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"Tú, Dios mío, nos pusiste a prueba, para ver si éramos fieles"

Salmos 66. 10

Eder.

El coche a quedado destripado. Hay un incendio a lo lejos por los fragmentos del depósito de gasolina. Al principio cuando llegó a la escena de la catástrofe creo que no ha pasado nada grave. Todavía oigo a Majo y Dan, en mi cabeza. Y estoy de pie al lado del tumulto de gente, policías, médicos forenses, enfermeros, junto a la avenida. Me vuelvo a mi derecha para ver mejor el coche. Ya ni parecía un automóvil, sino una pelota de metal toda estrujada. Lo que significa que mi mamá esta en gravedad.

A varios metros de distancia distingo el bullicio y los ojos impactados por el cuerpo que yace en el asfalto. Corro hacia la multitud y los enfermeros que están por levantar el cuerpo a la camilla. Al aproximarme y verla, me recorre una oleada de pánico. El rostro de mi madre está deforme: pálida, con los labios azulados y los ojos blancos. Hay sangre por todo su cuerpo y la mitad de su cabeza está hecha pedazos; trozos de su cabello y cerebro esta por el suelo. Se me viene las ganas de vomitar.

Oliver que está a mi lado me toma del brazo y soba mi espalda mientras expulso el terror que tengo dentro. Estoy en un tipo frenesí, todo me da vueltas y ya no se ni dónde estoy.

Vuelvo corriendo hacia el cuerpo de mi madre y veo que en su pecho esta empapado de sangre y aún lleva puesto el collar de cruz. Me doy la vuelta. Mis ojos están llenos de agua. La gente me mira. Oigo ruidos, oigo voces, el tráfico, las sirenas de la ambulancia, el bullicio. Esto debe ser una pesadilla. ¡No, por favor! ¡Es una pesadilla! ¡Despierta, por favor, despierta! Caigo de rodillas al asfalto y grito al aire libre, arañándome el rostro, soltando lo que parece un alarido sollozo desgarrador.

De momento ya no siento nada.


<<Mamá está muerta>>

Tengo que reafirmarlo.

<< Mamá está muerta>>.

Me trago saliva.

Al principio me dije a mi mismo que no era real, que solo me había quedado dormido mientras la música de Majo y Dan resonaba en mi cabeza... "todos los sedientos" ... pero al ver las ambulancias, las patrullas, mis amigos ahí a mi lado; no tuve opción.

Alguien ha metido y cerrado a mi mama en una bolsa de plástico. Mi padre llorando, habla con el médico forense de lo sucedido y firmando unos papeles. El policía le explica que mi madre salió del coche tras un golpe de impacto de un tráiler que venía en malas condiciones de velocidad, y él se queja con alaridos. No quiero pensar en su dolor, la soledad. Estoy pensando en mamá desangrándose y muerta. Pero, no ha sido elección suya, sino de Dios, solo Él pudo haber evitado que todo esto sucediera. Sin embargo, mamá está muerta, ¿cierto? ¡Está muerta!

Retrocedí unos pasos. El suelo empezó a oscilar bajo mis pies. Oí a Aurora preguntarme si me encontraba bien, pero no respondí. Lo veía todo borroso. Ya no oía lo que estaban diciendo a mi alrededor; en realidad no podía hacer nada.

— No puedo respirar. Tengo ganas de vomitar, tengo que...

Me di vuelta dando traspiés e hincado al piso vomité en el asfalto, junto a los pies de mis amigos. Puse la cabeza entre las rodillas y traté de respirar profundamente.

— Eder, tranquilo — a Aurora se le quebró la voz —. Lo siento tanto amigo.

Empecé a sollozar. No podía recuperar el aliento. Necesitaba oxígeno. Tenía que tranquilizarme y respirar.

Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora