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"y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo."

Mateo 24.12-13

Eder.

Llevo dos noches sin dormir, tratando de controlar esto que nadie entiende y siento que en cualquier momento me va a matar, si pido ayuda quizá me juzguen o me vuelvan a encerrar. No quiero eso. Van a decir que me hago el mártir, que el estar así es mi culpa o por gusto, es decisión mía terminar con esta depresión.

Mejor me quedo callado para no soportar los sermones de la gente que dice amarme, y que solo se dedica a criticarme.

"Eres fuerte" "Eres un hijo de Dios" "La depresión es pecado" "Es decisión tuya estar así". Me lo han repetido un millón de veces en la iglesia y en los grupos. Pero no entienden que cuando hay un trauma sobre una crisis, no hay nada más en la mente que huir de eso que te atormenta. Lo único que piensas es dejar de sentir, quieres dejar de existir.

Los ataques de ansiedad y la depresión me van a explotar la cabeza, y me roban el corazón, hay una voz que ensordece las palabras de aliento que me dicen los demás. Es un demonio que me susurra que de ese infierno me va a liberar si le entrego mi vida. Solo a él lo puedo escuchar. Necesito valor para la decisión que voy a tomar. Y así, pasan los días pensando si de una vez termino con todo o si continuare en esta carrera llamada "vida".

¿Por qué Dios? ¿Por qué?

Así que trate de respirar un poco. Pero al momento de querer dar el segundo respiro, ya era muy tarde. Él ya sabía lo que estaba pasando. 

Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora