"Por lo tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus pasos. Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él. Entonces la fe de ustedes se fortalecerá en la verdad que se les enseñó, y rebosarán de gratitud"
Colosenses 2.6-7 NIV
Siento el agua. Con los ojos cerrados, veo un resplandor blanco y cálidas luces moviéndose de un lado a otro. El rostro de Jesús resplandece sobre mí. Puedo sentir como una parte de mí se desprende de mi cuerpo, y sale, esa carga pesada y oscura germina desde dentro. Cuando desciendo, mi corazón se llena de gozo y paz y mi rostro lo expresa. Huelo a flores y mar, una extraña combinación, pero me trae vagos y hermosos recuerdos. Escucho que la gente está gritando de alegría y aplaude libremente. Cuando abro los ojos el pastor me sostiene entre sus brazos y me felicita, me abraza y besa mi frente. Siento mi estómago salirse de la grata emoción que no puedo contener, mientras los ujieres me sostienen de los brazos para salir de la alberca. Mi padre se aproxima con una gran sonrisa y me cubre con una toalla blanca. Me da un beso y también me felicita. Sin volverme camino y me apresuro a llegar al área de ministración donde se encuentran el resto de los pastores orando por los demás bautizados.
Me posiciono en medio de todos y cierro mis ojos. No digo nada, solo escucho la música acústica y a capela que los integrantes de la alabanza entonan. Trato de entablar una conversación con Dios ahí, pero apenas y puedo concentrarme. Siento la piel de gallina y mis ojos están a punto de colapsar llenas de agua.
ꟷ Guías al perdido a casa, nos recibes con tu gracia. Eres nuestra esperanza, Cristo solo tú...ꟷ canto junto a los jóvenes de la alabanza.
Alzo los brazos y abro mis manos, cantando con todas mis fuerzas y desde lo más profundo de mi corazón. Pronto un nudo en la garganta me apacigua y me mantiene en silencio, solo entonces, alguien se aproxima a mí y tocándome la frente con su mano me susurra al oído:
ꟷ Dice el Señor que usara los dones que te ha dado. Abrirá tu corazón para que veas la necesidad que hay en la gente por Dios; tú te darás cuenta quienes. Tu boca les hablará a los cautivos, a los oprimidos y su palabra los hará libres. Él quiere que hagas discípulos, pero no solo en tu localidad, también afuera. El Señor quiere usarte como misionera.
Comencé a llorar y a orar en lenguas. Estaba orando en español en mi pensamiento, pero al momento de abrir la boca, algo jalaba mi lengua para hablar en otro idioma Es algo extraordinario y sorprendente. Tomé con fuerza el don de lenguas y quede inmersa en las palabras que le decía a Dios.
<<Cambias lágrimas en risas, cambias nuestra noche en día. Eres la fuente de vida, Cristo solo tú, Cristo solo tú. Eres para siempre, tu reino permanece, la tierra pasará y tú seguirás. Nombre omnipotente, Gloria que trasciende, grande y soberano hasta el final. >>, Todos cantábamos al unísono. El ambiente se tornó lleno de paz y regocijo, mientras yo derramaba mi corazón ante la presencia de Dios. Me lleno de gratitud al declararlo, Cristo solo tú.
Parece como si hubiera pasado mucho tiempo desde que alce mis manos y empecé a cantar, desde que imagine el rostro de Jesús. Pienso en Él causándome felicidad, y mi garganta amenaza con gritar a los cuatro vientos esta inmensa alegría. Repentinamente, abro los ojos y varios ya han caído bajo la presencia del Espíritu Santo. Yo sigo en pie y así permanezco unos minutos cuando me dispongo a marcharme.
Mientras camino de prisa, Tania y Oliver se aproximan a estrecharme entre sus brazos. Les sonrío y me sostengo con fuerza sobre ellos.
ꟷ El Espíritu Santo ya te había sellado ꟷ dijo Tania al momento que me suelta ꟷ, sólo faltaba que te sumergieras en el agua para empezar a cumplir los propósitos de Dios para tu vida.
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Amar merece la pena [TRILOGÍA #3]
SpiritualTras la muerte de su amiga, Aurora lucha por seguir con su vida a pesar de su doloroso duelo. Sedienta por vivir en la presencia de Dios; decide permanecer en su amor. Aurora trata de encontrar las fuerzas para levantarse en medio de la tribulación...