- Abuelo, Madre y Nieto -

9.5K 851 93
                                    

Música recomendada:

http://www.youtube.com/watch?v=tUVqnXD4C5U

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En el capítulo anterior...

Los dos se miraron a los ojos, comenzando una silenciosa guerra entre ellos. Azul contra azul. Ambos, padre e hija, estaban por ver quién de los dos podría doblegar a su oponente primero.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El ambiente entre ambos eran tenso.

La tensión que había en el ambiente era palpable, la magia de padre e hija, comenzando a fluir violentamente alrededor, ambas lanzando advertencias de peligro al otro. Tan iguales y tan diferentes ambas.

Rencor acumulado por años finalmente liberándose.

La magia del patriarca Kauffman parecía colorearse en azul rey y resplandecer en chispas doradas, volviéndose más poderosa y más agresiva; intentando aplastar la poca magia que dejaba salir su hija.

A los pocos minutos de estar asediando a su hija, la magia de Annabeth comenzaba a tornarse casi tan fuerte como la de él, al punto de obtener un color también; mostrándose de un verde olivo con brillos celestes. En comparación de hace tan solo unos momentos, la magia de la joven estaba fluyendo con tanta fuerza, que era capaz de evitar que la magia de su padre la asfixiara.

       - Es a caso mi imaginación, ¿o has recuperado el juicio y te liberaste del sello al que habías sometido tu magia querida?.- el hombre preguntó con burla y molestia comenzando a disminuir la fuerza de su magia, sin retirarla por completo, mostrándose siempre a la defensiva, cosa que Annabeth notó.

       - No he venido a pelear si es lo que crees.- respondió ella.

       - ¿A caso la vergüenza de la familia Kauffman ha venido a redimirse?-. cuestionó el castaño con desprecio en su voz. Fue entonces que él fijó sus ojos en el pequeño bulto que su hija traía en brazos. La ira y el desprecio volvieron a aparecer en su mirada e impregnaron su voz.- ¿O es que ahora que tienes un pequeño bastardo, te das cuenta que no puedes sobrevivir por cuenta propia?

Annabeth no respondió a la agresión, no es que la ira contra su padre no fuera bastante; pero debía recordar el motivo de su visita. No era pelear con su padre, ni siquiera era pedirle ayuda como tal; sino hacer las paces con él, con su familia y con su pasado. No es que su propósito fuera desinteresado, no era tan buena persona, mas bien su padre, era la única persona que podía realmente proteger a su pequeño hijo.

       - Escucha.- habló ella con voz firme.- No te estoy pidiendo dinero, ni ayuda para mi; sino para mi bebé....tu nieto.- Annabeth respiró para suavizar el tono de su voz.- Solo te estoy pidiendo que me escuches.- Bertram iba a contestar pero ella lo interrumpió.- Antes de que me eches de aquí, solo escúchame por favor, si aún después de hablar no deseas volver a verme a mi o a mi hijo; me iré y despareceremos de tu vida para siempre ¿qué dices?

Bertram posó sus filosos ojos sobre la pelinegra y maldijo internamente lo parecida que era su hija a su difunta esposa. A pesar de todo era su hija. Era el único recuerdo que tenía de su esposa, y en su interior aún se mantenía latente la tristeza y la culpa que sentía al haberla echado de casa años atrás.

En un ademán poco acostumbrado, relajó su duro gesto y con su mano le señaló el camino.

       - Sígueme.- ordenó él.

Annabeth suspiró con calma mientras subía las escaleras con su mente trabajando a mil por hora pensando en cómo convencer a su padre de brindarle su ayuda. Su padre era terriblemente difícil de tratar, especialmente con tantos años de no hablar con él o haberlo visto siquiera; y si bien a ella podría no negarle ayuda, no estaba segura de si él haría lo mismo con el pequeño Harry.

Un Ángel de Ojos VerdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora