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Para una bruja como Annabeth Kauffman, cuya educación había sido dura, estricta y pesada; los problemas eran cosa de todos los días y no cualquier cosa podía alterarla. . . bueno, quizá con los años se había ablandado un poco, pero, seguía demostrando que era una mujer digna de su linaje por su fuerte carácter; pero eso no quitaba que en ese momento estaba por darle un ataque cardiaco.
Y la razón tenía nombre y apellido, Neville Longbottom.
Después de una alarmante carta que Dizban le había mandado, no era para menos.
En la carta, su hijo le explicaba que el niño Longbottom había sido uno de los varios alumnos de los que había empezado a alimentarse, pero durante la madrugada de Samhain, el pequeño tejón, sorpresivamente, había logrado salir del trance al que Dizban lo sometía para alimentarse tranquilamente. Por si fuera poco, Neville había atestiguado el momento en que Dizban estaba con los dientes clavados en el cuello de otra alumna y para colmo, con su forma real; así que una vulgar excusa para justificar dicha escena, no funcionaría.
Al inicio, Annabeth pensó que la fuerza aplicada en la hipnosis por su hijo había sido poca, pero, Diz le contó de su segundo intento para volver a hipnotizar o borrar la memoria del chico Longbottom; y que este fuera un total fracaso.
Quizá lo que más estaba carcomiendo a Annabeth, era que al parecer la magia de su hijo sí afectaba a cualquier otra persona, menos a Longbottom; y eso era muy preocupante.
Los adultos de la familia Kauffman, obviamente no se quedarían quietos, la situación no solo era anormal sino que además era terriblemente peligrosa para ellos, en especial porque se trataba de un Longbottom, uno de los protegidos de Dumbledore; así que o actuaban rápido o se verían en muchos problemas. No sería cosa fácil acercarse al niño, pero, en un par de semanas sería el primer partido de quidditch de Dizban, y sería la mejor coartada para acercarse y revisar al niño.
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En la biblioteca de Hogwarts se podían ver, como siempre, una considerable cantidad de alumnos. Pero, lo que no era cotidiano ver era a Dizban Kauffman sin su inseparable grupo de amigos, vigilando a Longbottom mientras fingía leer.
Después de desastrosa noche en la que el hufflepuff, de un modo desconocido, se había liberado de la hipnosis, el ojiverde no había parado de observarlo y acecharlo. . .más que nada para garantizar que este no abriera la boca; no cuando después de haber salido del trance, Neville se puso a gritar como loco suplicando por su vida.
Pese que Dizban había intentado de todo para volver hacer caer en el hechizo de supresión mental a Neville, su magia no funcionaba por alguna razón, y finalmente lo único que se le ocurrió fue amenazar al hufflepuff de muerte para evitar que dijera algo. . .
- FLASHBACK -
- ¡Aléjate! - gritaba apanicado Neville.
Dizban se acercó al castaño en fracción de segundos y le cubrió el rostro con su mano, intentando a someter su mente bajo su voluntad de nuevo.
- Cálmate. - le ordenó el ojiverde. - Olvida lo que has visto.
- ¡Estás demente si piensas que voy a olvidar de lo que ví! - replicó molesto e histérico el tejón mientras empujaba al pelinegro, quien aún tenía sangre fresca escurriéndole de la boca. - ¡Auxilio!, ¡¡auxilio!!
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Un Ángel de Ojos Verdes
Fantasia¡¡EN REMODELACIÓN!!- Para los lectores habituales, quisiera informarles que he estado remodelando la historia, sigue siendo la misma y prácticamente no ha cambiado en nada. Más que nada ha sido una revisión de errores ortográficos y de escritura, e...