el vacío. Pronto comenzamos todos a orar por él. Sus padres sin comprender lo que estaba sucediendo se apartaron viendo la catastrófica escena en medio de la habitación. Me podía sentir ahora si como en las películas de terror, pero esta vez era real. Yo soy uno de los personajes. ¿Exorcismo? No ¿Purificación? Algo así. Lo llamamos liberación, pero lo que aprendí de ello fue que no tiene nada que ver con las películas de exorcismo que algunos están acostumbrados a ver. No hay ojos blancos, levitaciones y todas esas cosas paranormales. Lo que si es seguro; el ambiente se torna siniestro. Y con eso me basta para que la piel se me ponga de gallina. 

Antonio no reacciona de manera brutal pero si grita, su voz esta rasposa, quiero pensar que se ha desgastado su garganta. Nadie le impone manos, solo oran. Minutos más tarde el se tranquiliza y sin medirlo ha quedado dormido sobre la silla de ruedas. 

- ¿Qué paso? - preguntó Marco

- Se ha quedado dormido, también uno se desgasta espiritualmente y tiene mucho que ver con lo físico. Ha liberado todo.

- ¿Esta seguro? - pregunto la madre

- Si- respondo, aproximándome.

- ¿Que viste? - pregunto Rene volviéndose a mi

Fruncí el ceño.

- Fue una sombra. Hay algo que lo somete, que no le permite moverse del todo. Su hijo tiene un espíritu, no es broma.

Los gritos, el llanto, el ruido adentro de la casa estaba de fondo mientras todos me miraban fijamente, con ojos saltones. El pastor se dirigió a mi de forma diligente, tomando mi codo por debajo, como si quisiera guardar un secreto.

- Estas yendo muy rápido. ¿Estas segura? No podemos jugar con estas cosas.

Me dijo. Yo lo mire confundida. ¿Qué se suponía que estaría jugando si vine a cumplir con el llamado?, ¿Acaso el pastor no era lo suficientemente fuerte en la fe como para creerme?, ¿O simplemente fue mi imaginación?

- Ya lo dije; no estoy bromeando - dije de forma firme.

Deprimida, nostálgica por la reacción del pastor, Verónica bastante asustada por el acontecimiento, se hinco de rodillas y comenzó a implorar a Dios. 

- Cálmate, hazte a un lado; todo estará bien - Rene la tomo del hombro para alejarla un metro de su hijo

- ¡No! ¡No!

Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora